ADELE Y BEYONCE (pt4)

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Adele se detuvo en la entrada, y en el silencio de la madrugada, las luces de la ciudad creaban un ambiente mágico. Ambas se miraron a los ojos, compartiendo una conexión que iba más allá de las palabras.

—Gracias por invitarme, Beyoncé. Esta noche ha sido realmente especial —dijo Adele, su voz suave y llena de sinceridad.

Beyoncé sonrió y, sin pensarlo demasiado, dio un paso hacia adelante. Había algo en el aire, una corriente de electricidad que parecía conectar sus corazones.

—Gracias a ti por venir. Siento que esta noche ha sido un nuevo comienzo para nosotras —respondió Beyoncé, su voz un poco más baja.

El espacio entre ellas se redujo, y por un momento, el mundo exterior desapareció. La tensión de la noche, la sinceridad de sus confesiones y la profunda conexión que habían descubierto se combinaron en un impulso irresistible. Beyoncé levantó una mano y la colocó suavemente en la mejilla de Adele, acariciándola con ternura.

Adele cerró los ojos por un segundo, disfrutando del toque suave y cálido. Cuando volvió a abrirlos, vio la misma mezcla de emoción y vulnerabilidad en los ojos de Beyoncé. Fue un momento de pura intuición y honestidad. Sin pensarlo, se inclinó ligeramente hacia adelante.

Beyoncé hizo lo mismo, y en un susurro de movimiento, sus labios se encontraron. Fue un beso suave, lleno de curiosidad y promesas no dichas. El contacto fue tierno, exploratorio, pero cargado de un sentimiento profundo que ambas habían reprimido hasta entonces.

El beso duró apenas unos segundos, pero en ese breve instante, ambas sintieron una conexión que iba más allá de la amistad recién formada. Cuando se separaron, sus ojos se encontraron de nuevo, esta vez con una mezcla de sorpresa y aceptación.

—Wow... —murmuró Adele, todavía sintiendo el calor del beso en sus labios—. No esperaba eso, pero... fue perfecto.

Beyoncé asintió, su mano aún acariciando la mejilla de Adele.

—Lo sé. Yo tampoco lo esperaba, pero sentí que era lo correcto. No quiero apresurar nada, pero esto... esto se siente bien.

Adele sonrió, sintiendo una calidez interior que la llenaba de esperanza.

—Sí, se siente bien. Y estoy dispuesta a ver a dónde nos lleva esto, Beyoncé.

Con un último abrazo y una sonrisa cargada de promesas, Adele se despidió y salió de la casa de Beyoncé. Mientras caminaba hacia su coche, sus pensamientos estaban llenos de posibilidades y un nuevo sentimiento de emoción.

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