Capítulo 3.
La vida en Howgarts ya no era igual para ti, todo había cambiado. Y con ello, tus sentimientos también. Jamás creíste que Draco, el chico con el cuál habían tenido rivalidades, ahora fuera alguien tan cercano a ti.
Tu pecho se llenaba de una emoción inigualable cuando él estaba cerca. Cuando él sonreía o simplemente, cuando te miraba. Que él supiera tu secreto sobre ser un animago, había cambiado su relación en un 100%.Draco por su parte, se sentía de la misma manera. Habían iniciado una amistad cuando te vio transformarte, pero ahora sus sentimientos eran diferente. Y ambos lo sabían.
—No creo que está noche pueda salir al bosque. Dicen que Hagrid suele hacer caminatas nocturnas —Le dices.
—Sí, es mejor que no salgas. Ya sabes que iría contigo, y eso es mucho más sospechoso.
—Ya sabes que no tienes que ir conmigo —Le recuerdas, mientras caminan por un pasillo solitario.
Ya era de noche, y la mayoría de los estudiantes estaban en sus camas. Sin embargo, pensabas que podrías escaparte para darle libertad a tu alma felina, eso fue hasta que los rumores de Hagrid visitando los bosques llegó a tus oídos.
—Jamás te dejaría ir sola, eso lo sabes.
—Está bien, lo entiendo.
Sonrieron y continuaron su rumbo hacia las mazmorras, pero escucharon la voz de Filch, quién estaba hablándole a la señora Norris. Draco te observó y tomo tu mano para luego echarse a correr.
—¡¿Quién está ahí?! —Gritó Filch —¡No tan rápido!
Por algún motivo, se echaron a reír mientras corrían, con la adrenalina corriendo por sus venas.
Jamás las travesuras con Draco se había sentido tan bien como ahora, mientras corrían por los pasillos del castillo escapando del celador. Éste les seguía el paso de cerca, con los ronroneos de la señora Norris casi en sus nucas mientras intentaban buscar un lugar donde esconderse. Filch no hacía más que gritar y gritar sobre expulsión y castigos al bosque prohibido, pero ustedes reirán esta vez sin inmutarse.
Draco por suerte, encontró una pequeña habitación de servicio, donde te hizo entrar y cerrar la puerta. Lo viste tomar su varita y lanzar algunos hechizos para que ésta no pudiera abrirse.
—Eso estuvo cerca —Dijiste, tratando de calmar tu respiración mientras te apoyabas en la puerta.
—Sí, demasiado —Murmuró, acercándose a ti, aprisionándote entre la puerta y su cuerpo —Lo último que necesito es volver al bosque prohibido, ya fui enviado allí una vez con Potter, y no pienso volver hacerlo.
—Tranquilo, si nos enviaran te protegería —Bromeaste y él se río.
Su cercanía estaba mareándote, o quizás era el aroma de su perfume. La habitación de servicio tenía una iluminación tenue, por lo que podías ver perfectamente sus facciones. Alzaste el rostro, y lo miraste, notaste que él ya estaba mirándote.
—Dios, no había notado que hasta tienes ojos de gato —Se burló apenas en un susurro.
Intentaste darle un golpe en las costillas, pero él tomó tus manos y entrelazó sus dedos entre los tuyos. La atmósfera había cambiado, ambos lo sabían. Ambos tenían claro que hace mucho tiempo las cosas habían cambiado, pero temían dar el siguiente paso y cometer un error. Pero esta noche, todo parecía diferente .
Draco se agachó y apoyo su frente contra la tuya suavemente.—¿Puedo decirte algo? —Susurró.
—Sí, por supuesto.
—Bueno... me gusta estar contigo. Pasar tiempo contigo... todo es tan diferente... mi vida no era así.
—Oh —Susurraste, sintiendo mariposas en el vientre —Para mí también, Draco. Compartir mi secreto contigo... Me gusta.
Él asintió, teniendo un debate interno que no lo dejaba en paz. Quería besarte, quería sentir tus labios contra los tuyos. Pero no sabía como hacerlo sin temer arruinarlo.
Por suerte, tú sentías lo mismo. Él suspiró con fuerza cuando alzaste tu mano y acariciaste su mejilla. Fue cuando tomó la decisión.—Mierda,____ —Susurro, soltando sus manos entrelazadas para tomar tu rostro entre sus manos —Si no hago esto ahora, me arrepentiré mañana.
Y te besó.
Te tomó por sorpresa, por supuesto. Querías que pasara, pero la reacción siempre sería diferente a como lo habías imaginado. Esta vez, se sentía mucho mejor. Tus brazos se envolvieron alrededor de su cuello y la distancia de sus cuerpos era nula. Sus labios eran suaves y cálidos al principio, pero a medida que pasaba el tiempo, se volvieron demandante y audaces. Y porqué no, atrevido también.
Draco se sentía aliviado de que su beso haya sido correspondido, y que tus brazos se aferraran a él con tanta fuerza, pero...
—___ —Susurró sobre tus labios —Necesito respirar un poco.
—Mierda, lo siento —Dijiste. Te estabas dejando llevar por la pasión y no habías sido consiente de que estabas casi ahorcándolo.
—No, no te alejes —Te pidió, abrazándote —Es solo que eres demasiado pequeña y la posición no ayuda.
Ambos se rieron.
—Vale —Susurraste. Draco se agachó y te besó otra vez, esta vez, fue solo una presión fuerte en tus labios antes de alejarse y volver a abrazarte.
Durante un momento se quedaron así, en silencio. Tus brazos envolvían su cintura y sus brazos tus hombros. ¿Qué había que añadir? Ambos ya lo sabían, las palabras sobraban cuando sus acciones hablaban por sí solas. Draco te quería, tú lo querías a él.
Las cosas habían cambiado, y ambos lo sabían.—Uhmmm, había olvidado decirte que tengo las hojas de mandragora —Le dijiste, rompiendo el silencio —Claro, si aún quieres ser un animago como yo.
—¡Es lo que más quiero! —Dijo rápidamente y reíste.
—Será mejor entonces que nos pongamos manos a la obra ¿No crees? Deberíamos salir de aquí.
—Sí, tienes razón... Pero antes...—Murmuró.
Y te besó otra vez, con demasiada pasión e intensidad. ¿Cómo era posible que dos personas que no podían soportarse así mismas, ahora no pudieran estar separadas? ¿Y como podía Draco desear convertirse en animago solo para vivir aventuras increíbles contigo? Y por supuesto, todo a espaldas de su padre.

ESTÁS LEYENDO
Animago - Draco Malfoy
FanfictionDraco descubre que eres un animago ¿Cambiará eso su enemistad?