𝟎𝟑

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SOFIA

La copa america está a dos meses de iniciar y en París estoy dejando de encontrar inspiración para retomar mi escritura. Y sumado a eso, los medios aún no olvidaron mi reciente separación y continúan persiguiéndome por las calles de la ciudad.
El torneo de fútbol se acerca y por supuesto que voy a acompañar a mi hermano durante la copa, pero todavía no creo estar lista para exponerme ante tantas cámaras en un periodo tan corto de tiempo.

En mi transcurso por París trate de aparecer mucho más por redes, no solo para publicitar el reciente lanzamiento de mi segunda novela, sino también para dar señales de vida con la intención de desviar la atención de la ruptura con Lucas.
Sobre el no supe mucho más, apareció muy poco por redes sociales, y jamás volvió a llamarme. Tengo un sentimiento amargo porque realmente creo que casi dos años de relación no merecían ser terminados por mensaje, más allá de lo ocurrido. Pero reconozco que verlo no cambiaría mi decisión, ni tampoco sería algo reconfortante; por lo que opto por dejar la situación tal como está, y si realmente debemos reencontrarnos doy por seguro de que el universo se encargará de eso en un futuro.

Mis pensamientos son interrumpidos por la figura de Leandro tomando asiento a mi lado.
Sus ojos encuentran a los míos y solo me basta con esa mirada para saber que debo cebar un mate y entregárselo.

Da un primer sorbo mientras la vista de ambos se encuentra en el jardín, donde Giovanni y Victoria juegan en su cama elástica.
—¿Pensaste ya en nuestra charla del otro día?— Rompió el silencio con su pregunta.

Asentí levemente —Si, pero todavía no tengo una decisión.

Me devuelve el mate y mientras cebo uno para mi se acomoda en su silla para quedar enfrentados —¿Qué es lo que te frena Peque? ¿Es por la plata?

Frunzo el ceño mientras mis ojos vuelven a los suyos —Cero Lean, de verdad, no es eso.

—¿Y entonces?

Me encogí de hombros —¿A vos te parece que un viaje sola va a solucionar todos mis problemas?

Chisto con su lengua —Obviamente que no Peque, pero es un tiempo para vos, te lo mereces— Hace una pausa y coloca una de sus manos en mi hombro derecho —Te vas una semanita a cualquier parte del mundo, te hospedas en un lindo hotel, recorres la ciudad y te volves. Mereces desconectar un poco después de todo lo que paso.

Suspiro frustrada y le puso nuevamente un mate —¿A donde queres que me vaya Lean? Si a cualquier parte del mundo me van a seguir, y si no me siguen, me encuentran.

Leandro hizo silencio, pensativo, y prontamente tomó su teléfono en sus manos. Tecleo algunas palabras, selecciono algunas paginas y mientras me devolvía el mate, sonrió —¿Ámsterdam conoces?

Negué con mi cabeza y al instante presionó un último botón en su teléfono —Bueno, mañana a las nueve sale tu vuelo, yo si fuera vos iría a preparar las valijas.

Elevé mis cejas —¿Vos me estás jodiendo, Leandro?

—No Peque, pensalo, cuántos periodistas te van a seguir hasta Holanda? Además, es una ciudad súper pintoresca, tiene muchísimos museos de arte que a vos te van a encantar, es una opción ideal.

Entrecerré mis ojos desconfiando de su palabra —Vos ya tenías el viaje contratado y viniste a tomar mates conmigo solo para convencerme, Leandro.

Deja que su espalda se recueste en la silla y una sonrisa egocéntrica se dibuja en su rostro —Tal vez...— Niego suavemente y éste carcajea divertido —No seas amargada Peque, mañana tomate ese avión y disfruta de una semanita en paz.

𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑 | 𝐋𝐈𝐒𝐀𝐍𝐃𝐑𝐎 𝐌𝐀𝐑𝐓𝐈́𝐍𝐄𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora