1. Una fiesta + Cuatro jóvenes = A desastre total.

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Varias horas
antes.


—¡Esto es una locura! —grito para que me puedan escuchar por encima de la música.

Estamos parados en el segundo piso de la casa de Simon desde donde se pueden divisar todas las personas que hay en el primer piso.

—¡¿Es normal que apenas sean las nueve y que esto esté lleno de personas?! —pregunta Isabelle.

—¡Obvio que es normal! ¡Primero es la fiesta de inicio de año, y segundo la organizamos nosotros. Son suficientes razones para que hayan tantas personas! —presume Simon.

En eso tenía razón. La fiesta de inicio de año son las más grandes y populares desde que entramos a la universidad ya que fue idea de nosotros hacerla, y desde nuestro primer año la organizamos. Y este año es más épica porque nos esmeramos más por ser nuestro último año. Por esa razón hay tantas personas, y porque también somos bastantes reconocidos por los estudiantes por la misma razón de que la organizamos.

—¡Pero creo que este año se está saliendo de control! —menciona Harper al ver que las personas siguen llegado en grandes cantidades y casi no está quedado espacio.

—¡No importa, mejor vamos a disfrutar!

Comienza a bajar la escaleras y lo seguimos.

Al estar en el primer piso varios estudiantes nos saludan y nos felicitan por la grandiosa fiesta como cada año. Pasamos por un grupo de chicos en la sala de estar quiénes están gritaneufóricos al Jake —un idiota ridículamente popular de la facultad de deporte— entrar la pelota amarilla de ping pong en el último vaso de su contrincante quien bebe el vaso rojo hasta dejarlo vacío. Varios chicos felicitan a Jake como si hubiera ganado las elecciones presidenciales. Que ridículos lame botas.

Harper, Simon e Isabelle se dirigen a la puerta blanca de la cocina para luego entrar. Seguido de ellos iba a hacerlo pero unas grandes manos me toman del brazo haciendo que gire

Ruedo los ojos al ver a Jake con una sonrisa coqueta.

—¿Qué tal linda? —habla alto para poder escucharlo y con su mano todavía en mi brazo me acerca a él—. ¿Por qué no juegas una mano conmigo?

—No —quito su mano de mi brazo y tomo distancia.

Ah, y se me olvidó de decir que parece estar obsesionado con Harper, Isabelle y yo porque siempre anda atrás de nosotras. Y es muy insistente, haciendo que cuando esté a mi alrededor el humor se me baje, no al piso, sino al infierno. Y no es que nos creamos las mujeres más lindas del mundo.

Tenemos que gritar para poder escucharnos, ya que la música se escucha más fuertes al los altavoces estar aquí en la sala.

—¿Por qué te haces tanto la difícil Brooke?

—¿Por qué eres tan insistente Jake?

Su acerca nuevamente a mí y no puedo evitarlo ya que estamos rodeados de personas bailando que impiden que me heche para atrás.

»Cuando alguien te dice no, es NO—marco la última palabra.

Su respuesta es reírse.

—Esa palabra para mí no existe, linda.

—Sí, me he dado cuenta. Y también la palabra límites. Así que quítate o te patearé las bolas —le amenazo.

—Sí claro. Cómo que me dolerá que una mujer me dé en las bolas, y más si es tan pequeña —se burla.

—Vaya, me sorprende que admitas que tus bolas son pequeñas. Sí me lo esperaba —su ceño se frunce y sus fracciones se tensan demostrando que está enojado. ¡Pum, el detonante para bajar el ego de un hombre!—. Además nunca subestimes a las mujeres pequeñas —llevo mi rodilla a sus entrepierna haciendo que caiga de rodillas gritando de dolor—. Suelen decirnos que somos chiquitas pero peligrosas.

Maravillosos Desastres ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora