『10』

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La noche en el lujoso departamento era tranquila

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La noche en el lujoso departamento era tranquila. Kumiko y Muzan estaban durmiendo juntos en la amplia cama, una extraña paz los envolvía. La habitación estaba en penumbra, apenas iluminada por la luz de la luna que se filtraba a través de las cortinas.

Kumiko dormía profundamente, agotada por los cuidados de su bebé y las tensiones de su vida. A su lado, Muzan descansaba, su respiración calma y regular. Pero la tranquilidad se rompió de repente por el sonido de un llanto suave pero insistente.

Akari, su pequeña hija, había despertado y lloraba desde su cuna. Kumiko se removió en la cama, aún sumida en el sueño. Pero Muzan, más alerta, abrió los ojos y se incorporó lentamente. Miró a Kumiko, asegurándose de que aún estuviera dormida, y luego se levantó con cuidado para no despertarla.

Se dirigió a la cuna donde Akari lloraba, su pequeño rostro enrojecido y con lágrimas. Muzan se inclinó y la tomó en sus brazos, acunándola suavemente mientras susurraba palabras tranquilizadoras.

─ Shhh, tranquila, pequeña. Estoy aquí ─ murmuró, su voz sorprendentemente suave.

Akari siguió llorando por un momento, pero poco a poco se fue calmando en los brazos de su padre. Muzan la acunó con ternura, balanceándose ligeramente mientras la mecía.

─ Ya está, ya está, mi pequeña ─ continuó, acariciando su cabecita. ─ Papá está aquí para cuidarte.

Kumiko abrió los ojos lentamente, despertada por la falta de calor a su lado. Giró la cabeza y vio a Muzan de pie junto a la cuna, sosteniendo a Akari. Observó la escena con una mezcla de sorpresa y ternura. Era raro ver a Muzan tan suave y cariñoso.

─ ¿Todo bien? ─ susurró, levantándose un poco en la cama.

Muzan le sonrió levemente, asintiendo.

─ Sí, solo tenía hambre o un mal sueño. La tengo.

Kumiko se levantó y se acercó a ellos, colocando una mano en el brazo de Muzan. ─ Gracias. Es bueno verte así, tan... paternal.

Muzan la miró, su expresión suavizándose aún más.

─ Haré lo que sea necesario para cuidar de ti y de nuestra hija.

Kumiko sonrió y se acercó para besar la frente de Akari, quien ya estaba mucho más tranquila.

─ Estamos juntos en esto, Muzan.

Muzan asintió y, con Akari en brazos, volvió a la cama junto a Kumiko. Los tres se acurrucaron juntos, la pequeña familia encontrando consuelo en su mutua presencia. Aunque sus vidas estaban llenas de peligros y desafíos, en ese momento, en la quietud de la noche, encontraron un raro y precioso instante de paz y unión.

Kumiko se quedó dormida con Akari entre ellos, sintiéndose segura y protegida. Muzan, vigilante y cariñoso, se quedó despierto un poco más, asegurándose de que ambas estuvieran bien antes de finalmente cerrar los ojos y descansar.

¿𝐁𝐞𝐬𝐨 𝐨 𝐌𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞?『𝑺𝒂𝒏𝒆𝒈𝒊𝒚𝒖𝒖』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora