14. Encuentros inesperados

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Mark pellizcó la mejilla de su sobrino sin dejar de sonreír. No entendía cómo, en tan poco tiempo, el pequeño había logrado robarle el corazón por completo. Nunca se imaginó cuidando a alguien tan frágil y dulce como lo era Elián; agradecía tanto que le hubiera devuelto un poco más de luz a su vida.

—Mark, ¿estás listo? —escuchó la voz de Minho tras su espalda.

—Sí. —se inclinó hacia delante para besar suavemente la redonda mejilla de su sobrino. Éste, al sentirlo, soltó un quejido lloroso que se disipó una vez que retomó el sueño.

Se giró hacia el moreno y sonrió inconscientemente. Aún no podía reponerse sobre la mentira que le habían hecho creer a Tammy, pero era la única manera de que ella se mantuviera tranquila el tiempo que fuera necesario, hasta que lograra sacarse esa diminuta —pero dolorosa— espina que se agarraba fuertemente a su corazón.

—¿De verdad te sientes bien? —Minho dio un paso hacia delante para colocar una mano sobre su mejilla, acariciándola con las yemas. —Podemos cancelar nuestra asistencia.

Mark sacudió la cabeza en forma de negación. No podía hacerle eso a JayB —ni mucho menos a Jinyoung— cuando le habían ayudado muchísimo este último tiempo.

—No te preocupes. Quiero ir.

Decidieron que cada uno llevaría su automóvil, ya que cualquiera podría irse antes o después de la fiesta y no querían molestar a nadie para que les diera un aventón hacia sus respectivos departamentos. Mark tenía claro que no se pasaría con el alcohol debido a la presencia de su sobrino una vez regresara del cóctel. Muchos puntos de su vida tenían que cambiar si Elián iba a criarse a su lado de ahora en adelante.

Guardó su móvil en el bolsillo trasero del pantalón y esperó a que Minho encontrará aparcamiento por las anchas calles de Los Ángeles. Hacía bastante frío y empezaba a congelarse cada minuto que pasaba.

—Lo siento. —sintió la mano de Minho treparse por sobre su cintura y sonrió un poco incómodo, más bien muriéndose de frío. —Creo que han invitado a bastante gente y todo estaba repleto de coches.

—Jinyoung suele pasarse mucho cuando se trata de estos eventos. —rio levemente y se encaminaron hacia la entrada del bloque.

Llegaban un poco tarde, pero no había sido culpa de ellos. Entre la conversación que tuvieron con Tammy y su cambio de ropa —el cual le costó decidir— no lograron organizarse bien respecto a la hora en que debían llegar al cóctel. Una vez estuvieron frente a la puerta del departamento, tocaron el timbre.

—¡Pensé que no llegarían!

Tanto Mark, como Minho, miraron con la mandíbula desencajada la elegante figura de Jinyoung. Bien, ellos eran conscientes de que el coreano era exageradamente atractivo, pero cuando se lo tomaba en serio y se arreglaba se convertía en un jodido Dios.

—¿Qué me miran? —bramó el muchacho, con tono confundido. —¡Basta! Estaba a punto de ir a sus departamentos para arrastrarlos hacia acá.

Mark sacudió la cabeza y dio un paso hacia delante, aun sintiendo el agarre de Minho sobre su cintura.

—Te ves muy bien, Jinyoung.

—Eso es cierto. —prosiguió el muchacho de tez morena, mostrando su sonrisa angelical.

—¡Vayan a felicitar a Lim! —con las mejillas sonrosadas, Jinyoung les empujó bruscamente hacia la entrada del departamento.

La gente no les prestó atención en absoluto, estaban tan absorbidos por la suave música y el alcohol que residía en una alargada mesa de madera que nadie giró el rostro para saludarlos. Caminaron por toda la estancia hasta que vieron a JayB hablando con uno de los invitados, por lo que decidieron mantenerse al margen y aceptar una copa de vino que le invitaba el camarero que estaba trabajando ahí.

¿Por qué él? // MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora