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Durante el día, Hiroki se mantuvo distante y evitó interactuar con su madre y su hermana, mostrando claramente su desinterés en mantener una comunicación con ellas.

- Hija, llama a tu hermano y dile que ya está hecha la comida - mencionó Kaede, algo cansada, mirando a su hija.

- ¡Agh! ¿por qué debo ir a hablar con ese inútil? - dijo la chica, molesta, reclamándole a su madre.

- Vamos, Kanoko, solo hazlo, que ya pronto vendrá Kokujin - mencionó la mujer, algo sonrojada.

- ¡Oh! Es verdad, ¡qué emoción! - gritó, extasiada, para correr en dirección a la habitación de Hiroki.

El joven estaba realizando ejercicios en su habitación para pasar el tiempo hasta que llegara la hora de salir de casa nuevamente y reunirse con Nazuna para pasar la noche juntos.

- ¡Agh! Ya me estoy aburriendo de hacer esto. Creo que mejor me voy a bañar - dijo, agarrando su camisa, ya preparado para salir de su cuarto.

Cuando el joven abrió la puerta, se encontró frente a Kanoko. La sonrisa feliz del joven desapareció instantáneamente, dejando en su lugar una mirada fulminante hacia la chica. Ella, por su parte, simplemente ignoró esto y empezó a hablar.

- Mamá, te hablo para que bajes a cenar - mencionó, mirando al chico.

- Te he dicho que esa mujer no es mi madre... madre es la que te ama y no te cambia por un maldito que acaba de conocer y abrir las piernas como una prostituta - dijo, enojado, mientras caminaba en dirección a la escalera, importándole un bledo lo que Kanoko tenía por decir.

Inesperadamente, un golpe aterrizó directamente en la espalda de Hiroki, quien se volteó con ira y miró a la chica que se acercaba, poniéndose en posición de combate.

El joven sonrió con entusiasmo, había estado deseando hacer esto desde hace meses. También se puso en guardia y se preparó con una sonrisa.

Hiroki se abalanzó hacia adelante y le dio un golpe directo en la cara a Kanoko. Esta reaccionó rápidamente y lo esquivó, lanzando un golpe directo que iba directamente al hígado, pero Hiroki logró bloquearlo con su codo en ese lugar. Aprovechando que la chica estaba algo aturdida por el dolor, producto de golpear su codo, realizó una combinación de golpes de derecha a izquierda, impactando ambos directamente en la cara de Kanoko y haciéndola caer.

- ¿Qué pasó? ¡Te estás volviendo bastante débil, Kanoko! - mencionó con una sonrisa burlona, mirando cómo la chica se levantaba del suelo.

- ¡T-tú! ¡Maldito! - gritó, cegada por la ira, tacleando a Hiroki.

Desplazándose lateralmente y colocando su pie, Hiroki logró que la joven cayera directamente al suelo, golpeándose la nariz y sufriendo heridas leves.

- Oh, vaya... ¡Qué pena! - dijo, aguantándose la risa para comenzar a bajar las escaleras, dejando a la mujer en el piso.

El chico experimentó una cena incómoda, claramente sin interés alguno en estar presente. Mientras comía, observaba a las mujeres con una expresión de desagrado, despreciándolas en lo más profundo de su ser. Sin embargo, recordó cómo había destrozado a Kanoko, soltando una pequeña risa que llamó la atención de la mujer y su hija.

- ¿De qué te ríes, señorito? - Preguntó Kaede, mirando al chico.

- Nada de lo que te interese - dijo, mientras terminaba de comer y ponía sus trastes en el fregadero para subir las escaleras sin mirar atrás.

- ¡Agh! ¡Maldito mocoso! ¡Soy su madre! ¿Por qué diablos no me obedece y me falta al respeto? - Dijo, molesta, dándole un golpe a la mesa.

[...]

Ecos de la Noche: Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora