GlassHeart [Descendientes]

🩵3❤️

Todo a tu lado
de: PandaHero
en: Ao3

Red no ha dormido bien.

Cree que lo oculta, pero Chloe se da cuenta. Lo nota en la forma en que Red se arropa cada noche con una palpable sensación de temor, en la forma en que se levanta de la cama cada mañana con un aspecto cada vez peor. Por no mencionar el hecho de que se ha metido en problemas dos veces esta semana por quedarse dormida en clase.

Ah, y luego está lo de hablar dormida.

Chloe ni siquiera está segura de que Red sepa que lo hace, pero desde hace una semana, más o menos, da vueltas en la cama y murmura para sí misma mientras duerme, prácticamente peleándose con sus mantas. Hubo una noche en la que ambas se despertaron sobresaltadas por un ruido sordo y vieron que Red se había enredado y se había caído de la cama. Ella se rió en aquel momento: "Estúpidas mantas de Auradon. Esa cosa es un laberinto". - pero incluso medio dormida y entrecerrando los ojos a través de la oscuridad de su dormitorio, Chloe podía ver lo agitada que estaba. Sin embargo, la mayoría de las noches es Chloe la única que se despierta con la extraña melodía de las sábanas que se mueven acompañadas de ese murmullo suave y ansioso.

Nunca está segura de si ir corriendo a despertarla es una buena idea o no. Siempre quiere ser amable con Red, la pobre chica no ha visto suficiente amabilidad en su vida. Así que cada vez se queda un rato despierta, vigilándola, esperando por si acaso Red se despierta de su pesadilla sudando frío en busca de consuelo. Nunca lo hace.

Chloe no ha insistido en el tema. Todavía.

Es parte de un acuerdo al que habían llegado, un intento por parte de Red de establecer algunos límites con la bienintencionada pero a veces autoritaria princesa de Cenicientasburgo. Red intentará por todos los medios pedir ayuda cuando la necesite, y Chloe intentará por todos los medios no sobrepasar sus límites y confiar en que Red acudirá a ella. Sin embargo, nunca han hablado de qué hacer si uno de los dos fracasa en su parte del trato, así que Chloe no sabe muy bien cómo proceder.

Ya lo preguntó una vez. No pudo evitarlo. Ahora, si vuelve a preguntar, corre el riesgo de parecer asfixiante, pero mentiría si dijera que dejarlo pasar tanto tiempo no la está inquietando.

Está preocupada. Esta mañana ha visto cómo Red casi se da de bruces contra el marco de la puerta en un aturdimiento medio consciente (y se ha encontrado de repente agradecida de que la chica no lleve espadas y escudos). Está realmente preocupada, pero tampoco quiere arriesgarse a disgustar a Red faltando a su palabra o entrometiéndose demasiado.

Y también está algo cansada. Aunque eso le da una idea.

Así es como Chloe se encuentra en su posición actual, esa noche en su habitación. Está sentada en su cama, con un montón de apuntes y hojas de trabajo a su alrededor, supuestamente trabajando a la luz de la lámpara, pero su mente está en cualquier sitio menos concentrada en los deberes. Está esperando a que Red vuelva para poder hablar y, aunque lo ha ensayado todo en su cabeza varias veces, Chloe no puede evitar la chispa y el zumbido de los nervios que la invaden.

Es tarde. A punto de romper el toque de queda, y Red aún no ha vuelto. Chloe está empezando a pensar en salir a buscarla cuando el pomo de la puerta empieza a moverse, en silencio, con cuidado, imposiblemente despacio. Observa cómo Red se desliza dentro, cierra la puerta con la misma suavidad y cruza la habitación de puntillas como un ladrón en la noche.

"Justo a tiempo", susurra a nadie en particular, llegando a mitad de camino hacia la cama antes de levantar la vista y ver a Chloe observándola. La lentitud con la que reacciona a su sobresalto es otro indicio de su agotamiento. Red siempre está alerta. Es uno de sus rasgos más preocupantes y entrañables a la vez. "Joder, Chloe, no me hagas eso", gimotea, inusualmente pequeña y genuina, con una mano agarrando la tela de su chaqueta sobre el pecho. Después de recuperar el aliento, resopla: "¿Qué haces todavía levantada?".