Un hilo rojo invisible, conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, a pesar del tiempo, del lugar o de las circunstancias.
El hilo rojo puede tensarse o incluso enredarse, pero nunca llegará a romperse.
_ Marcus Volturi
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El amanecer llegó con una luz pálida y fría, bañando las torres de Volterra en un resplandor inquietante. La guardia Volturi se preparaba para ir en busca del tan antiguo y desconocido bosque sagrado, conscientes de la importancia de su tarea. Marcus observaba los preparativos desde una ventana alta, su mente todavía ocupada con las palabras de aquella mujer.
Decidido a seguir su intuición, Marcus se unió a aquella búsqueda, aunque mantuvo sus verdaderas intenciones en secreto. Aro y Caius confiaban en su juicio, y no cuestionaron su ausencia y como hacerlo después de todo Aro sabía que era el vampiro más desinteresado en huir, después de la tragica muerte de su querida compañera y menos con la ayuda del don de Chelsea.
Después de largos días de búsqueda por saber cómo adentrarse adecuadamente en aquel lugar consiguieron dar paso a su entrada. ¿Cómo lo hicieron? Aún es un misterio para ellos, pero luego de que el tercer rey liderará la búsqueda consiguieron entrar sin ningún problema era como si el vampiro conociera perfectamente el bosque.
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El bosque sagrado era un lugar de sombras y susurros, donde el aire parecía cargado de antiguas energías. Los árboles altos formaban una catedral natural, sus ramas entrelazadas creando un dosel oscuro que apenas dejaba pasar la luz del sol. Marcus sentía una extraña familiaridad con el lugar, como si hubiera estado allí antes, en otra vida.
