❪ 𝗚𝗼𝗹𝗱 𝗥𝘂𝘀𝗵 🌻 ❫ ━━━━━━ ❝ ¿𝘊ó𝘮𝘰 𝘥𝘦𝘣𝘦 𝘴𝘦𝘳 𝘤𝘳𝘦𝘤𝘦𝘳 𝘢𝘴í 𝘥𝘦 𝘩𝘦𝘳𝘮𝘰𝘴𝘰? ❞
❜ ─ 𝐿𝑜𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠 𝑛𝑜 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑛 𝑔𝑢𝑎𝑟𝑑𝑎𝑟 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜𝑠 ─ ❛
☆ | En donde Sam esta cansada de ser nadie en la vida...
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❛ No somos iguales ❜
*Los dialogos que estan en negrita es lo que realmente dice Snelly, eventualmente la que no la entiende escucha el "Solo soy Snelly" *
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𝕾𝖆𝖒𝖆𝖓𝖙𝖍𝖆 𝕰𝖛𝖆𝖓𝖘.
𝗡𝗢 𝗟𝗘 𝗜𝗕𝗔 𝗔 𝗠𝗘𝗡𝗧𝗜𝗥, 𝗧𝗘𝗡Í𝗔 𝗠𝗨𝗖𝗛Í𝗦𝗜𝗠𝗔 𝗛𝗔𝗠𝗕𝗥𝗘. Y si Grover, decía que olía a hamburguesas, yo iba a seguirlo sin importar el peligro. Porque, vamos, ¿quién puede resistirse a una hamburguesa? Definitivamente no yo.
Así que ahí estábamos, cuatro semidioses siguiendo a Grover como si fuéramos turistas en busca del mejor restaurante de carretera. Llegamos a una estación de servicio abandonada, porque claro, ¿dónde más se encontraría el emporio de las hamburguesas? Más adelante, vimos una casa con un jardín lleno de estatuas de piedra. Muy acogedor, ¿no? Y por si fuera poco, había un cartel gigante que decía "Emporio de gnomos de la tía M". Vamos, nada sospechoso.
"Creo que se me quitó el hambre", pensé, aunque mi estómago protestó ruidosamente. A veces, mi cuerpo simplemente no entiende la situación.
—La tía M tiene un jardín lleno de estatuas de piedra — explicó Annabeth, con esa voz seria y sabia suya, mirando alrededor como si esperara que una de esas estatuas cobrara vida — Sí, sí es alguien de nuestro mundo. ¿No quieren saber qué significa la M? —
¿M de "Mejor deberian correr"? o ¿M de"Moriremos todos"? Nos detuvimos, observando la variedad de criaturas petrificadas. Snelly, se escondió bajo mi cabello y Alex, nos tomó de la mano mía y de Annabeth para que retrocediéramos junto a él.
— Hay que irnos rápido mientras podamos —dijo Alex, y yo estuve de acuerdo
Pero justo cuando estábamos a punto de huir, Alecto apareció por los aires y se plantó frente a nosotros, soltando un chillido que podría romper cristales. Percy le entregó la caja de zapatos a Grover y sacó su bolígrafo-espada. Alex se puso delante de nosotras, listo para protegernos.
— Debiste aceptar mi oferta mientras podías — dijo Alecto, dirigiéndose a Annabeth. Todos la miramos confundidos. ¿Oferta? ¿Qué oferta?
— ¿De qué oferta está hablando, Beth? — le pregunté, pero ella se quedó muda.
— Hoy no, amigos. No en mi entrada — se escuchó una voz. La furia, con miedo, se cubrió la cara con sus enormes alas.
Sentí escalofríos al escuchar pisadas de tacones acercándose. Baje mi mirada y cubri la mirada de Snelly con mi mano para protegerla y no la viera.
