Después de lo sucedido hace unos días Milo tomó el coraje para declararsele a Aioria, cosa que a Camus le sorprendió debido a que Aioria aún no terminaba con Lyfia, pero decidió dejarlo, no creía que fuera a salir tan mal. Milo había comprando unas flores y había pensado por días que iba a decirle a Aioria. Estaba bastante nervioso y su corazón se aceleraba cada vez más cada que se acercaba un paso más al templo de Leo que custodiaba Aioria. Tenía la esperanza de que Aioria le dijera que podrían tener una relación después de que terminará con Lyfia, algo un poco estúpido e irreal pero que lo esperanzaba. Sin embargo, también estaba preparado para el tan esperado "no" por parte de Aioria. Cuando estuvo a punto de entrar dió un suspiro e ingreso al templo ansioso. Al divisar la figura de su amado se acercó sin más.
- Buenas tardes, Aioria. - Lo saludó un poco nervioso y con una sonrisa ligera, mientras sus ojos buscaban los de Aioria.
- Oh, hola, Milo. - Regreso el saludó un poco raro, ya que parecía distraído con algo más. Por ejemplo, lo sucedido con el beso en el bar, lo que lo tenía completamente confuso.
- ¿Puedo hablar contigo un minuto? - Preguntó, esperando la respuesta del contrario.
- Si, claro. - Respondió aún algo distraído.
Milo tomó una bocanada de aire antes de hablar, volviendo a pensar en todo lo que debía decir exactamente y poder declararsele al caballero de Leo.
- Verás... Desde hace un año yo he comenzado a sentir que somos más parecidos de lo que llegamos a pensar. Se que a veces eres testarudo, rencoroso y bastante malhumorado, pero es algo que ciertamente no me molesta. Eres especial Aioria, en todo sentido. Cómo llegas a ser tan valiente, fuerte y aunque te cueste algunas veces llegas a perdonar como lo hiciste conmigo después de lo que te hice... Me gustas, y mucho. No te pido que tengamos algo serio si no quieres, pero al menos quiero que sepas todo lo que yo siento.
Ante estás palabras Aioria quedó helado, sin saber que hacer o decir. Su corazón se aceleró, una punzada de miedo llegó a su pecho, sus mejillas se ruborizaron un momento, pero fue tan poco tiempo que ni siquiera Milo lo notó. Quería decirle que también sentía lo mismo, que lo amaba, pero el miedo y el hecho de ser juzgados lo invadió. Milo ansió una respuesta positiva con miedo, pero solo recibió un:
- No me importa. - Su voz resonó en el templo después de un largo e incómodo silencio.
- ¿Qué?.. - Musitó confundido, asustado y sorprendido.
- Que no me importa, Milo. ¿Acaso eres sordo? - Sus palabras fueron bruscas y ni siquiera dejaba ver su expresión, ya que le estaba dando la espalda.
Milo se quedó callado, sin saber que decir. Sostuvo el ramo con fuerza y un nudo se formaba en su garganta, analizando todo lo que sucedía. A pesar de que sabía que no podría recibir un "si" asegurado le dolía aún así.
- ¿Enserio creíste que podría aceptar tus sentimientos?.. Yo no soy... - No se atrevió a terminar su oración, no podía insultar a Milo de esa manera y ser ofensivo hacia una comunidad que nunca le había hecho nada y a la que todavía no sabía que pertenecía.
- Vete, escorpio. - Ordenó más que ser una petición, siendo brusco y grosero.
Milo se quedó un rato parado, pero al final decidió irse, no sin antes dejar con cuidado el ramo en el suelo con la esperanza de que Aioria al menos lo conservara. Salió del templo con un aire de tristeza y dolor. Mientras salía un par de lágrimas salían de sus ojos. Todos preguntaban que le sucedía, pero el no respondió, no quería hablar sobre el tema...
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¿𝙲𝚞𝚊𝚗𝚝𝚘 𝙼𝚊𝚜 𝙷𝚎 𝙳𝚎 𝙴𝚜𝚙𝚎𝚛𝚊𝚛?
FanfictionMilo ha estado enamorado desde hace tiempo de Aioria; sin embargo, Aioria tiene una relación con Lyfia, lo cual complica el objetivo del caballero de escorpio a tener una relación con Aioria o siquiera revelarle sus sentimientos. ¿Lograra acaso Milo...