II

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El domingo amaneció, teniendo un inicio bastante tranquilo. Yul se levantó, y miró su rostro reflejado en el espejo, viendo las cicatrices y sintiendo un leve disgusto al verse, ya había pasado un buen tiempo con estas cicatrices, pero realmente no podía acostumbrarse. Después de todo, el no se veía guapo o rudo como Tom lo hacía. Rio un poco ante este pensamiento y desvió la mirada, su gato, Kimchi, lo observaba desde el alféizar de la ventana, sus ojos amarillos llenos de calma, tan tranquilo como siempre.

No tenía prisa, no trabajaba los domingos, o al menos, no todos, y justo tenía este libre, se froto la cara un rato, aún cansado, aunque había sido una noche más tranquila de lo habitual, las pesadillas de siempre habían decidido dejarlo en paz esa noche, por lo que Yul creyó, que este tal vez sería un día tranquilo para el.
Se cambió rápido, y con los nervios de punta se colocó una mascarilla negra.
Primero, la lavandería. Yul cargó la bolsa de ropa sucia y salió a la calle. El sol brillaba, haciendo pensar a Yul que este podría tal vez ser un buen día, solo terminó ilusionado.
En la lavandería, las máquinas parecían conspirar contra el, la máquina que hace unos minutos estaba perfectamente bien de alguna manera empezó a fallar. La moneda se atascó en el dispensador varías veces, y el dueño antes de ayudarlo gruñó algo ininteligible, pero por cómo se escuchó y la cara que tenia, parecía un insulto. Yul solo se quedó callado, creyendo que no debía desanimarse, solo fue un pequeño problemita, no fue nada.

Luego, las compras. El supermercado estaba abarrotado y la gente no paraba de empujarlo. El arroz se le escapó de las manos, una mujer le arrebató la avena que pensaba comprar, los vegetales que tomó rodaron por el pasillo, y para colmo, a la hora de pagar, algunas de sus monedas y billetes cayeron al suelo, tardando más de lo que hubiera deseado en recoger el efectivo, sintiendo su rostro ponerse rojo de la vergüenza mientras escuchaba leves insultos y quejidos por parte de la gente en la fila, el cajero le miró con impaciencia y fastidio mientras intentaba pagar. "¿Siempre eres así de torpe?" parecía expresar su mirada, mientras tomaba el dinero de mala gana. Nuevamente, Yul guardó silencio, ya más desanimado.

De vuelta en casa, tenía que hacer las labores del hogar, Yul tomó la escoba para barrer el departamento. Pero el polvo solo parecía multiplicarse y esparcirse, esquivando sus esfuerzos de limpiar el lugar. El fregadero se atascó, un plato se rompió y su trapo favorito se desgarró. Estaba sintiendo que el universo se reía constantemente de sus esfuerzos.

Pero entonces, Kimchi se acercó y se empezó a restregar contra sus piernas, ronroneando como un motor averiado. Yul se agachó y empezó a acariciar su pelaje suave y negro.
—"¿Sabes, Kimchi?" murmuró agotado "Realmente creo que soy un desastre total." Le comentó a su gato, con una risa desganada.

El gato lo miró con ojos sabios, como si entendiera más de lo que debería, como si supiera que necesitaba un poco de ayuda, y Yul sintió el consuelo que no podía encontrar en ningún otro lugar más que aquí.

Kimchi camino hacia el sofá y se acurrucó ahí, pareciendo esperar a que su dueño terminara de limpiar para que pudieran relajarse juntos de una vez. Yul continuó con sus tareas. Trapear, limpiar, ordenar, etc. Pero esta vez, parecía que su mala suerte de pronto se había ido.
Al final del día, Yul se sentó junto a Kimchi. El gato ronroneó y se recostó en su regazo, Yul acariciaba su pelaje suave.
Incluso si la suerte parecía un poco en contra suya, al menos tenía a Kimchi para mejorar la situación, y así sentir que las cosas no estaban tan mal.
Después de una dos horas, donde ambos se relajaban un poco viendo televisión, finalmente, Yul se fue a la cama a dormir, sintiendo algo de paz al ver a su gato acurrucándose junto a él.

Yul se despertó bastante agitado gracias al estruendoso ruido de su alarma, tomando su teléfono rápidamente y desesperado por apagar ese ruido incesablemente molesto, una vez lo apagó, volvió a apoyar su cabeza en la almohada, soltando un par de q...

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Yul se despertó bastante agitado gracias al estruendoso ruido de su alarma, tomando su teléfono rápidamente y desesperado por apagar ese ruido incesablemente molesto, una vez lo apagó, volvió a apoyar su cabeza en la almohada, soltando un par de quejidos por el hecho de tener que dejar la comodidad de su cama.
Eran las 10 am, y aunque sus clases no empezaban hasta más tarde, ya después de que sus alumnos terminaran sus clases, tenía que pasar sus horas de oficina, eligiendo música, las rutinas de ensayó, y los ejercicios previos para todas sus clases, etc, etc.
Y no conforme con eso, recordó que había prometido ayudar a una compañera de trabajo con el papeleo general, sería un día ocupado.

Como pudo, se levantó y antes de que se arrepintiera y se recostara nuevamente, fue al baño y se empezó a duchar con agua fría.
10 minutos después, salió de su cuarto con una toalla en la cabeza y semi cambiado con el uniforme de trabajo, fue a la cocina y empezó a preparar un batido de proteína y frutas junto a un plato de avena, realmente su dieta era una de las pocas cosas que no había cambiado en su vida diaria, o al menos, no del todo.
Una vez que su pelo estaba seco, terminó de ponerse su uniforme, tomó sus cosas, comprobó que Kimchi tuviera agua y alimento antes dé finalmente irse a trabajar.


 Una vez que su pelo estaba seco, terminó de ponerse su uniforme, tomó sus cosas, comprobó que Kimchi tuviera agua y alimento antes dé finalmente irse a trabajar

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Meh, estuvo relativamente corto, pero pues es esto en lo que averiguó cómo continuar esto.
Y pues ya, bye 👋🏻

¿Mal Karma? [Campamento Desventura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora