38. Descontrol

15K 1.8K 788
                                    

Daphne Stenmark

Él me había tocado, haciendo que mi cuerpo se estremeciera bajo el roce de sus manos... y de su boca.

Mi respiración se detiene, atrapada en el eco de aquel recuerdo. Siento el latido de mi sangre, un constante martilleo en mis oídos. No debí haber cedido, no debí haber permitido que la tentación me cegara.

"Me encargaré de que cuando recordemos este momento, sea el placer el que supere la culpa"

Su promesa se convirtió en un pacto inquebrantable, y mi piel, se mantiene fiel a sus palabras. Sin embargo, en este preciso momento, en medio de la noche, acostada en la cama de mi habitación, me encuentro en un laberinto de dudas, cuestionando cada una de mis acciones. A pesar de ello, el deleite de aquel encuentro persiste en mi ser.

La forma en que aquellos ojos azules me miraban me hacía sentir deseada, y el modo en que me tocaba me gustaba. 

Su voz, ronca y cargada de excitación, aún resuena en mis oídos como una melodía persistente. En ese instante, yo estaba dispuesta a hacer cualquier cosa que me pidiera, lista para cumplir cualquiera de sus deseos, incluso contestar esa llamada sin el menor remordimiento. 

"—Abra la llamada, Daphne. Quiero que perciba la intensidad de tu placer conmigo aquí, entre tus piernas. Quiero que escuche cuánto disfrutas y lo poco que lo necesitas a él.

Perdida en sus caricias, respondí la llamada y dejé el teléfono sobre el escritorio. Sus ojos mostraban asombro y fascinación. Después, buscó mis labios, y sus caricias se hicieron más intensas.

Sus dedos largos y suaves se deslizaron dentro de mí, me mordí el labio para reprimir los gemidos. Su mano, que descansaba en mi nuca, descendió lentamente por mi espalda, dejando un rastro de vacío en mi piel cuando desapareció. De repente, el altavoz del móvil se activó, y comprendí sus intenciones.

Los labios de Arden se curvaron en una sonrisa que combinaba dulzura y malicia, con una arrogancia que solo él podía portar con tanto orgullo. 

—Amor, ¿me escuchas? Te amo, y sé que podemos solucionar esto. Prometo que no volverá a pasar —La voz de Carlos resonaba desde el altavoz del móvil.

Pero apenas podía concentrarme en sus palabras. Toda mi atención estaba en el hombre frente a mí, cuyas manos se movían con destreza. Agarré el cuello de su camisa en medio del placer embriagador. Sus dedos se retiraron de mi cuerpo solo para encontrar mi clítoris, trazando círculos delicados. Se sentía tan bien que un gemido profundo escapó de mis labios. Carlos, aún en la llamada, preguntó:

—¿Qué fue eso, Daphne?

Arden se inclinó hacia mí, haciéndome olvidar todo a mi alrededor, susurrando en mi oído:

—Cuando la conocí, pensé que su silencio la hacía más atractiva, pero estaba equivocado. En realidad, me fascina lo ruidosa que es, Daphne —dijo el hombre, clavando su mirada en la mía—. Eres jodidamente hermosa.

—¿¡Con quién demonios estás!? ¡Respóndeme! ¡Maldita sea, Daphne! ¿Estás con ese bastardo? Si dejas que se te acerque voy a matarlo. Te juro que lo haré.

La voz de Carlos resonó, pero Arden solo sonrió con esa misma arrogancia y malicia encantadora. Me sentía hechizada, sin poder apartar la vista de él. Mi respiración se detuvo cuando lo vi alejarse, estirar su brazo para alcanzar una silla y sentarse frente al escritorio. Con mis pies rozando sus piernas, sus dedos comenzaron a deslizarse lentamente hacia arriba, acariciando mis muslos. Su toque era electrizante, y cuando sus manos llegaron a mis bragas, las deslizó suavemente por mis nalgas, que acarició con calma.

DOZVERT © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora