V.- Actor

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Percibo movimiento y ruido en la habitación, pero esta vez finjo seguir dormido. Cuando la puerta se cierra, abro los ojos para asegurarme de estar solo. Me quedo tranquilo al comprobar que se ha marchado. Sin embargo, sus feromonas flotan en el aire en dirección a la salida. Contengo la respiración, pero aun así soy capaz de olerlas

Algo en la mesita de noche llama mi atención, al voltear para averiguarlo descubro que son unos inhibidores junto a un vaso con agua y una nota.

Tómalos.

No sé por qué siento cierta desilusión, como si esperara más.

Solo ingiero la dosis recomendada por el médico y me levanto para ir al baño. Aprovecharé que me encuentro solo para asearme antes de que el equipo de Dili desee hacerlo de nuevo.

Mi corazón late fuerte mientras recuerdo la noche anterior y aquel toque persistente del alfa. Su olor me despistó de inmediato, y en silencio rogaba para que me tomara. Fueron escasos los segundos en los que anhelé más que solo su contacto. Aun cuando sus feromonas ya no están, persiste la ansiedad por el recuerdo de haberlo deseado.

Me amarga que me rechazara, incluso en el momento que nuestras feromonas se mezclaron. ¿Por qué reaccionó así al percibir mi aroma? Como si estuviera enfadado porque consiguió olerme. Y si estaba tan molesto, ¿por qué se permitió fluir en el sentimiento?

Para después rechazarme.

Cuando me encuentro limpio y en bata, listo para salir, me preocupa encontrar a los guardaespaldas afuera. Por suerte, al asomarme a revisar, encuentro que el corredor se halla vacío. Paso a la siguiente habitación, donde Dili ya me espera junto con sus compañeros y mi asistente Eric.

—Buenos días, señor Kim.

—Buenos días —saludo, y no estoy seguro si debería pedirles que me vistan o me den algo de ropa—. ¿Saben qué ocurrió con mi maleta? No pude encontrarla ayer.

—Su maleta está aquí, señor. —Dili se mueve para ir al vestidor y yo la sigo— Le recuerdo que toda su ropa se encuentra en esta habitación.

Claro. Anoche solo quise escapar, así que lo olvidé.

—Gracias —le digo cuando me la entrega.

—Señor Kim, hoy tiene un nuevo itinerario —Eric aparece tras de mí, sosteniendo una tablet en su mano—¿Le gustaría revisarlo?

—¿Itinerario? —inquiero un poco sorprendido— ¿Por qué?

—Bueno, usted es el futuro primer caballero y el señor presidente nos ha pedido alistarlo como se debe. Además, debe cumplir ciertos roles como esposo.

—Todavía no me he casado —le recuerdo.

—Por supuesto, tampoco es un trabajo tan pesado. ¿Quiere que se lo indique?

—Está bien —accedo sin más opciones.

Me siento en el sofá para abrir la maleta y buscar mi ropa y mis demás cosas. Encima está mi libro favorito, que traje en caso de quedarme aburrido.

Aunque ya empiezo a sospechar que eso no pasará, sobre todo si desde temprano tendré tareas que cumplir.

—A las 10:00 am., deberá recorrer las zonas del departamento para analizar el diseño de la casa. En caso de querer decorarlo, dispondrá de trabajadores a los que deberá de indicar sus deseos para el rediseño...

—¿Mi trabajo es darle un nuevo aspecto a este lugar? —pregunto confundido. Porque eso no parece una labor importante.

—Sí, señor. Bueno, no es una obligación como tal, pero las primeras damas o incluso los presidentes tienden a decorar sus lugares para sentirse más cómodos. El señor Jeon nunca lo ha hecho y pensamos que era porque le gustaría que usted lo hiciera.

El esposo del presidente | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora