lll.- La desicion

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Mi corazón comienza a latir con fuerza, y la preocupación forma un nudo en mi estómago.

Me siento tan absurdo por haber sentido un alivio tremendo al considerar la idea de que el presidente había elegido a Jimin para hacerlo su omega. Sin embargo, ahora la ansiedad me devora vivo, y solo anhelo desaparecer de este sueño.

No puede ser verdad. No puedo ser la elección del alfa. Nuestro encuentro, mi aspecto...

La idea parece imposible.

El alivio inicial se desvanece en un soplo, reemplazado por un remolino de emociones encontradas. Ya no tengo opciones. Tuve oportunidad de confesar mis deseos, de oponerme a esto, pero me callé. Ahora estoy atrapado.

¿Por qué me habrá elegido a mí?

La realidad me golpea como un puñetazo en el estómago.

—No—digo—. Eso es mentira.

—¿Te sientes mal con esto? —me pregunta mamá.

—Es... —Creo que me ahogaré—. Es que no sé si pueda hacerlo.

—Tae, tú lo aceptaste. —Me recuerda mi madre alfa—. No puedes contrariarte ahora. La decisión ha sido tomada...

—No. Puede, y si quiere, lo hará —defiende mi mamá omega—Tete, tranquilízate.

—Ya lo hablamos, esto es serio Minji. El presidente tomó su valioso tiempo para venir personalmente, y vio algo en Taehyung. No podemos solo llamarlo para decirle que se ha asustado y que no podrá...

—Es mi hijo Julie, y si él no lo desea, haré que el propio Jeon se vaya a otro lugar a escoger un omega. No me importa quién sea este hombre, me importa Tae.

Tras esa discusión, un silencio tenso se apodera de la habitación. El aire parece espeso y apenas puedo respirar mientras proceso la información.

Todavía tengo opción para desligarme de esto.

Analizo la convicción de mi mamá. Sé que ella es decidida y si yo me negara, se opondría como una fiera contra el presidente.

Pero estoy tan indeciso.

Y ella tan enferma como para defender mi oposición.

No puedo permitir que me vea abatido e inconforme con este resultado. Esta es la ocasión para asumir un cargo más maduro y salir de su lecho de protección. Me he refugiado ahí desde niño, ya debo afrontar decisiones propias de un adulto.

Puede salvarme. Sin embargo, no lo permitiré. Acepté esto con anticipación y no voy a desistir.

—No te preocupes, mamá. No planeaba negarme. Es que hice el tonto frente al presidente esta mañana. No creí que tras eso le interesaría.

Mi madre alfa me observa con escepticismo en su gesto, además, frunciendo los labios como cuando está enojada. Debe despreciar mis mentiras en este momento. Es la única que puede ver cuan inútil soy para fingir.

—¿Fue tan grave?

—No, solo me tropecé con él y le mojé el traje con mi sudor.

Julián se ríe.

—Ahora entiendo por qué tenía una mancha en la camisa.

Mis mejillas comienzan a arder.

En serio soy tan ridículo.

—Eso no es un problema. ¿Por eso estabas apenado?

—Sí —confieso—. No podía ni caminar hacia la sala, mucho menos mirarlo. Pensé que le desagradaba, así que me sorprende que me haya escogido.

El esposo del presidente | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora