_ Sofía... -dijo el moreno que se sorprendió al verla allí -
_ Perdón si interrumpo! Es que tú mamá me dejo pasar y no me dijo que había alguien más, como solo la vi con la niña pense que estaba tu hermano con alguna amiga -dijo mientras se acercaba a ellos-
_ No no, Marcos no está. Ella es... - pensó un segundo antes de presentarlas-
_ Marcia, soy un vieja amiga! - le extendió su mano y la saludo con una sonrisa que estaba lejos de ser natural - Un gusto conocerte Sofía. - cambio su mirada para ver a Esteban- bueno debo irme. Adiós -se dirigió a la cocina y con el mayor de los pesares logro convencer a Valeria que tenían que irse.
Al llegar nuevamente estaban solas en esa casa, Alejandro estaba de viaje y como siempre todo se sentía vacío. Después de tener varios reproches de parte de su hija quien no quiso que ella la acostara porque estaba molesta porque no la dejo quedarse más dónde Esteban. Ella se dirigió a su habitación para encerrarse en el baño, se metió a la dueña para poder calmar su mente.
Pero lejos de eso rompió en un llanto desolador.
Se sentía estúpida, nuevamente estaba sintiendo lo que tanto había querido ocultar, esa fragilidad que él provocaba en ella. Su mente era un caos, los recuerdos no dejaban de atormentarla sin piedad.Ella estaba casada y no tenía derecho de reprochar nada, pero por más que ella había querido negarlo volver a estar entre sus brazos para ella si había significado algo más que una simple noche de sexo. Esa noche había vuelto a sentir esa conexión que la atraía como un iman hacia él, la había logrado descolocar en todos sus sentidos y ese "odio" había dejado verse que tenía rostro de amor.
Había estado sola, sola toda la vida, sola desde que era una niña. Había pasado golpes, humillaciones, no sabía lo que era que alguien la quisiera. Pero eso había cambiado cuando conoció a Esteban, él se había sabido ganar su cariño. Había logrado sacar el lado mas frágil, sentimental y apasionante de la pelirroja. Se había sentido amada, acompañada, sentía que ellos eran el uno para el otro. Cuando estaba juntos sus corazones latian al unismo.
Realidad que cambio cuando el la traicionó, cuando fue preso y ella tuvo que firmar el divorcio. Se sintió muerta en vida, le habían arrebatado al amor de su vida. Y se tuvo que hacer a la idea que la habían traicionado, que la habían usado y engañado nuevamente. Más fue aún el dolor al ver esa prueba de embarazo positiva, tenía apenas 20 años y no se sentía lista, no estaba preparada. Y mucho menos sin Esteban a su lado. Pero tuvo que hacerse cargo de un embarazo ella sola, de pasar un parto completamente sola en esa fría sala de hospital y a quien iba a engañar siempre estuvo sola y a estás alturas creía que era su destino.
No tenía más ganas de luchar, pero al tener a esa niña en brazos algo en su corazón decidió aferrarse a la idea de ser mejor. En medio de tal oscuridad un rayito de luz comenzaba a iluminar su vida y esa fue su motivación para volverse escritora.
Quien leyera sus historias entendería su dolor, había sabido sacar en palabras los sentimientos más crueles de su alma, escribiendo sentía que de alguna forma limpiaba su corazón.Pero nuevamente se sentía caer en un abismo, él había vuelto, ella estaba casada, habían hecho el amor, ella no era feliz en su matrimonio actual, tenia una hija con él, ella había negado sus sentimientos, le había ocultado que tenía una hija y cuando por fin se estaba replanteando sus sentimientos, el le había dicho que en ella no quedaba nada de la mujer que el amaba y ademas habia otra mujer en su vida.
Menuda forma que tenía la vida de darle golpes bajos.
Entre dormida sentía caricias sobre su cuerpo y besos cortos sobre sus labios. Creía que eran productos de algún sueño pero cuando sintió que los besos bajaba hasta su cuello se despertó completamente espantada.
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El susurro del corazón
SonstigesMarcia y Esteban, dos almas entrelazadas por el destino, se separaron tras una tormentosa relación. Años después, el azar los reúne en un pequeño café. Las miradas se cruzan, y los recuerdos emergen como burbujas en un vaso de champagne. Marcia, aho...