2

64 8 0
                                    

Pov Lucifer

La mirada oji-miel de ella sólo se concentraba en su peludo amigo, su sonrisa apenas y era visible pero no dejaba de ser torcida, una mueca clara de molestia.

-Buenas -repetí desganado ante su negativa, vi cómo abrazaba más fuerte a su gato blanco y supe que no me respondería fácilmente, como ya era costumbre, pero insistí, tal vez un poco de platica me ditrairia de la araña en mi casa- Qué lindo gatito, ¿se llama Luz?

Vi cómo soltó un suspiro y con una voz apenas audible respondió- Sí.

Ella es muy agradable, especialmente con las mujeres y niños. Ciertamente, su atractiva piel morena atrae miradas y su seguridad a la hora de hablar hace que desees tener una charla con ella; muchas mujeres del vecindario le piden ayuda o simplemente la detienen en la calle para sacarle platica, por lo que oi es alguien con quien desearias hablar por horas, aunque con los hombres es otra historia, no hay que entrar en detalles con eso, no ahora. Que me contestara con un simple monosílabo me hacía más que feliz; podría decir que hasta me considera su amigo.

-Umm -no sé en qué momento, pero mi niña estaba a mi lado señalando a la morena-. Jua ato.

-¿Qué dices, cariño? -intenté alzarla en brazos, pero ella no quiso; estaba muy interesada en nuestra vecina y su gato, así que mejor me senté en el piso.

-Chai jea-repitió, alzando sus manitas en dirección a la morena.

-Buenos días, señorita -saludó amable, con una energia completamente diferente al de hace unos minutos-Mi nombre es Alice y ella es Luz.

Se acercó a donde estábamos y se agachó para que Charlie pudiera acariciar a la pequeña Luz. Enseguida, la gata blanca saltó a mis piernas y mi niña se rió por la acción del gato.

-¡Ali! -sonrió y agarró al minino, acción que preocupó a la vecina, pero la detuve.

-Tranquila, mi Char-Char es muy cuidadosa -señalé con la mirada a mi niña, que se alejaba para mostrarle su mini parque de juegos en el patio, cargando a Luz con mucho cariño y cuidado, eso pareció tranquilizar a la morena pues sus hombros se relajaron, un poco.

-Es un nombre lindo para tu gatita -comenté al aire, sin esperar realmente una respuesta de mi vecina. Después de todo, estaba atenta a su mascota, con una sonrisa difícil de descifrar.

-El tuyo se llama Alice, ¿no es así? ¿Dónde está? -preguntó, levantándose, y yo no pude evitar mirarla incrédulo-. Si te preguntas cómo sé eso, no eres precisamente silencioso cuando regañas o llamas a tu... adorable gato.

Abrí la boca, ofendido. Obviamente, su gesto y la pausa que hizo antes demostraba desagrado por mi gatito pelirojo. Vale, sí, es curioso, tal vez este vizca pero es el ser más lindo y dulce que alguien podría tener.

-¡Alice es un gato adorable- ¡NO, ALICE! -escondí mi rostro entre mis manos y las froté contra mi rostro cuando recordé que dejé a mi pequeña y adorable gata adentro de la casa con una araña-. Tomaré venganza. Definitivamente voy a quemar la casa...

Susurré más para mí mismo y luego miré a mi vecina, quien por alguna razón aún no se había ido. Luego, volví a mirar hacia donde ella observaba y, ¡oh, sorpresa!, se estaba quedando porque su Luz aún no quería irse, pero justo en ese momento recordé algo. Algo que me había dicho Eva.

-Al, ¿verdad? -asintió sin mirarme-. ¿Podrías ayudarme con algo?

La Luz de AliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora