POR SIEMPRE MÍA

Cap 3

El viento pegó directamente a mi rostro causando que mis mejillas se sonrojaran, mi cabello ondulado volaba despreocupado.

Ser Morgan tenía sus ventajas, sin importar la estación del año siempre luciamos bien.

-Amor - Cristopher me llama desde el auto, sonrrio y me acerco al asiento del copiloto.

Después de acomodarme y colocar el cinturón de seguridad, con delicadeza la mano de Cristopher se posa en mi muslo mientras su otra mano se encuentra al volante. Mi cuerpo se estremece mientras el masajea mi muslo.

-Lobito no sigas o llegaremos tarde- digo mordiendo mis labios al notar como se va acercando a mi intimidad.

- Nena estás hermosa.

Mis muslos se aprietan en su mano mientras trato de hacer fricción para disipar la excitación en mi cuerpo.

Cristopher para el carro a un lado de la carretera, desabrocha los cinturones y saca su mano de mis muslos para tomarme en brazos y sentarme a horcajadas encima suyo.

- Me encanta que lleves falda- su gran mano se posa sobre mi trasero - el acceso es más rápido.

Levanta la falda alzandola hasta mi cintura, dejando ver el tanga negro que cubre mi intimidad.

Suelta una bofetada sobre mi trasero y sin contenerme gimo sobre sus labios mientras nos besamos.

Comienzo a restregarme encima suyo, su erección ya está bastante dura, él suelta un gruñido que me estremece.

Me toma de la cintura, pegandome más a su cuerpo - Tengo tantas ganas de follarte aquí mismo.

- Hazlo mi amor- beso su mandíbula y voy descendiendo hasta llegar a su cuello.

El era mi vicio y yo era su droga, necesitaba a Cris tanto como el me necesitaba a mi.

Suspiro ante sus besos húmedos que enviaban escalofríos a mi vientre bajo.

- Cris te necesito mi amor.

Cristopher Morgan

Desde que tengo memoria la he adorado, Pero a medida que crecía comprendí que no la quería como a una hermana, la quería mucho más, rozando lo enfermizo y lo inmoral.

Sus pechos grandes y redondos, sus caderas y sus hermosas piernas son mi delirio, su cabello negro y esos ojos tan grises como los mios, toda ella me tiene con la polla dura casi siempre, cuando no follamos la estoy mimando.

Ahora la tengo aquí, encima mío brincando, sus gemidos solo me excitan mas, su mirada clavada en la mia.

— Me estás empapando nena.

Muerde sus labios tratando de callar sus gemidos, cosa que no pienso permitir.

Azoto su muslo, como un llamado de atención — No te contengas, me gusta escucharte— beso su cuello, sé que eso es su perdición.

Comienzo a tocar sus pechos, hasta que ya no aguanto y me los como, chupo sus pezones y los delineo con mi lengua, pellizco un poco y vuelvo a meterlo en mi boca.

—Mas duro Cris, ahhh

Haciendo caso a su petición empiezo a arremeter contra ella, a medida que lo hago estímulo su clítoris con mis dedos.

Aunque el espacio del auto no es tan pequeño no tengo la libertad de hacer todo lo que quiero.

Tomo sus caderas y manejo los movimientos a mi antojo, lo hago más rápido y duro.

— Se siente tan bien estar dentro tuyo— le digo al oído.

Sus gemidos son constantes y su expresión la delata, le está encantando tanto como a mí.

A mi mujer le gusta ser dominada en el sexo, quiere que la tome como lo que es, mía.

— ahhh que delicia Cris, follame así, no pares.

Lamo y succiono sus pechos con fuerza, maltratandolos un poco.

Sus paredes aprietan mi polla dentro suyo, también siento que estoy por correrme pero aun asi no estoy satisfecho de mi mujer, aun no hemos acabado y ya quiero hacerlo de nuevo.

Su cristoris está hinchado ante mi tacto al igual que sus pezones, los espasmos del inicio de su orgasmo ya se ven venir.

– Sii, Cris usame.

Sus palabras hacen que casi me corra, ella ya no aguanta y comienza a correrse, me muevo más rapido y comienzo a llenarla de mi semen.

Le acaricio la espalda mientras ella se recuesta en mi pecho tratando de regular nuestras respiraciones y sus piernas que aún están débiles.

—¿ Y si mandamos la comida familiar a la mierda y vamos a casa? — pregunto ansiando que su respuesta sea afirmativa.

— Me gustaría, pero no podemos lobito.

Hago un pequeño berrinche hasta que mi nena me da sus tetas para calmarme.