Capítulo 2

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- Mamá qué haces aquí? - Yong-sun observa a su hija toda manchada y sucia.

- ¿Por qué estás así? - Jennie se mira la ropa y las manos, sonríe y se rasca la nuca algo nerviosa intentando buscar una excusa factible.

- Soy jueza, no me mientas. - Su madre ya sabía que estaba pensando en qué mentira decirle, así que lo mejor es que se ahorre el show.

- Fui a explorar con Lalisa, el bosque que hay detrás del instituto. - Jennie agacha la cabeza y cierra los ojos esperando a que su madre le eche la bronca.

Yong-sun se acerca a su hija, puede ver en ella varias manías que ha adquirido de Lisa, ella sabe que es porque las dos niñas son inseparables. También puede notar que su hija es más feliz con la tailandesa en su vida y se alegra de que ambas se conocieran en aquella tienda hace cinco años.

Cada día que Jennie le cuenta una aventura más con Lisa, ella vuelve a recordar ese día, el día en que Jennie conoció a Lisa, es como si el mundo de su hija hubiese estado a oscuras hasta que llegó la menor a su vida.

Aunque Jennie no ha cambiado del todo. Aún es la cabeza pensante de las dos, sigue estudiando y se aplica en sus clases extraescolares, aunque ahora ha cambiado de piano a querer ser animadora.

Bueno no fue tan así, probó con todos los deportes. Quería ser la compañera de Lisa, luego se dio cuenta de que no eran para ella y que como Lalisa iba a ser la mejor deportista del instituto, ella sería la mejor animadora.

Siempre quieren estar conectadas de alguna manera u otra.

- Y cómo fue esa exploración? - Jennie sonríe de oreja a oreja y comienza a contarle a su madre, todo lo que hicieron en la montaña y que de esta vez sus amigas Rosé y Jisoo las acompañaron.

~•••~

- Me aburro - Lisa se queja por décima vez, mientras lanza la pelota hacia al aire y la atrapa con las manos cuando ésta cae.

- Me aburro - Vuelve a hacer el mismo procedimiento.

No entiende porque Jennie está tardando tanto, se suponía que solo iba a ducharse y luego saldrían a comer.

Ya le dejó un mensaje y nada, tampoco la ha visto entrar a su habitación. Pero si noto el coche de la señora Kim aparcado, así que puede suponer que Jennie está pasando el tiempo con su madre.

Lo malo es que no le aviso, podría haberle avisado. Y si no lo ha hecho es porque aún van a verse.

Así que debe esperar y esperar y esperar...

La puerta de su cuarto se abre bruscamente y la pelota se estampa contra su cara.

- Ahh joder - Acto seguido Lisa siente cómo un cuerpo salta encima suya y la abraza.

Ella abre los ojos y se encuentra con la mirada de Jennie.

- Tienes la cara roja - Lisa se soba la nariz para que el dolor se pase y le da una mirada sería a su amiga.

- Una pelota de baloncesto cayó contra mi cara. - Lisa puede notar que Jennie se estaba aguantando las ganas de reírse de ella.

- Fue mi culpa - Ella asiente con la cabeza y hace un puchero.

Lisa sabe lo que está por venir, cada vez que Jennie le hace daño sin querer, le cuida. Le da besos, sopla su herida o le ayuda con el vendaje.

Cómo la vez en la que la tailandesa se rompió un brazo al intentar atrapar a Jennie antes de que se cayera al suelo cuando le estaba enseñando a patinar.

Jennie lloró mucho cuando iban de camino al médico. Luego como buena amiga posesiva, se adueñó de la mitad de la escayola del brazo de Lisa. La cuido y siempre estaba pendiente de ella. Le llevaba la mochila, le daba de comer, la ayudaba incluso a bañarse, aunque tenía 10 años en ese momento.

Todos los días - Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora