Capítulo 11

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Ahyeon observa, aburrida, sentada en su asiento, mientras los niños corren de un lado a otro. Ella sabe que, en lugares públicos, y más en uno tan grande, debe portarse bien y no causarle problemas a su madre. También quiere demostrarle a su mamá que es una niña responsable. Es la hermana mayor, y debe saber cómo comportarse.

—¿Estás aburrida? — Ahyeon entrecierra los ojos e ignora la pregunta.

—Supongo que sí, porque estás aquí. Puedes ir a la piscina de pelotas o donde están los juguetes. ¿Por qué has elegido sentarte aquí sola en el banco? — La niña de seis años sigue sin hacer caso, decidida a no dejarse llevar.

—¿No vas a hablarme? ¿Estás molesta conmigo? — Ahyeon niega con la cabeza y levanta la mirada.

—Eres una mala influencia.

—¿Quién te ha dicho eso? — pregunta Lisa, indignada.

—Mamá — responde la niña con seriedad.

—Eso no es cierto.

Ahyeon le dedica una mirada fría y seria. —Mi mamá no es una mentirosa. Además, sí eres una mala influencia, mami, siempre lo has sido. No quiero que me metas en otro lío.

Lisa reprime una sonrisa y abraza a su hija mayor. —Tu mamá no es una mentirosa, pero yo no soy una mala influencia. Está exagerando.

Ahyeon pone los ojos en blanco y la mira con desdén. —Dijiste que podíamos tener una guerra de comida la otra noche, y luego le echaste la culpa a tus hijas para que tu mujer no se enfadara contigo. ¿Aún crees que no eres una mala influencia? ¿Te consideras un buen ejemplo para tus hijas?

Lisa finge estar herida por las palabras de su hija. La niña tiene la lengua tan afilada como Jennie, y esa mirada que hace que Lisa le tenga miedo a su propia hija de seis años. Lo peor es que Ella, con solo cuatro, apunta en la misma dirección.

—Me ofendes — dice Lisa, haciendo una mueca dramática.

Ahyeon se cruza de brazos en el regazo de su madre y decide mirar al frente, ignorándola por completo.

Lisa sonríe sin que su hija la vea. Es cierto que la otra noche fue una mala madre al culpar a sus hijas por sus ideas. En su defensa, no sabía que todo se iba a descontrolar. Dejaron la cocina hecha un desastre, y ellas saben lo mucho que Jennie adora esa cocina. No tuvo más remedio que culpar a las menores, sabiendo que el castigo no sería tan duro... o al menos eso pensó.

Ahora, ninguna de sus hijas le habla. Incluso Ella, que siempre presume de que Lisa es su mamá favorita, ha dejado de dirigirle la palabra.

Pero ver a Ahyeon allí, sentada sola en el banco, con el rostro serio y la mirada perdida, le rompe el corazón. Esa imagen le recuerda a Jennie, 25 años atrás, cuando la conoció por primera vez en circunstancias similares.

Lisa gira a su hija para que la mire directamente a los ojos. Ahyeon la observa con la certeza de que nada bueno saldrá de su boca.

—Perdón, cariño — La niña frunce el ceño, sorprendida por la disculpa.

—No pasa nada. Sabía que se iba a enfadar contigo. Eres una cobarde, pero no pasa nada, mami.

Lisa sonríe y le deja un beso en la frente.

—Voy a redimirme.

Ahyeon vuelve a fruncir el ceño porque no sabe qué significa esa palabra.

Lisa se ríe. Su hija es inteligente, más para tener seis años, pero aún hay cosas que se le escapan. —Te lo voy a compensar.

Ahyeon entrecierra los ojos, sospechando de las palabras de su madre.

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⏰ Última actualización: Sep 18 ⏰

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