Tienes miedo de mi porque soy violento y arrebatado. Temes mi mirada psicótica y mi forma precipitada de actuar y está bien, no lo negaré, así soy. Lo que ves es lo que soy.
Yo también tengo miedo, te tengo más miedo que tú a mí y ahora lo sabes. Eres sutil y furtiva para tener lo que quieres y no hay desperdicio en tus planes y en tus palabras, todo está calculado con frialdad asesina.
¿Quién no tiene miedo de morir inesperadamente? Por lo menos déjame disfrutar tu aliento antes de que des el primer bocado a mi corazón. Déjame saborear tus blancos colmillos y sentir el palpitar de tu pecho, déjame sentir el calor de tus manos alrededor de mi trémulo cuello y al final dame el golpe mortal.
Estoy muerto ante ti y tienes lo que anhelabas entre tus mandíbulas, disfruta el sabor de mi sangre, bébela con alegría y regocija tu paladar con la delicia de mi ser, hártate de mí y recuerda el placer de verme agonizar a tus pies.
Tu plan fue perfecto, no hubo detalles y tampoco resistí a tu ataque. Pronto sentirás como se quema tu pecho por dentro y empiezas a exhalar con dolor. Así es, no era buena presa después de todo, mi corazón estaba envenado y ahora lo sabes.