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Finalmente llegaron al departamento de Doyoung, jadeando y riendo. Doyoung sacó las llaves y abrió la puerta, permitiendo que Jaehyun entrara primero. Cerró la puerta tras de sí y se giró para enfrentarse a Jaehyun, sus ojos llenos de anticipación.

—Entonces...—comenzó Jaehyun, dando un paso hacia Doyoung—. ¿En qué estábamos?

Doyoung sonrió, sintiendo que su corazón latía con fuerza en su pecho.
—Creo que estábamos a punto de hacer oficial algo que ambos deseábamos desde hace tiempo—respondió, su voz suave pero decidida.

Jaehyun lo miró intensamente, sus ojos oscuros con deseo y algo más profundo. Se acercó y terminó tomando a Doyoung por la cintura y empujándolo contra la pared, retomando el beso con una intensidad renovada. Sus lenguas se entrelazaron, explorando y luchando por el control.

Jaehyun desabotonó la camisa de Doyoung con una habilidad experta, deslizándola por sus hombros y dejando al descubierto su torso. Sus manos recorrieron cada centímetro de piel, memorizando cada curva y músculo.

Doyoung gemía bajo el toque de Jaehyun, sus propios dedos trabajando frenéticamente para quitarle la ropa. Cuando finalmente ambos quedaron desnudos, Jaehyun lo tomó por los muslos, levantándolo y llevándolo hacia la cama.

—Eres mío, Doyoung— susurró Jaehyun, su aliento caliente contra la piel del otro.

Doyoung asintió, sus ojos llenos de deseo y sumisión.

—Sí, Jaehyun, solo tuyo— murmuró.

Jaehyun se arrodilló, tomando el miembro de Doyoung en su boca, haciéndolo gemir con una mezcla de placer y desesperación. La lengua de Jaehyun se movía con habilidad, llevando a Doyoung al borde del clímax una y otra vez, solo para detenerse justo antes de que pudiera liberarse.

—Por favor, Jaehyun— jadeó Doyoung—. No me hagas esperar más.

Jaehyun sonrió contra su piel, subiendo lentamente para mirarlo a los ojos. Sus cuerpos se alinearon, y con un movimiento lento y deliberado, Jaehyun entró en Doyoung, haciéndolos gemir al unísono.

El ritmo comenzó lento, pero pronto se volvió frenético, ambos moviéndose al unísono, dejando que el deseo y la pasión los consumiera. Las respiraciones se volvieron jadeos, los gemidos llenaron el espacio, y el mundo exterior dejó de existir para ellos.

Finalmente, el clímax los alcanzó, sus cuerpos temblando mientras se aferraban el uno al otro. El placer los envolvió, dejándolos exhaustos y satisfechos.

Jaehyun se dejó caer al lado de Doyoung, sus manos aún explorando suavemente su piel. Doyoung lo miró, sus ojos llenos de una mezcla de gratitud y algo más profundo.

Jaehyun se dejó caer al lado de Doyoung, sus manos aún explorando suavemente su piel. Doyoung lo miró, sus ojos llenos de una mezcla de gratitud y algo más profundo.

—Doyoung—susurró Jaehyun, su voz apenas audible—. Quiero que seas más que esto. Quiero que seas mi novio porque realmente me gustas.

Doyoung sonrió, inclinándose para darle un suave beso en los labios.

—Tu también me gustas Jae—respondió, su voz llena de sinceridad—. Quiero ser tu novio. Quiero estar contigo.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la cercanía y la intimidad.

—Entonces, ¿es oficial?—preguntó Jaehyun con una pequeña sonrisa.

—Sí, es oficial—respondió Doyoung, abrazándolo con fuerza—. Somos novios.

Doyoung soltó una risa suave y se acurrucó más cerca de Jaehyun, disfrutando de la calidez de su cuerpo. Jaehyun lo miró con ternura, acariciando su cabello.

—Sabes, desde que llegaste a la escuela, siempre me has gustado—confesó Jaehyun—. Pero me puse triste cuando hiciste como si nada. Pensé que no tenías interés en mí.

Doyoung levantó la cabeza, sorprendido.

—¿De verdad?—preguntó, sus ojos brillando con curiosidad—. Pero si siempre estabas con tus amigos y apenas me mirabas.

Jaehyun rió, sacudiendo la cabeza.

—Es porque no sabía cómo acercarme a ti. Eres tan... no sé, diferente. Especial. Pero cada vez que intentaba hablarte, parecía que no me notabas.

Doyoung negó con la cabeza, sonriendo.

—Eso no es cierto. Desde que te vi entrar a nuestro salón a mitad del ciclo, me sentí atraído hacia ti. Pero me sentía demasiado tímido como para hablarte. Pensé que no te interesaría alguien como yo.

Jaehyun frunció el ceño, claramente confundido.

—¿Alguien como tú? ¿A qué te refieres?

Doyoung se encogió de hombros, jugueteando con los dedos de Jaehyun.

—No sé, siempre te veías tan seguro de ti mismo y popular. Yo, en cambio, era el chico nuevo, sin muchos amigos. No quería que pensaras que era raro o algo así.

Jaehyun soltó una carcajada, sorprendiendo a Doyoung.

—¿Raro? Doyoung, eres increíble. No podía dejar de pensar en ti. Incluso mis amigos me molestaban porque no podía concentrarme en nada más que en ti y tú solo me ignorabas.

Doyoung se sonrojó, una sonrisa tímida en sus labios.

—Entonces, ¿todo este tiempo estábamos interesados el uno en el otro y éramos demasiado tontos para darnos cuenta?—preguntó, riendo suavemente.

Jaehyun asintió, riendo también.

—Parece que sí. Pero ahora estamos aquí, juntos, y no pienso desperdiciar ni un momento más—dijo, inclinándose para besar a Doyoung nuevamente.

El beso fue suave y lleno de promesas. Cuando se separaron, Doyoung lo miró con ojos brillantes.

—Entonces, ¿qué haremos ahora?—preguntó con voz suave.

Jaehyun sonrió, acariciando la mejilla de Doyoung.

—Primero, vamos a salir en citas reales. Nada de esconderse en baños o esperar a que los demás se vayan. Quiero presumirte ante todos.

Doyoung rió, asintiendo.

—Y después de eso, quiero que vayamos a todos los lugares que siempre he querido visitar contigo. Hacer todas esas cosas que pensé que nunca tendríamos la oportunidad de hacer.

—Me encantaría—respondió, sus ojos llenos de amor.

Jaehyun lo abrazó con fuerza, sintiendo que, por primera vez, todo estaba en su lugar.

—Doyoung, te quiero tanto —dijo en voz baja, su corazón lleno de emoción.

—Yo también te quiero, Jaehyun—respondió, besándolo nuevamente.

Y así el día continuó. Ambos se entregaron por completo a su nueva relación, sabiendo que habían encontrado algo especial en el otro. Y mientras el sol comenzaba a asomarse por el horizonte, iluminando la habitación de Doyoung con una luz suave y cálida, se quedaron abrazados, seguros de que, a partir de ese momento, sus vidas estarían entrelazadas para siempre.

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