Parte 8

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________ pov

Salí de esa oficina temblando. Literalmente mis piernas temblaban del placer que me hizo sentir y del placer de verla así.Disfruté como nunca antes hacerle sentir placer y fue completamente increíble.

Salí de trabajar y me fui a mi casa. Papá saldría con Samara así que estaría sola. Me relaje por un buen rato en mi bañera y estando aún ahí entró una llamada a mi teléfono que conteste inmediatamente.

— ¿Hola?

— Hola

Esa voz tan familiar que me ponía la piel de gallina se filtró a través del teléfono.

—¿Pasa algo?

—teníamos un trato —empezó a decir— solo cuando ambas queramos y espero que quieras, porque voy a pasar por ti en exactamente 10 minutos, no tienes opciones, me dejaste jodidamente mal.

Sonreí para mí. No podía creer que Billie me estuviera llamando para eso al fin

—Diez minutos es mucho tiempo...

Contestó mi afirmación con un gruñido y la llamada terminó, así que me terminé de duchar y me vestí con un vestido azul.

Puse tacones negros en mis pies y decidí hacerme un moño desordenado en mi cabello, no me maquille nada porque no solía hacerlo desde que ella había hecho el comentario sobre mi rostro. Realmente tenía razón, no hacía falta usar mucho maquillaje y aunque a veces si me gustaba darme una manita en esta ocasión sería innecesario.

Puse una colonia suave en mi piel y ya estaba lista, exactamente 9 minutos después escuché la bocina afuera. Algo pasó en mi sistema, mis nervios se dispararon, mi respiración se aceleró y podía escuchar los latidos de mi corazón en mi pecho. Eran gritos que decían una sola cosa: "Va a suceder"

Apenas logré relajar mis nervios bajé y ahí estaba ella, vestida con una remera negra y un pantalón también negro, se veía más relajada, más real. Le sonreí y llegué hasta ella. Oconnell me dedicó una sonrisa maliciosa y me abrió la puerta del auto.

—Que caballerosa —empecé a molestar de inmediato

—Normalmente tendrías que ir a buscarme a mi así que te podrás imaginar lo "Premium" que es esto.

Rodeé los ojos cuando cerró la puerta. Una vez abrió la puerta del conductor el auto se llenó de su presencia. Ese lugar era pequeño y estando sentada al lado de una mujer tan enorme, me sentía como una cucaracha: Pequeña, atrapada, suya.

El auto se llenó de un silencio intenso, solo se escuchaba el ligero ruido del motor y las fuertes respiraciones de Billie. En Algún momento del viaje me descubrí a mí misma mirando su perfil, me di una cachetada mental y me gire, Billie hablo:

—Esta vez regresaste sola, Cabello —su voz tenía un poco de burla, pero estaba seria. Su rostro estaba serio, sus brazos tensos

—Estoy aprendiendo.

Billie soltó un largo suspiro de alivio fingido.

—Adorable

El resto del viaje fue silencio hasta que estuvimos a punto de llegar al hotel.

— ¿Has estado aquí? —pregunto, seguramente al notar que yo no estaba mirando por las ventanas.

Cuando nos íbamos de viaje a algún sitio que no conocía mi curiosidad me convertía en una niña o un perrito. La niña que miraba todo por las ventanas cerradas con un brillo de admiración y dudas en sus ojos, el perrito que abría las ventanas, sonreía y gritaba de felicidad por conocer un lugar nuevo. Billie sabía que me ponía en alguno de esos modos cuando estaba en un lugar nuevo. Y también sabía que permanecía como si nada en lugares que ya conocía.

La socia de papá | Billie Eilish G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora