Desde que era niño, me gustaba dibujar. Era mi vida, mi mundo. Cuando tenía cuatro años, comencé a dibujar garabatos y a medida que crecía, mis dibujos comenzaban a dar forma más o menos profesional. A mis ocho años, comencé a dibujar tres niños con rostros siniestros y locos, como si fuesen psicópatas. Los llamé Lucas, Kai y Nico. Les contaba sobre mi madre, mis hermanos y sobre todo, les contaba sobre mis problemas emocionales. Prácticamente, les contaba todo, (como si me fuesen a escuchar). También los dibujé con poderes de levitación. Ahora, tengo 20 años y mis dibujos son básicamente profesionales. Mis mejores amigos, Dani y Alex también son muy talentosos dibujando. Después de la universidad, fui al trabajo y comencé a dibujar. Este se trataba de dibujar un paisaje en el que te sentías seguro. Inconscientemente, distraído por mi dibujo, escuchaba el sonido de las olas y sentía la arena bajo mis zapatos. Levanté la vista y me encontré en la playa. Inesperadamente, me tocaron el hombro, me sobresalté y volví a la realidad.
—Evan, ¿todo bien?. —Dice mi jefe preocupado.
—Si, todo bien.
—Parecías un poco distraído.
—No es nada señor. Seguiré trabajando.
—Está bien.
El jefe se fue a su oficina, seguí trabajando, tratando de asimilar lo ocurrido hace un rato. ¿Como es posible que me encontrase en la playa tan solo un instante?. ¿Tuvo algo que ver con lo que acabo de dibujar?. No, no lo creo. ¡Ya basta y ponte a trabajar Evan!. Unas horas después, fui a casa. Me duché, comí algo y me acosté a dormir.
Al día siguiente, fui a la universidad. Dani y Alex me acompañaron al aula, me senté en mi lugar y comenzó la clase. Al culminar mi primer clase, fui a la segunda, me senté en mi lugar y comenzó la clase. Al culminar la segunda clase, fui a almorzar con Dani y Alex. La comida de la cafetería es integral, pero buena (para mí lo es). Dani me observa un poco con asco, ya que me como la comida con tranquilidad. Alex solo me da su comida, dando a entender que me lo coma.
—No me comeré su comida, chicos. —dije riéndome.
—Está bien, Está bien. —dice Alex riéndose.
Los tres culminamos de comer y nos fuimos a las dos últimas clases. Después de las clases, fui a mi trabajo. En el camino, choco con alguien.
—Perdón. —me disculpé sin contacto visual, ya que tenía un poco de prisa.
Seguí mi camino, llegué y me senté en mi lugar. Comencé a dibujar, hasta que mi jefe gritó mi nombre.
—¡Evan!.
Fui a su oficina, entré y me senté.
—Escucha. Me iré por unos días. Así que no irás a trabajar desde mañana en adelante, hasta que yo lo avise.
—Está bien. De todos modos, le iba a decir lo mismo, ya que mis exámenes finales se acercan y debo estudiar.
—Bien, entonces, haz tu último trabajo y me lo entregas.
—Si, señor.
Me fui de la oficina y comencé a terminar mi dibujo. Después de eso, se lo entrego al jefe y me voy a mi casa. Como algo, me ducho, estudio tres horas y me acuesto a dormir. En medio de la noche, suena mi celular. No miré quien me llamaba, solo contesté.
—¿Hola?.
—Te encontraremos, Evan. Y cuando eso pase, destruimos tu mundo junto contigo.
Y colgó.
¿Qué?. ¿Como sabe mi nombre?. ¿Quien era esa persona?. Su tono de voz era sádica. A lo mejor era una de las bromas de Dani. Me volví a dormir, convenciéndome de que era una broma. Aunque no me parecía la voz de Dani, él nunca hablaba así, a menos de que fuese una de sus bromas.
Al día siguiente, hablé con Dani y le pregunté sobre la llamada. Él dijo que no, que él no haría una broma como esa.
—A lo mejor lo soñaste o algo así. —dijo Alex.
—No creo que sea un sueño. De hecho, pasó algo extraño mientras trabajaba.
—¿Qué pasó?. —preguntó Dani.
—Mientras dibujaba, me encontraba en la playa. Era similar a mi dibujo.
—Eso sí que es extraño. ¿Cómo es posible que mientras estabas en el trabajo, te encontraras en la playa mientras dibujabas?
—En realidad no lo sé. Si vuelve a pasar, les informaré.
—Está bien. —dijeron ambos.
Fuimos a las clases y nos dieron nuestro primer examen final. Después de eso, fuimos a almorzar. Al culminar, fui a casa, ya que mi jefe no estará unos días. Llegué, comí algo, estudié unas tres horas y me quede viendo televisión. Mientras tanto, mi celular suena. Era Alex.
—Hola, Alex. ¿Sucede algo?.
—E-Evan... n-necesito... que... v-vengas... —dice entrecortado, como si tuviera un ataque de pánico.
—Iré para allá.
Agarré las llaves de mi auto, encendí el motor y me dirigí a la casa de Alex. Bajé del auto y toqué la puerta. Alex me abrió y lo observo temblando y agitado. Lo primero que hice fue abrazarlo por instinto. Pasé a su casa y lo senté. Fui a la cocina para traerle un vaso de agua. Se la entrego y se lo bebe.
—Todo estará bien, ¿si?. —dije con calma, tratando de calmarlo.
—Gracias... por venir.
—De nada.... ¿Puedes decirme... lo que ocurrió?.
—Solo... pensaba en mi pasado. Hay veces que... no duermo o solo me dan ataques de pánico como hoy.
—Oye, sabes que no debes pensar en eso. No te preocupes, si quieres, me puedo quedar esta noche.
—Gracias Evan. Eres un gran amigo. —sonrió débilmente.
Llega la noche, fui a la habitación de Alex, acomodé unas sábanas y almohada en el suelo y me acosté. Alex se quedó dormido al instante, mientras yo me quedé despierto. Al cabo de un rato, recibo una llamada del mismo número. Salgo al balcón para atender la llamada.
—¿Hola?.
—Te encontramos Evan. Pronto sabrás quiénes somos en persona. Y solo entonces, tú y tu mundo será destruido. Nos divertiremos mucho destruyendo tu aburrido mundo.
Y colgó.
¿A caso son más de uno?. ¿Por qué esa persona quiere destruir mi mundo?. ¿Se refiere a mis dibujos? No lo sé. Esto me está confundiendo un poco. Mejor iré a dormir, mañana tengo otro examen.
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Del papel a la realidad
Mystery / ThrillerDescripción: Evan, un talentoso dibujante, descubre que tiene el poder de dar vida a sus dibujos. Lo que comienza como una fascinante aventura creativa rápidamente se convierte en un desafío cuando los personajes y mundos que dibuja empiezan a inter...