I

142 32 9
                                    

—Hey, Rub, ¿tienes un momento? —Quackity se acercó a su mejor amigo, quien se encontraba acurrucado frente a la chimenea de la sala común junto a Samuel, quien inmediatamente le dedicó una mirada hostil.

No es que él y Rubius hubieran tenido algo realmente serio, simplemente tonteaban de vez en cuando en las fiestas organizadas en su sala común o en la Sala de los Menesteres, pero había sido mucho antes de que Rubius y Vegetta comenzaran a salir. Aun así, este último parecía tener un instinto de posesividad cuando veía a Quackity intentando "llamar la atención de Rubius".

—Claro que sí, Quacks —respondió este, rápidamente librándose del agarre del Ravenclaw.

Quackity le dedicó una sonrisa sintiéndose victorioso, sin querer ser descarado, pero por Merlín que lo era. ¿Qué esperaba? Él era su amigo antes de que esos dos comenzaran a salir.

—Necesito que me ayudes en algo —dijo Quackity mientras se sentaban en la escalera que llevaba directamente a las habitaciones.

—No se tratará de nuevo de algo sobre Luzuriaga, ¿verdad? —inquirió curioso. Quackity rápidamente frunció el ceño, no era como si le pidiera muchas cosas que tuvieran que ver con él—. Y por la expresión de tu rostro, parece que así es. ¿Qué te hizo ahora?

Bufó y recargó la cabeza contra el barandal de la escalera.

—Simplemente es un pendejo. Como si yo disfrutara tanto de pasar dos horas extra después de clases limpiando el estúpido salón de pociones con él. Es simplemente irritante.

—Sigue pareciéndome una estupidez la razón por la que discuten, ambos son unas ratas de biblioteca sin remedio.

—No es mi culpa que él se lo haya tomado tan en serio, al principio era una rivalidad amistosa, ya sabes, competir por quién sacaba mejores notas, quién aprendía más rápido los hechizos y encantamientos, y quién dominaba la magia más rápido, pero supongo que después el imbécil no supo perder contra mí o alguna mierda por el estilo.

Desde el principio, los estudiantes vieron que Quackity y Luzu eran los mejores de su generación. Empezaron a llamar la atención de los profesores por la rapidez en la que aprendían hechizos y encantamientos, así como las notas que sacaban en los exámenes y clases. La competencia entre ellos era amistosa, pero ambos estaban decididos a ser el mejor en todo.

Sin embargo, Quackity tenía la ventaja de tener a alguien como Rubius de su parte, quien, al ir un año más arriba, le ayudaba a tomar la delantera respecto a los conocimientos que el resto pudiese tener hasta ese momento. Todo era en buena onda y hasta amistoso hasta cuarto año, en que un duelo en clase entre los dos se salió de control. En esa competición, Quackity ganó contra Luzu usando hechizos más avanzados pero legales al fin y al cabo, y, en lugar de ser un ganador humilde, empezó a burlarse de él por ello. Desde entonces, lo que comenzó como una rivalidad divertida se volvió más intensa y hostil, y ambos empezaron a tratar de sabotearse mutuamente en secreto sin que los profesores lo supieran, hasta el punto en que su rivalidad se había convertido en una enemistad real.

—Bien, si vengarte de alguna manera te hace sentir bien, no seré yo quien te lleve la contraria. ¿Cómo te ayudo, chiqui? —Rubius siempre había sido comprensivo con él, defendiéndolo y dándole la razón en todo. En la única cosa que no se metía directamente era en aquellos conflictos que tenía con el chico de Slytherin, pues seguía pareciéndole un juego de niños hasta cierto punto inocente.

—Bueno, estaba pensando en preparar un filtro alihotsy y verterlo en su jugo de calabaza del desayuno.

—¿Provocarle histeria? ¿En serio, Quackity? —Rubius lo veía con una expresión de indiferencia. Como lo había dicho, juego de niños.

—No es como si quisiera asesinarlo o algo, Rubius, no jodas. Solo quiero reírme un poco de él.

—Bueno, mira, vamos al salón de pociones, tengo mi libro allí, quizá podamos encontrar algo más interesante.

Quackity no necesitó que se lo dijeran dos veces. Antes de salir, Rubius le hizo una seña con las manos a Samuel, y Quackity lo imitó, ganándose una seña con el dedo medio de parte del de ojos violeta.

No fue difícil escabullirse al aula de pociones, Quackity tenía casi un permiso personal para pasar horas extras allí, puesto que se excusaba con que pasaba el tiempo estudiando más y realizando prácticas.

Rubius tomó su libro de séptimo año del estante y lo llevó hacia el restirador donde descansaba el caldero.

—Muy bien, veamos qué nos sirve —comenzó a hojear las páginas, leyendo las pociones, ingredientes y efectos—. Mira esta, elixir para inducir euforia. Esta poción induce euforia repentina en el bebedor. Los posibles efectos secundarios son tendencia exagerada a cantar y picor en la nariz.

—¿Y el infantil soy yo, en serio? —respondió el menor, rodando los ojos y buscando algo más.

—Ya, ya, calla. Mira, Veritaserum, esta podría ser una gran opción —le enseñó el libro. Quackity parecía sumamente interesado en esta.

—El Veritaserum es un poderoso suero de la verdad. Obliga al bebedor a responder con sinceridad cualquier pregunta que se le haga —leyó Quackity. Este parecía ser perfecto, podía imaginar un sinfín de situaciones vergonzosas en las que podría meter a Luzu con esto.

Mientras leía a fondo sobre su historia, efectos secundarios e ingredientes, la poción que se encontraba del otro lado del libro captó su atención de una manera más intensa.

—Oye, Rub, ¿qué opinas de esto? —El chico miró con curiosidad la imagen y al leer el título le recorrió un escalofrío—. ¿Amortentia?

Rubius rápidamente le arrebató el libro.

—Oh, no, Quackity, una cosa es hacerlo querer vomitar babosas o hacer que se ría sin parar en clase, pero esto, estamos hablando de ligas mayores.

—El hecho de que me digas todo eso solo me da más ganas de quererlo hacer.

—No, no, no y no, esto es peligroso, Quackity, quiero decir, REALMENTE peligroso —Rubius abrazó su libro y estaba dispuesto a devolverlo en su lugar.

Quackity rodó los ojos, sacó su varita y con un sencillo hechizo de Accio le arrebató el libro, recibiendo una réplica de parte del mayor.

—¿Una poción de amor? ¿Es eso posible? —comenzó a leer a detalle aquella poción, empezando a maquinar distintas ideas en su mente.

—Por supuesto que la Amortentia no crea amor. Es imposible crear o imitar el amor. Solo produce un intenso encaprichamiento, una obsesión —explicó Rubius—. Probablemente sea la poción más peligrosa y poderosa de todas las que hay en este libro. Lee esto —Rubius señaló una parte del libro resaltada con tinta roja.

—Un experto fabricante de pociones puede generar un poderoso enamoramiento, pero nadie ha conseguido todavía crear el único sentimiento verdaderamente indestructible, eterno e incondicional que merece ser llamado amor —recitó Quackity—. Qué romántico —se burló y arrancó la página del libro—. 

Mi vida en Hogwarts y la de todos sería mejor si estuvieras en otra escuela, y no hay fuerza humana que pueda hacerme cambiar de opinión.

—Esta es perfecta.

—Oye, Alex, te recomiendo que tengas mucho cuidado con eso y trates esa poción con respeto. Es sumamente peligrosa.

—Ya, ya, hablas como mi papá. Sé lo que hago, Rub. Muchas gracias por tu ayuda —acarició su hombro—. Mañana me encargaré de ir a buscar los ingredientes al pueblo. Te traeré unas plumas de caramelo de Zonko como agradecimiento.

—Bien, pero no digas que no te lo advertí, ¿eh? —Rodó los ojos; su amigo no tenía remedio.

—Gracias por cuidarme, y a la única persona que le agradeceré luego de burlarme de ese idiota será a ti.

-


Casi 100 lecturas en el primer capítulo, estoy emocionado. 
Espero les guste este capítulo, buenas madrugadas. 

- aidenlovesquackity

amortentia ;; luckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora