EL JUEGO DEL DESTINO

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El cielo de Seúl se encontraba encapotado, como si presagiara los eventos que estaban a punto de desencadenarse. Las luces de neón parpadeaban en un espectáculo hipnótico mientras las calles se llenaban de personas que buscaban escapar de sus rutinas diarias. En medio de esta vibrante metrópolis, el "Palacio de las Estrellas" resplandecía como una joya en la corona de la ciudad.

Kim Taehyung observaba desde su oficina en el piso superior, su mirada fría y calculadora recorriendo cada rincón del casino a través de los monitores de seguridad. Su porte imponente y su postura rígida emanaban una autoridad inquebrantable. Aquella noche, sin embargo, una inquietud inusual perturbaba su acostumbrada calma.

Desde que había tomado las riendas del negocio, ningún desafío había sido demasiado grande para Taehyung. Su inteligencia y capacidad para controlar a las personas le habían asegurado una posición dominante en el mundo del juego. Pero hoy, una partida especial lo esperaba. Park Junsoo, un magnate conocido tanto por su fortuna como por su habilidad para apostar, había lanzado el guante.

A medida que se acercaba la hora de la partida, Taehyung descendió al salón principal con pasos firmes y decisivos. El ambiente estaba cargado de excitación y nerviosismo. Los murmullos de los jugadores se mezclaban con el sonido de las fichas y las cartas, creando una sinfonía que Taehyung conocía bien. Al llegar a la mesa central, todos los ojos se volvieron hacia él.

Junsoo ya estaba allí, con su expresión serena y su mirada fría. Taehyung tomó asiento, y el crupier, con manos expertas, comenzó a repartir las cartas. La partida se desarrollaba con un ritmo constante, cada jugada elevando la tensión un poco más. Ambos hombres mantenían sus rostros impasibles, aunque sus mentes trabajaban a toda velocidad.

El punto culminante llegó cuando Junsoo hizo su jugada final. La cantidad de fichas en el centro de la mesa representaba una suma astronómica, pero fue su siguiente movimiento el que dejó a todos sin aliento.

—Apuesto la mano de mi hijo omega, Jungkook —anunció Junsoo con una calma perturbadora.

Taehyung alzó una ceja, sorprendido por la apuesta inusual. Los murmullos se hicieron más fuertes, y la tensión en la sala aumentó. Sin embargo, no mostró signo alguno de conmoción. Su mente calculadora vio esto como una oportunidad única.

—Acepto —dijo Taehyung finalmente, su voz fría y autoritaria resonando en la sala.

El crupier repartió la carta final, y la suerte decidió. Con una mano ganadora, Taehyung reclamó su premio. Junsoo, con una mezcla de resignación y tristeza en sus ojos, se levantó de la mesa. La partida había terminado, pero las repercusiones apenas comenzaban.

Mientras tanto, en una lujosa mansión a las afueras de la ciudad, Jungkook estaba ajeno a lo que ocurría. El joven omega tenía una vida tranquila, dedicada a sus estudios y sus pasatiempos artísticos. Sus días transcurrían en paz, sin saber que su destino estaba siendo decidido en una mesa de juego.

Aquella noche, Jungkook estaba en su habitación, rodeado de lienzos y pinceles. La pintura siempre había sido su refugio, una manera de expresar sus emociones y sueños. Estaba terminando un retrato cuando escuchó la puerta principal abrirse. Su padre había llegado.

Jungkook bajó las escaleras, encontrando a su padre en la sala de estar. Junsoo parecía más cansado de lo habitual, sus ojos reflejando una tristeza profunda.

—Papá, ¿qué ocurre? —preguntó Jungkook, su voz temblando de preocupación.

Junsoo suspiró, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

—Jungkook, hay algo que debo decirte. Algo que cambiará nuestras vidas para siempre.

Las palabras que siguieron cayeron sobre Jungkook como una losa. Su padre le explicó la apuesta y su desenlace, revelando que ahora pertenecía a Kim Taehyung. La incredulidad y el miedo se apoderaron de Jungkook. ¿Cómo podía su vida haber cambiado tan drásticamente en una sola noche?

—Tendrás que casarte con él, hijo. Es la única manera —dijo Junsoo con la voz quebrada.

Jungkook no sabía cómo reaccionar. La idea de dejar su hogar y casarse con un alfa desconocido le aterrorizaba, pero también entendía la gravedad de la situación. Su padre había apostado todo lo que tenían, incluyendo su propia libertad.

Esa noche, Jungkook apenas pudo dormir. La incertidumbre y el temor lo mantenían despierto, sus pensamientos enredados en un torbellino de emociones. Cuando finalmente el sueño lo venció, soñó con un hombre de mirada intensa y aura dominante, alguien que representaba tanto su destino como su desafío.

A la mañana siguiente, el sol se alzó sobre Seúl, trayendo consigo un nuevo comienzo. Jungkook se levantó, sabiendo que debía enfrentarse a lo desconocido con valentía. Mientras se preparaba, sus pensamientos se centraban en Kim Taehyung. ¿Qué clase de hombre era? ¿Cómo sería su nueva vida junto a él?

El sonido de un coche deteniéndose frente a la mansión sacó a Jungkook de sus pensamientos. Miró por la ventana y vio un lujoso vehículo negro. Su corazón latió más rápido al ver al hombre que descendía del coche. Kim Taehyung había llegado para reclamar lo que era suyo.

Jungkook bajó las escaleras con pasos vacilantes, su mente llena de preguntas y su corazón pesado por la incertidumbre. Al llegar a la puerta, se encontró con la mirada fría y dominante de Taehyung. En ese instante, ambos comprendieron que sus destinos estaban irremediablemente entrelazados.

—Jungkook —dijo Taehyung con voz autoritaria y firme—, ven conmigo.

Con una mezcla de miedo y sumisión, Jungkook asintió. Tomó la mano que Taehyung le ofrecía, temblando ligeramente, y salió de la mansión, dejando atrás la vida que conocía. Mientras se alejaban, un nuevo capítulo comenzaba para ambos. Una historia de apuestas y destinos, de desafíos y descubrimientos, donde el control y la sumisión serían puestos a prueba en cada paso del camino.

El viaje hacia el "Palacio de las Estrellas" fue silencioso. Taehyung no dijo mucho, pero su presencia fría e imponente era constante. Jungkook miraba por la ventana, observando cómo la ciudad pasaba rápidamente. Sus pensamientos estaban enredados, pero una extraña determinación crecía en su interior. Sabía que debía adaptarse a esta nueva vida, encontrar su lugar junto a Taehyung.

Al llegar al casino, Taehyung lo guió a través del opulento edificio. Jungkook se sorprendió por el lujo y la elegancia de su nuevo hogar. Cada rincón del "Palacio de las Estrellas" reflejaba la meticulosa atención al detalle y el poder de Taehyung.

Finalmente, llegaron a una suite privada, donde Taehyung se detuvo y se volvió hacia Jungkook.

—Este será tu hogar a partir de ahora —dijo Taehyung con voz fría y autoritaria—. Tienes libertad para moverte por el casino, pero hay reglas que deberás seguir.

Jungkook asintió con una mezcla de temor y sumisión, sabiendo que tenía mucho que aprender sobre este nuevo mundo. Pero también había algo en la mirada de Taehyung, una chispa de respeto calculado, que le dio una mínima esperanza.

—Entiendo —respondió Jungkook—. Haré lo mejor que pueda.

Taehyung sonrió ligeramente, una sonrisa fría y calculada.

—Eso es todo lo que puedo pedir.

Mientras la noche caía sobre Seúl, Jungkook se quedó en su nueva habitación, reflexionando sobre los eventos que lo habían llevado hasta aquí. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba decidido a enfrentar cada desafío con valentía. Y mientras miraba por la ventana, hacia las luces de la ciudad, se prometió a sí mismo que encontraría su lugar junto a Kim Taehyung, sin importar lo que el futuro le deparara.

||DESTINO APOSTADO|| VKOOK||✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora