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-¡Kageyama!- Lo llamó Shoyo, corriendo a empujarlo con una tacleada

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-¡Kageyama!- Lo llamó Shoyo, corriendo a empujarlo con una tacleada. El azabache cayó al suelo. Junto al pelirrojo que llegó como bala.
-¡¿Qué te pasa idiota?!- Le recriminó.

-Ups. Lo siento...- Le dijo con una sonrisa apenada. Era diferente... ¡A su estúpida sonrisa de siempre!
-Agh... No importa. Párate y ya.- Le dijo empujándolo con el pie. El pelirrojo soltó una suave risotada al respecto.

-Hoy pensé-.-
-Que sorpresa.- El pelirrojo lo miró. Incrédulo.

¡¿Kageyama había dicho un chiste?!

-¿Qué pensaste...?- Le dijo el azabache avergonzado por la penetrante mirada del mayor.
-¡Ah, sí! Pensé que tal vez no puedas sonreír... ¡Porque los músculos de tu cara son muy débiles!- Le dijo con una gran sonrisa.
-¿Ha?-
-¡Sí! Mira, siempre estás serio. Y cuando no, estás con el ceño fruncido. Deja de hacer eso, por cierto. Te vas arrugar.- El azabache le agarró la cabeza como bola de boliche.

Fue así que Shoyo lo llevó a rastras al patio del Karasuno y empezó a moverle los cachetes.

Los jalaba, los masajeaba, los movía. Todo con la intención de calentar sus músculos. Y de burlarse de su cara.

-¡Ahora saca los dientes! ¡Así!- El pelirrojo hizo con sus labios un rectángulo, mostrando todos sus dientes. El azabache hizo lo mismo.
-¡Bien! Ahora espera...- El mayor sacó su teléfono.

Y le tomó una foto.

Tobio le dió un sape al respecto. Mientras Shoyo se reía de él.

Sus labios le hacían cosquillas en ese momento.

Sus labios le hacían cosquillas en ese momento

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Mockingbird [KageHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora