Michigan siempre ha sido un lugar muy pintoresco de los Estados Unidos; desde su escudo hasta su bandera, ambos adornados con la icónica figura del ciervo de cola blanca, hasta las grandes ciudades que han llegado a ganar fama fuera de la frontera nacional. Es en aquel estado, en uno de los ochenta y cuatro condados que dividen el territorio, que se encuentra un lugar conocido como Royal Woods.
Antaño el sitio era un pequeño pueblo, un lugar donde todos se conocían mutuamente por la poca cantidad de lugares y habitantes en la zona; sin embargo debido a una serie de eventos fortuitos, el pueblo comenzó a crecer a un ritmo acelerado, atrayendo personas de todas partes del país y aumentando las infraestructuras. A los pocos años adquirió la categoría de ciudad y unos pocos años más tarde sería denominada como Gran Ciudad... La gran Ciudad Royal Woods... ¿Cómo era posible que un pueblo hasta el momento pequeño y humilde creciera a un ritmo tan acelerado? Nadie sabía dar una respuesta cien por cien concisa, las estadísticas no previeron un crecimiento tan acelerado y desproporcionado en tan poco tiempo. Algunos los asumen todo a una serie de inversiones que comenzaron a llevarse a cabo en la ciudad, planes y proyectos llevados a cabo por la alcaldía de aquel momento. ¿Pero de dónde sacaron los recursos y el desorbitante presupuesto para estos proyectos? Era un misterio que parecía ser guardado celosamente... Otros, asumieron este crecimiento exponencial, a la presencia de una joven niña prodigio, perteneciente a la familia más grande en la ciudad y que en aquellos días era considerada como la más escandalosa de todo el pueblo.
El nombre de la pequeña era Lisa Loud, una genio superdotada que culminó sus estudios universitarios de Astrofísica a la impresionante edad de ocho años y desde entonces comenzó a realizar aportes en el mundo científico; a los diez años realizó una tesis sobre la vida fuera de nuestro planeta, presentaba ideas tan revolucionarias que cambió el paradigma y la visión sobre ese tema a escala global... No son pocos los que relacionan el crecimiento inexplicable de la ciudad con el ascenso científico que fue llevando a cabo la pequeña Lisa Loud; aunque, debido a que la joven todavía era considerada legalmente como una menor de edad, fue el motivo por el cual pasó durante mucho tiempo desapercibida.
Por otra parte, Lisa Loud era un genio indiscutible para todos, sin embargo parecía provenir de una familia de individuos con grandes dotes que supieron ganarse un lugar lejos de la sombra de la científica. Aquella era una familia numerosa, Lisa solo era la segunda hija menor de entre diez niñas, cada una era poseedora de su propio talento. Y si, diez es un número alto, los problemas y el ruido eran comunes en la Casa Loud, ubicada en 1216 de la Avenida Franklin, rebautizada años más tarde como Avenida Loud en honor a los logros alcanzados por la joven científica; este bullicio constante que provenía de aquella propiedad, fue la razón y motivo por la cual aquella era conocida justamente como la familia más ruidosa de Royal Woods, la casa Loud siempre fue considerado un símbolo de caos y desorden, aunque nadie podía negar que no fuesen una familia unida y muy querida a pesar de los problemas que pudiesen causar.
Pero regresando con la ciudad, más específicamente a un gran edificio que era sede del bufete de abogados más grande de Royal Woods, hogar de los expertos en leyes mejores preparados de toda la ciudad; en donde se encontraba una mujer trabajando en su pequeña pero cómoda oficina. El lugar se encontraba bastante bien iluminado, un enorme ventanal de transparente vidrio conformaba la pared trasera otorgando una gran vista panorámica de la ciudad; la luz incidía directamente pero era filtrada por el propio cristal impidiendo que el calor se acumulara en el interior, de hecho el lugar estaba muy bien climatizado y a pesar de lo que podría parecer era bastante fresco incluso en las temporadas más calurosas del verano. Amueblada con algunas estanterías en las paredes laterales, las cuales estaban pintadas de negro y blanco, las estanterías se encontraban llenas de libros y documentos, la mayoría investigaciones y documentos relacionadas con la profesión, después de todo aquella mujer siempre buscaba querer superarse más en la vida; en el techo había una gran lámpara, aunque en ese momento se encontraba apagada pues era innecesario el consumo de electricidad en aquel momento pues la oficina estaba bien iluminada, aquella luz le servía para trabajar bajo las altas horas de la noche, en donde solo la luz lunar y de las estrellas podía iluminar el local y aunque era hermoso de ver, resultaba insuficiente para poder trabajar adecuadamente. En una esquina de la habitación había un cesto de basura, lleno hasta la mitad con papeles arrugados e informes que pasaron por la trituradora; en otra de las esquinas, cerca de la puerta de cristal opaco que impedía ver a través de él, había una hermosa planta de oficina que florecía durante la temporada invernal, irónico y bastante raro, pero por más increíble que sonase resultaba ser cierto; era una planta exótica que aquella mujer trajo en uno de sus viajes a Europa, las flores que daba eran completamente blancas, tan blancas que siempre provocaban una pequeña sonrisa en la dueña de aquel local pues le recordaban a alguien muy importante en su vida. En el centro de la oficina había una gran mesa con varias sillas, aunque una de ellas parecía ser la silla principal pues se encontraba mejor acolchada, era justamente la silla que daba la espalda a la vista panorámica que había en la habitación; la propia mesa en sí misma era de madera negra y metal blanco, combinaba muy bien con los colores de las paredes, sobre ella había un ordenador junto con varios elementos de oficina, incluido una trituradora, una impresora, un escáner, un archivador para documentos muy importantes, una engrapadora y algunos elementos que resultaban ser ya más personales. Entre estos elementos personales se encontraba un divertido muñeco cabezón que representaba a Ranni la Bruja, uno de sus personajes favoritos de los videojuegos; una taza para el café y otras bebidas, de cerámica negra que tenía escrito en letras blancas las palabras: Mejor Hija del Mundo; y junto a dicha taza, una portarretratos de tamaño mediano que se encontraba al borde de la mesa. La imagen allí mostrada exponía a una joven de dorados cabellos y sonrisa nerviosa pero animada, recién salida de la universidad con su toga y sombrero exponiendo su diploma de recién graduada en derecho, a su lado se encontraba un ¿anciano?, no, técnicamente lucía como un individuo adulto pero su rostro era claramente joven, sin embargo su cabello blanco tan puro era un poco confuso; el sujeto sonreía muy contento mientras abrazaba a la joven dama, vestía con una camisa roja con dos franjas naranjas y un pantalón de mezclilla azul oscuro. Era un recuerdo muy bonito para aquella mujer, todavía recordaba las penurias que sufrió durante su estadía en la universidad, pero logró salir adelante gracias al constante apoyo de su padre.
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El Siniestro Pecado
Mystery / ThrillerA veces los peores golpes vienen cuando menos te los esperas. Un día te encuentras viviendo una vida plena, orgullosa de lo que eres y de quien eres; y al otro día te encuentras perdida y sin rumbo en los caprichosos senderos del destino, odiando to...