**Prólogo: La llegada de la Diosa**
Observando los mundos a través de un vasto lienzo cósmico, se encontraba la que una vez fue una chica humana conocida como Kaname Madoka. Convertida en una deidad omnipresente, había pasado incontables eones cumpliendo su misión de proteger a los mundos de las brujas que traían sufrimiento y desesperación.
Durante su interminable vigilancia, recorría el multiverso, eliminando las sombras oscuras que acechaban en cada rincón. Sin embargo, un día, algo insólito captó su atención: un mundo que no estaba bajo su dominio. Esta anomalía, solitaria y diferente, despertó en ella una curiosidad que no había sentido en mucho tiempo.
Intrigada, decidió observar este mundo más de cerca. Al hacerlo, descubrió algo inesperado y profundamente conmovedor: un humano que no pertenecía a ese lugar. Este joven, llamado Subaru Natsuki, había sido arrastrado a ese mundo por una fuerza externa desconocida. Lo que más impactó a Madoka fue descubrir que el único poder con el que contaba Subaru era el "Retorno por Muerte", una cruel habilidad que le permitía retroceder el tiempo al momento de su muerte.
El sufrimiento de Subaru no se debía solo a esta terrible habilidad, sino también a su inquebrantable deseo de proteger a los que ama, a pesar de que ellos lo habían traicionado en varias ocasiones. Había experimentado muertes dolorosas en la mansión a manos de Ram y Rem, en el pueblo a manos de los cultistas de la Bruja, y en la Casa del Botín a manos de Elsa, la cazadora de intestinos. Cada muerte dejaba una cicatriz en su alma. Al ver su constante lucha y sacrificio, Madoka sintió una oleada de emociones. No solo se sintió profundamente conmovida, sino que también recordó a su querida amiga Homura, quien había soportado un dolor similar en su inquebrantable intento de protegerla. La determinación y el sacrificio de Subaru resonaban con los recuerdos de Homura, y Madoka supo que no podía ignorar este mundo ni el dolor de Subaru.
Madoka se sumergió en sus recuerdos, evocando el dolor que Homura había repetido en su incesante ciclo para salvarla. Ese sufrimiento, esa lucha interminable, eran ahora los mismos que veía reflejados en Subaru. La conexión entre sus historias la conmovió profundamente, llenándola de tristeza y determinación.
Decidida a aliviar el sufrimiento de Subaru y a ofrecerle una ayuda que Homura nunca tuvo, Madoka comenzó a explorar formas de intervenir en ese mundo. Sabía que no podía eliminar el poder del "Retorno por Muerte", pero tal vez podría brindarle a Subaru una guía, una luz en su oscuridad.
En ese preciso momento, Subaru se encontraba en el castillo de los sueños de Echidna, al borde de la muerte tras un desesperado intento de suicidio. Su cuerpo estaba exhausto, y la agonía en su rostro mostraba un dolor que iba más allá de lo físico. Tirado en el suelo, rodeado por un mar de sombras y desolación, su mirada reflejaba una desesperanza tan profunda que parecía consumirlo por completo. Justo cuando estaba a punto de perder la consciencia, Madoka apareció ante él.
La figura de Madoka, etérea y translúcida, emergió en medio del caos, como una luz en la oscuridad. Subaru, casi sin fuerzas para levantar la vista, la miró con un destello de incredulidad y desesperación en sus ojos. La presencia de Madoka era tan inesperada como desconcertante en su estado actual.
-¿Quién eres? -preguntó Subaru, su voz quebrada y apenas audible. La desesperación en su tono no solo reflejaba su dolor físico, sino también la profunda desesperación emocional que lo había llevado a este punto.
Madoka, con una voz suave y calmada, respondió:
-Soy una guía enviada para ofrecerte esperanza en medio de tu oscuridad. No puedo cambiar el pasado, pero puedo ayudarte a encontrar una forma de seguir adelante.
Echidna, la bruja de la avaricia, frunció el ceño al sentir la presencia de Madoka. La intrusión divina no encajaba en sus planes y su mente calculadora trataba de comprender el impacto de esta nueva variable.
Minerva, la bruja de la ira, sintió una oleada de furia al percibir la intervención divina. Su naturaleza explosiva estaba en guardia, ansiosa por desatar su rabia, pero su vigilancia le impedía actuar precipitadamente.
Daphne, la bruja de la gula, observaba con una curiosidad insaciable. La llegada de Madoka estaba afectando el equilibrio del castillo, y su hambre por nuevos estímulos la mantenía alerta.
Typhon, la bruja de la soberbia, mostraba una indiferencia aparente, pero no podía evitar una pizca de interés en cómo esta intervención podría alterar el curso de los acontecimientos.
Sekhmet, la bruja de la pereza, casi no prestó atención al evento. Su apatía estaba enfocada en su languidez, y no encontraba motivo para involucrarse en la intervención divina.
Carmilla, la bruja de la lujuria, sentía una mezcla de ansiedad y curiosidad. La presencia de Madoka era una novedad que captaba su atención de manera inusual.
Satella, la bruja de la envidia, observó a Madoka con una profunda preocupación por Subaru. Su amor por él era genuino, pero su factor de envidia limitaba la forma en que podía expresar ese amor. Satella se debatía entre la angustia y el deseo de proteger a Subaru, cuestionándose si Madoka sería una aliada en la búsqueda de la felicidad para él.
Madoka se dirigió a Subaru, sus palabras eran un bálsamo para su alma torturada.
-Subaru Natsuki, sé que has soportado mucho. He visto tu valentía y tu desesperación. No puedo eliminar el peso de tus recuerdos ni deshacer lo que has vivido, pero estoy aquí para ofrecerte mi apoyo y para ayudarte a encontrar la fuerza dentro de ti mismo.
Subaru, sorprendido y desconcertado, apenas podía procesar lo que estaba sucediendo. Las brujas observaban con diferentes grados de interés y preocupación, conscientes de que la presencia de Madoka podía alterar el frágil equilibrio de su mundo.
-¿Por qué me ayudas? -preguntó Subaru, sus ojos llenos de lágrimas-. No soy más que un fracaso, atrapado en un ciclo interminable de dolor y muerte.
Madoka se arrodilló junto a él, su figura radiante irradiando una calidez reconfortante.
-Porque he visto el sacrificio de aquellos que desean proteger a los demás, y conozco el dolor que conlleva. No estás solo en esta lucha. A veces, la mayor fortaleza proviene de aceptar la ayuda de los demás.
Mientras hablaba, Madoka extendió su mano hacia Subaru, una oferta de apoyo y esperanza en medio de su desesperación. Subaru, con lágrimas en los ojos, tomó su mano. En ese momento, una conexión profunda se estableció entre ellos. Este encuentro inesperado traería grandes cambios en la historia de este mundo.
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RE: Estrella Renacida.
FanfictionDurante la fiesta de el té de Echidna Natsuki Subaru se encontraba en su momento más oscuro, a punto de morir después de intentar suicidarse recibe la ayuda de un ser inesperado.