Narrador omnisciente
Era un 24 de Diciembre, la nieve caía a montones sintiéndose el espíritu navideño, lo más obvio sería que la gente no trabajará en un día tan especial, ¿verdad? Pues para algunas personas lamentablemente no, como por ejemplo: Mayu Matsuoka, la doctora de medicina interna y Pediatría, en el hospital central de Tokio.
Para la mala suerte de Mayu, una muchacha había tenido un accidente automovilístico realmente fuerte, así que tuvo que ir casi que corriendo de su casa al hospital.
Algo que se le había hecho raro a la Doctora Mayu, es que le parecía conocida la muchacha accidentada, la había visto antes, pero no sabe de donde, al final, lo dejo pasar, tenía que revisar a la paciente, no era momento de pensar tonterías.
Por otro lado, Suna Rintaro estaba sentado en la sala de esperar, esperando a la misma muchacha accidentada, se le veía realmente preocupado por la salud de esta, y bueno, no hay que culparlo, está preocupado por su novia.
La doctora Mayu, por otro lado, ya había terminado de revisar a la chica, aún no le decían como se llama, así que está desconocida a la mujer.
Ahora se encontraba caminando despreocupada por los pasillos del blanco hospital hacía la recepción para pedir su café de la noche, ella no podría vivir sin su café, además que ayuda para que se mantenga despierta y no se duerma en plena jornada laboral.
-¡Hola Akiko! ¿Cómo estás?- Pregunto alegremente Mayu a la enferma de la recepción.
-¡Doctora Mayu! ¡Hola! Yo estoy muy bien, aunque un poco cansada, ¿y usted?- Respondió amablemente la enfermera
-Pues un poco más cansada que tu, de verdad que no pensé trabajar en Navidad- Dijo con una cara de agotamiento, la enfermera Akiko río un poco al ver la cara de su senpai.
-Y bueno, ¿qué la trae por aquí doctora?- Pregunto, ya que si iba a recepción era por dos cosas, uno, café, dos, platicar con las enfermeras (en especial con Akiko) acerca de algunos pacientes amargados, pero, no a habido ningún paciente amargado estas semanas.
-Bueno, ya sabes, café- Dijo Mayu con una gran sonrisa cerrada - si no, es posible que me duerma en plena jornada laboral - dijo esta vez riendo suavemente.
-¡Claro Doctora Mayu! Ya se lo traigo, no se preocupe- Dijo con una sonrisa.
-¡Gracias Akiko, que haría sin ti!- Dijo Mayu, con una expresión exagerada, las dos se rieron.
Mientras esperaba unos minutos a que estuviera el café, aprovechó para ponerse al día con las otras enfermeras de la recepción, una le contó que el día que se tomó libre (por asuntos personales) entro un señor realmente eufórico diciendo que nadie del hospital servia, ya que, al parecer el iba a ese hospital cuando estaba enfermo pero una vez, dice el señor, que llegó con un catarro horrible, y que sólo le mandaron unos medicamentos y ya, pero eso fue hace años y además no fue para tanto, y el señor resulta que estaba ebrio, al final los de seguridad se lo llevaron. Mayu se quedó realmente sorprendida por eso, pero al final se puso a reír ya que, de algún modo, le dio gracia.
-¡Hey, may-may!- Grito una voz bastante conocida para Mayu. Cuando volteó para comprobar si sus sospechas eran berdad, ahí estaba, cabello negro puntiagudo que resaltaba bastante, alto, ojos color amarillos con un poco de cafe. Al lado de el estaba otro chico, un poco más bajo que el, un lunar abajo de su ojo izquierdo, pelo grisáceo con una pequeña antena sobresaliendo de este mismo, ojos color café claro, y con una gran sonrisa saludando con un movimiento de mano a la chica.
-¡Koushi, Tetsuro!- Mayu le correspondió el saludo a los dos chicos, con un mismo movimiento de mano, los dos chicos se acercaron a Mayu para saludarla mejor.
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Rosas y hospital ❇ || Suna Rintaro || ❇
Ficção Científica"En un día de estos en que suelo pensar Hoy va a ser el día menos pensado Nos hemos cruzado, has decidido mirar A los ojitos azules que ahora van a tu lado" "Te juro que a nadie le he vuelto a decir Que tenemos el récord del mundo en querernos" •Adv...