PRÓLOGO

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Ah...

Su cabello es verde o marrón?, no importa es muy hermoso...desordenado y con cabellos arrastrándose en su cara

Tenía pecas? o mis lentes necesitan cambio?, se veía tan asustado jaja, pobre...tan indefenso, seguramente nunca en su vida a golpeado a alguien...bueno, yo tampoco.

Definitivamente necesito verlo, necesito conocerlo, lo necesito para mi.

El techo de su habitación nunca estuvo mas interesante hasta que se vio perdido en el pensando en ese chico de su clase, el nuevo. Tan asustado presentándose delante de los inservibles que tenia por compañeros. Chico no tan alto pero no tan bajo, una estatura que podía pasar desapercibida, delgado y de ojos asustadizos que no dejaron sus zapatos en ningún momento.

El rubio quedo hipnotizado por esa figura tan frágil y débil, figura de la cual estaba seguro que tan solo con levantar el pulgar y el índice, podría aplastar. Después de su presentación temblorosa, el pecoso apenas levanto la mirada para ver donde se iba a sentar tras las indicaciones del adulto a su costado. Kei por otro lado podía saborear la emoción en su boca al notar que el puesto del chico estaba al lado derecho unos 3 asientos delante de la suya, perfecto, pensó, un buen sitio para ser espiado.

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Tsukishima Kei. 

Casi nadie hablaba con el y si lo hacían era por su increíble capacidad en los estudios, siendo de los mejores. Lo que mas sorprendía a los maestros era la confesión de que este no se esforzaba en lo mas mínimo, su mente digería cualquier cantidad de temas como si hubiera nacido sabiendo todo y solo necesitando recordar. 

Casi nadie hablaba con el y con mucha razón, su rostro expresaba desprecio que solo notarias mirando a los profundos ojos dorados, su voz sarcástica que salía de una boca sinvergüenza y sin limites, era lo que menos querían escuchar sus compañeros, tenia una actitud despreciable, muchos pedían que si quiera una vez, se le diera su merecido, siquiera una. Muy pocos maestros le pedían de su colaboración, ya que a pesar de su actitud no tenían mucho en contra, debido a los grandes privilegios por ser un buen estudiante, en lo que cave la palabra y académicamente, por supuesto. 

Como siempre dicen, "todo tiene un motivo".

El motivo de la ausencia de empatía y amabilidad en el ser del joven, era gracias a las cuatro paredes que llamaba casa, su madre nunca fue alguien presente y su padre mucho menos. Su hermano mayor Akiteru, el cual se encargo de hacerle vivir un infierno en carne propia, era el único que había estado ahí para el. Incluso después de todo lo que le hizo, el nunca tuvo rencor, quizás por eso se desquitaba con el mundo. 

Por no ser capaz de odiar a quien tenia que odiar.

Akiteru nunca fue "consciente" (eso es lo que dice, dijo y dirá) del daño que le causo a su hermano, quien prometió cuidar y amar como nadie nunca. La ausencia de los padres de los chicos obligo al mayor a convertirse en la madre y padre adoptivo del menor, papel que para desgracia no cumplió como debía, golpeándolo si algo salía mal, gritándole si no entendía (a pesar de ser apenas un infante) y llamado a sus amigos para jugarle bromas pesadas, llegando incluso a hacer cosas de las cuales Akiteru nunca se entero. 

A pesar de todo eso, los hermanos nunca hablaron del tema, Akiteru nunca se disculpo y Kei nunca protesto. Al estar tan solo la mayor parte del tiempo, ya sea en la escuela como en casa, su hermano mayor era al único que tenia cerca. El hecho de lo mal que lo trataba lo hacia sentir vivo, porque era el único momento del día en el cual tenia compañía, en el cual sentía calor, en el cual sentía algo que no fuera nostalgia y soledad. Sentía dolor. Si le preguntas a Tsukishima porque nunca trato de detenerlo o porque no lo hablo con alguien, ni siquiera el sabría responder, quizás eso era lo que debía pasar. 

MINE - Tsukishima x YamaguchiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora