Parte 2

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Freen era la acompañante terapéutica de Yoko, estaba con ella cinco días a la semana, unas cuatro horas, la joven era muy amorosa y le encantaba su trabajo, también le gustaba hablar al respecto y Faye aprovechó eso para saber más de Yoko y de su condición.

Muchas veces iba a la casa de Marissa como excusa para ir a ver a Yoko, y le gustaba pasar tiempo con ella y su acompañante, y se unía a lo que sea que estuvieran haciendo.

— Yoko... ¿Ella será así toda su vida? ¿Todo el tiempo? — le preguntó un día, estaban en el parque, habían salido a una caminata, sólo ellas tres, y estaban descansando un poco, Yoko estaba en su mundo como de costumbre, y hacia un rato se había metido en medio de un partido de fútbol y tuvieron que apartarla antes de que la golpearan con la pelota sin querer, la pequeña joven no se había dado cuenta de nada.

Freen suspiró, se ajustó un poco la cola de caballo que mantenía apartado a su largo cabello rubio.

— Espero que no, sinceramente, ella es muy dispersa, y ya tiene dieciséis, esta grande, debería estar al menos un poco mejor, para que las cosas sean más fácil... Ya casi es una adulta.

— Porque si ella sigue así va a necesitar de alguien que la cuide toda su vida— dijo Faye—. Ni siquiera mira la calle antes de cruzar, moriría sin alguien que la vigile todo el tiempo.

La chica asintió, haciendo una mueca, estaba trabajando en eso pero sin mucho éxito.

— Sí, pero ella está muy difícil, es difícil de tratar... No se ha conectado con el mundo y creo que es porque nada del exterior le interesa, no tiene ninguna razón para estar fuera de si misma.

— ¿No es porque le da mucho miedo? Es por eso que no se relaciona... Mari siempre dice que ella ha confiado demasiado en quienes la han abandonado que ya no quiere confiar en nadie más.

Freen negó.

— No, no, esa es una de las razones, y yo también lo pensé así al principio, pero es que Yoko nunca ha tenido ningún interés, ninguna razón para querer ser parte del mundo. Y una de verdad, no juntar cosas azules, no ver un programa de TV de estrellas.

>> Ellos encuentran una razón que los impulsa a mejorar, a salir adelante. A veces es que se dan cuenta que los demás crecen, se dan cuenta que sus hermanos mayores ya tienen un trabajo y una casa propia y ellos se quedaron atrás, después de eso ellos quieren intentar todo para hacer lo mismo, o lo que pueden.

>> Y eso lleva a las crisis, a las fuertes... Yoko nunca tuvo de esas, ella no está lista para enfrentar al mundo sola y eso...— Freen suspiró—. Eso a veces me preocupa.

— ¿Cómo es eso? — preguntó Faye.

— Depende de cada uno. Ellos sienten una gran cantidad de ansiedad cuando se enfrentan a algo que no entienden, o que no conocen, porque les dá mucho miedo, y a veces huyen creyendo que pueden escapar de aquello, otras sólo se quedan en un lugar y se hacen pequeños, a veces se golpean. Pero siempre terminan llorando y gritando, pero mucho, gritan como si los estuvieran rompiendo por dentro.

Faye se sintió asustada de solo imaginarlo, no quería que Yoko se sintiera de esa manera.

— ¿Y qué hay que hacer si eso pasa?

— En realidad... Tengo que evitar que pasen— dijo la chica—, hablarlo con ella, explicarle todo, esperar a que pueda ella misma adaptarse a todo, sólo en casos muy extremos, donde no pueda llevarla a un lugar seguro para que se regule o se esté haciendo daño a sí misma o a otros, se hace algo... Le decimos "Contención", sólo para ponerle una palabra bonita, normalmente los abrazamos con fuerza, y si es muy fuerte hay que tirarlos al suelo y apretarlos lo suficiente como para que no se puedan mover, ni golpearse, ni lastimar a otros, se cansan de pelear y es cuando se calman. Eso hacemos con los niños que tienen crisis, Yoko es pequeña pero es muy grande para que yo pueda hacer eso con ella.

sarang | fayeyokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora