— ¡Mamá! — Un Minho de cuatro años se quejó, estando más furioso cada segundo.
— ¡Ven Minho bebé! — Mina gritó desde la cocina, mientras revolvía los cajones para encontrar un recipiente de plástico.
Aparentemente Minho había llevado dos galletas a la escuela la semana pasada y el es tan dulce que las había compartido con todos sus amigos, aunque sólo habían dos galletas, él quiso dar a cada uno una pequeña parte, no preocupándose por los pequeños añicos que quedarían para él más tarde. Sus amigos le rogaron que le dijera a su madre que horneara galletas para todos ellos, así que lo primero que Minho hizo ese día fue decirle a su madre lo fantásticas que eran sus galletas y que él quería que hiciera galletas tanto para sus amigos como para él, con lo cual Mina estuvo de acuerdo.
— Mamá es tarde, — Minho miró el reloj. No puede leer lo que dice, por lo que frunce el ceño. — ¡El grande está en el doce y el pequeño en el siete!
Mina rió porque ella había estado tratando de enseñar a Minho cómo leer el reloj, pero el chico siempre decía una excusa como que tenía ganas de ir al baño o que olvidó alimentar a su gato Sonnie para salir corriendo.
— ¡Todavía tenemos treinta minutos, bebé!
— Pero mamá, ¡treinta minutos es mucho tiempo! — Minho se quejó.
Mina suspiró finalmente, renunciando a buscar el contenedor de plástico grande que estaba buscando y sólo sacó lonchera de cacahuetes del pequeño Minho y lentamente empezó a poner las galletas en el interior de una en una.
Al final quedó una galleta y no había manera posible de que ella pudiera caber dentro de la caja de almuerzo sin romper las otras galletas.
"¿Si falta una galleta haría daño?" Mina pensó y luego asintió cerrando la caja con cuidado y la puso dentro de la pequeña mochila de Ed, Edd y Eddy de Minho.
— ¡Bien Honnie, vamos! — Mina arrulló mientras salía de la cocina sosteniendo la mochila del pequeño chico de cuatro años de edad.
Minho sonrió consiguiendo levantarse rápidamente de la silla y corrió hacia Mina, pensando que iba a besarla, Mina se arrodilló, pero Minho rápidamente sacó la mochila lejos de ella y la abrió para comprobar si las galletas estaban dentro.
Mina se rió entre dientes. — No te preocupes amor, las he puesto en el interior.
— ¿Todas?
— Todas — Mina dijo olvidándose de la galleta que había dejado en el mostrador, la que no cabía en la caja.
Mina tomó el rostro de Minho y besó sus mejillas, frente a lo que él murmuró "ew" y luego se fue de la casa.
Minho por otro lado, en el momento en el que entró en su escuela fue bombardeado por sus compañeros de clase que se mantenían preguntando si había llevado las galletas mágicas o no.
Minho asintió diciendo a todos que si y todo el mundo aplaudió, ¡Incluyendo el maestro, quien amaba en secreto las galletas recién horneadas de Mina!
El recreo aún no llega, pero en el momento en el que la campana sonó indicando que la clase de dibujo había terminado, todo el mundo dejó de hacer lo que estaba haciendo para ir hacia Minho.
Minho sonrió sintiéndose popular y luego, lentamente, se levantó tirando de la cremallera de su mochila y luego la abrió revelando su lonchera de cacahuates.
Todo el mundo estaba literalmente embobado mirando la lonchera que Minho estaba abriendo lentamente, el sólo de pensar en las deliciosas galletas, la boca de todos se hacía agua.
En el segundo en el que Minho abrió la caja todo el mundo se quedó sin aliento porque la caja del almuerzo tenía casi treinta galletas dentro. Mientras que algunos babeaban, otros estaban lamiendo sus labios haciendo un sonido de 'sorbo', y otros sólo tenían sus dedos dentro de su nariz.
— ¡Para todo el mundo! — Minho sonrió y luego toda la clase fue de pánico, todos levantaban su mano hacia Minho, quien amablemente colocaba una galleta en la mano de todo el mundo, asegurándose de que nadie le haya faltado.
En poco tiempo todas las galletas habían desaparecido, a excepción de la que pertenecía a Minho.
Minho miró alrededor de la clase y vio a todos comiendo las galletas impresionantes de su mamá y luego miró a la galleta que quedaba en la caja de almuerzo, sintiendo que su boca se hacía agua.
Cogió la galleta y cerró la caja de almuerzo de manera segura, manteniéndola dentro de la bolsa.
Volvió a sonreír, abrió mucho la boca porque la galleta estaba cerca. El chico estaba a punto de tomar un bocado cuando alguien tosió a su lado.
Minho levantó la vista para ver al chico tímido y tranquilo de su clase, el que nunca solía hablar con nadie, el que sólo jugaba con un pequeño conejito blanco que llevaba delante de él y tenía sus pies cruzados mirando hacia abajo.
— ¿Eres el chico de las galletas? — preguntó el chico.
— Sí — Minho rió por el apodo — soy el chico de las galletas.
— ¿Te queda alguna galleta? — preguntó el niño mirando hacia arriba por primera vez. Su ojos y los ojos de Minho entraron en contacto y Minho no sabía qué le pasaba, sentía un montón de mariposas en su panza.
Minho miró a la galleta en la mano, la que estaba a punto de comer y luego al chico moviendo lentamente la cabeza frunciendo el ceño un poco.
— Oh... — el chico de pelo castaño habló en voz baja esta vez y luego sonrió un poco, girando lentamente.
— ¡Pero espera! — Minho habló, consiguiendo levantarse rápidamente de su silla. — ¡Podemos compartir!
— ¿En serio? — el chico habló, de repente sonrió y Minho asintió sonriendo también.
Antes de que el chico pudiera reaccionar, Minho tiró de sus brazos y lo sentó en la mesa del almuerzo en donde él estaba. Minho se giró rápidamente y se sentó en la silla de al lado.
— ¡Ten! — Minho dijo partiendo la galleta en dos partes, e intencionalmente rompió una de las partes más grande que la otro, pero no para él, era por el nuevo amigo que supuestamente había hecho.
Jisung le dio las gracias en voz baja sonriendo y tomó la galleta rápidamente, metiéndola dentro de su boca.
Minho rió por la forma en la que Jisung hizo eso, su boca se hizo tan grande y los bordes de la galleta sobresalían, mientras luchaba por comer la galleta.
Una vez que ambos terminaron su galleta, Minho miró al chico que estaba limpiando su cara y espolvoreando las migas de galleta que se habían caído de su boca.
Minho rió. — ¿Te gustan?
— ¡Sí! — el muchacho chilló porque las galletas eran muy deliciosas, sin mentir. — ¡Soy Jisung! — habló moviendo su mano hacia adelante.
— Hola Jisung, ¡Soy Minho! — Minho rió tomando la mano de Jisung en la suya, agitándola.
— No — Jisung hizo un puchero — ¡Eres mi chico de las galletas!
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Cookie boy - Minsung
RomanceMinho, quien lleva galletas recién horneadas a la escuela todos los días y Jisung, que siempre toma dos. Inicio: 07/08/24 Final: 07/08/24 ❥ Romance, Fluff ❥ Adaptación - ©DIAM4NDIS ❥ Hermosa portada y separador - ©