Capítulo 2

286 72 4
                                    

Luna Lovegood era lo que se podía llamar una belleza vacía, un cuerpo y rostro hermosos y nada dentro de su cabeza qué valiera la pena.

O bueno, eso era los que todos pensaban de ella, y sinceramente, así lo prefería.

Luna a diferencia de lo que siempre se había dicho de ella, no era tonta, no era ingenua ni estaba loca, ella sabia desde una edad temprana que contaba con un coeficiente intelectual mayor que cualquiera de los niños a su alrededor, lo suficientemente alto como para básicamente criarse sola luego de la muerte de su madre y el posterior largo duelo de su padre, suficiente como para entender todo lo que se decia a su alrededor sin la menor mesura de estar cerca de una niña, suficiente para destacar si tan solo se permitiera mostrarlo, (por su puesto no es que realmente le interesará hacerlo) desde joven había aprendido a entender aquello que no se decía y a comprender los pensamientos más ocultos de las personas, más allá de lo que se podía considerar socialmente educado.

Luna Lovegood contrario a todo lo se suponía de ella era muy inteligente, ella después de todo era una Ravenclaw.

Es así que supo, desde el momento en que cayó dentro de esa formación runica solo para despertar en un bosque desconocido, que ya no se hallaba en el mismo sitio, tal vez nisiquiera en la misma línea temporal.

No solo por los obvios símbolos de espacio tiempo tallados en el suelo a su alrededor antes de caer, sino por todo a su alrededor, de alguna manera los árboles se sentían más jóvenes, y la magia más fresca, salvaje, todo a su alrededor había cambiado y Luna lo sintió desde el primer momento.

Recapitulando un poco los eventos anteriores a su desafortunada situación se podría decir que esto había sido al completo culpa de Harry. 

Poco menos de un año y medio después de la batalla de Hogwarts habiendo regresado a esta última para continuar con sus estudios, Luna se vio forzada a regresar a casa por la deteriorada salud de su padre quien se negaba a recibir tratamiento sin importar lo mucho que lo intentara, aunque Luna sabía que su padre no había vuelto a ser el mismo desde que fue secuestrada por mortífagos no podía evitar preocuparse, aún así no tenía la fuerza ni el corazón para obligarlo si era algo que no deseaba, y así apenas dos meses después de su graduación en Hogwarts, su padre falleció y aunque no pudo evitar sentirse triste por su pérdida también se alegraba de que su sufrimiento hubiese llegado a su fin, al menos ahora su padre podría reunirse con él amor de su vida.

Habiendo entonces enterrado y despedido a su padre, Luna se propuso viajar alrededor del mundo haciendo lo que mas amaba aprender y descubrir sobre criaturas nuevas, así pasaron otros dos años en los que aprendió no sólo sobre criaturas mágicas sino también sobre la cultura y diferentes tipos de magia de todos los lugares a los iba.

En este tiempo había logrado conocer partes de si misma que nunca antes había visto, entendío que si bien amaba con pasión encontrar criaturas nunca antes vistas, amaba mucho más dejarlas en paz, en su búsqueda de lo desconocido entendió una cosa que su Luna interior probablemente siempre supo, las personas podian llegar a ser muy crueles, aun mas si pueden beneficiarse con sus acciones, en sus muchas expediciones a lo desconocido Luna no podía contar ni con ambas manos la cantidad de criaturas que mostraban una clara resistencia y miedo a los humanos, algunos llegando tan lejos como para mostrar signos de tiempo en cautiverio, es así como ella había decidido jamas exponer sus allazgos.
Y claro que los habia, en sus viajes por mar y tierra habia encontrado una cantidad absurda de criaturas cuya existencia era desconocida, muchas de ellas con dones que de ser descubiertas revolucionarian el mundo magico, pero Luna se habia negado a expoberlas, prefieriendo en su lugar buscar ayudar a todas las que podia,  irónicamente esto la acercó más a su gran amigo Harry Potter y por sorprendente que fuera Draco Malfoy llegando a verlos como hermanos mayores después de coincidir en una aldea Africana que se veía amenazada por un Thunderbird, o desde el punto de vista de Luna, una dulce criatura que estaba aterrada después de escapar de traficantes ilegales, ahora se reunían cada final de mes en algún punto al asar para ponerse al día.

Y fue exactamente una de estas reuniones la que la trajo a su situación actual.

Desde algún tiempo Harry venía hablando de lo solo que estaba Hagrid y lo depresivo que parecía después de terminar su relación con Madame Olympe Maxime, así que para subirle el ánimo a su querido amigo se le había ocurrido la excelente idea (Notese aquí el sarcasmo) de regalarle una cachorra hembra para que haga pareja con el de Hagrid, pero Harry siento Harry no podía conseguirle un simple perro como una persona normal, no, el gran Harry Potter había decidido que era una grandiosa idea conseguirle una Cerbero para que así Fluffy experimente los placeres de la paternidad.

Pues bueno, su plan había sido un éxito, Hagrid ciertamente estaba saltando de felicidad con su nueva mascota, y Fluffy ahora era el orgullos padre de trece crías, así es, aparentemente los Cerbero son de esos animales que se reproducen cual conejos en pradera, suerte que no sea ilegal su reproducción.

Solo que si lo era, por lo que Luna ahora sabía, los Cerbero al igual que algunas otras criaturas entraban en la lista cuya reproducción debía ser controlada dentro de Gran Bretaña, un pequeñísimo detalle que a Hagrid se le paso decirles, y así fue como Luna, Draco y Harry se vieron en la obligación de buscar un hogar para los cachorros en un lugar donde no sea ilegal tenerlos.

Así que siguiendo ese rumbo, en los siguientes tres meses Luna viajo con cinco de los cachorros buscándole un hogar, por suerte para ella para cuando llegó a China solo le quedaba uno más, Dobby, (si ya sabía que no debería nombrar a un animal con el que no planeaba quedarse) en honor al inquieto y valiente elfo doméstico cuya actitud nerviosa e hiperactiva el cachorro parecía haber adoptado.

Ahora acostada en una cama desconocida, mirando a un techo nuevo pero con apariencia antigua Luna no pudo sino pensar que debió haber evitado que el Can corriera libremente por las ruinas de lo que claramente era un antiguo templo mágico.

No importa lo que se diga, esto definitivamente es culpa tuya Harry 

Luna Lovegood Y El Cultivo De La Luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora