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Narración 🧧

Nuevamente los gritos alegres se vieron ahogados por el inicio de la nueva ronda, la cual se avecinaba en un juego de menos lógica y mayor nivel de competencia. Luffy le agradecía a Torao por obligarlo a hacer carreras en Mario Kart en las noches que llegaba estresado de la facultad. Cada quien iba por su lado y tendría que ver la manera de llegar a la meta al menos en segundo lugar, la mesa del monito parecía emocionada nuevamente.

— Juro que si pierde en Mario Kart lo cuelgo de las pelotas en la facultad de agronomía —Law estaba poniendo la vara muy alta, después de todo él era quien le había enseñado a jugar a Luffy.

— Vamos amigo, tenle algo de fe al pobre idiota —Usopp palmeó la espalda de Torao.

— ¡Yo creo que Luffy va a ganar! —Kaya, la novia de Usopp, apoyaba desde su asiento junto a Chopper.

— El tío Lu siempre me gana en ese juego, tiene que ganar —Chopper también parecía emocionado, inclinándose en su asiento.

— Ahora que lo pienso, ¿dónde está Bartolomeo? —La pregunta de Hancock hizo que todos giraran a los lados, buscando al fanático.

Su respuesta llegó rápidamente al ver al escenario y a Bartolomeo sacando una y mil fotos de Luffy en el televisor, alguna foto exclusiva debería salir de la cuenta de fans que según el streamer era la oficial. 

La competencia había dado inicio hacía ya unos minutos atrás, Luffy peleaba la delantera con Bonclay mientras Buggy le lanzaba algunos items para hacer que su carro frenara. El escandalo a veces interrumpía el ambiente tenso del lugar. Usopp estaba dibujando en una libreta nuevas ideas para publicar en su twitter con referencia al torneo y así jalar nuevo publico. 

Torao podría jurar que en un momento se le revolvió el estomago, así que giró hacía otro lado para respirar y no sentir necesidad alguna de pararse a gritar. Cuando se giró sus ojos se toparon con unos ojos cielo que casualmente estaban perdidos en esa dirección, un sonrojo gradual llenó sus mejillas antes de girarse rápidamente sintiendo una mirada acuchillarle en la nuca. Trataba de regular la respiración y concentrar su atención en el juego, pero simplemente sus ojos no querían pegarse al juego, querían volver a ver esos ojos del cocinero que lo tenía perdido.

Antes de que se diera cuenta la partida había acabado, con su amigo como ganador absoluto, pero realmente solo sonrió pensando en aquellos ojos abiertos y atentos.