Capítulo 5 | Auradon ha caido.

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Auradon | Narradora

—Ya no más, Maléfica. Nunca tendrás poder sobre mi. ¡Ni tu ni Hades! ¡Mi única madre ha sido mi tía! ¡Y haré vivir por miles de años su legado! ¡Tú elegiste a Red, ahora te condenó a recibir una sentencia junto a ella!

Nadie podía creer esto, la propia hija de la villana más temida la estaba abandonando. La estaba condenando a una muerte segura.

—¡Mal no seas una niña berrinchuda!—Habla Hades acercandose hacia su hija, la mirada de la chica se dirige a la de su padre, hizo una seña para que los guardias los atraparan y despojaran de sus objetos mágicos para que intentarán derrocarla, ella era peor que ellos.

—Hada madrina..—Habló Adam por lo bajo mientras veía a Mal y a Hades discutir, la mujer volteó y asintió entendiendo la seña que le hacia el ex rey, estaba intentando hacer un ligero movimiento con su varita que pudiera poner a todos a salvo o inclusive evitar esta situación para que no acabará mal para nadie.

Mal la alcanza a ver de reojo y sonrie ligeramente demostrando que había descubierto sus planes, dejó de discutir con Hades y volteó a verla.

—Ni lo pienses—declara con enojo, sin más que decir usa su magia para arrebatarle la varita de las manos obteniéndola al fin, los jadeos de sorpresa no se hicieron esperar.

—¡No!—gritan todos aterrorizados de que la mujer ya no tenga en su posesión la varita que era el objeto mágico más poderoso y su única salvación a este mal y amargo momento que los estaba haciendo vivir la heredera de la reina de corazones.

—Amo los golpes de estado—cuenta Mal antes de volver a ver a su padre—. Oh, sí. Tú tampoco tienes el derecho de dirigirme la palabra luego de tu aventura y tu familia con otra mujer, ¿recuerdas que me abandonaste? Perdiste tu derecho sobre mi.

Hades miró con enojo a su hija y ella le devolvió la mirada, Hades odiaba que le echaran en cara sus errores, y a Mal le encantaba hacerlo, después de todo era la reina y podía hacer lo que quisiera.

—¡Lleven a todos a los calabozos! ¡Despojenlos de sus posibles armas! ¡No quiero a nadie libre a menos de que me juren lealtad eterna!

Mal mira a la gente, una pequeña sonrisa jugaba en la comisura de sus labios que tenia escondida la maldad.

—Es su única oportunidad. Arrodillense ante mi o mueran todos lenta y dolorosamente.

El silencio se hizo presente, nadie quería hacerlo hasta que un ciudadano lo hizo, así poco a poco algunos ciudadanos más comenzaron a inclinarse ante Mal, ella extendió los brazos con una gran sonrisa de satisfacción, amaba que la adorarán y mucho más cuando era un terror que podía percibir e inhalar.

—¡No lo hagan!—se escuchaba como gritaban los reyes pero era en vano, los que habían quedado indefensos ahora estaban inclinados ante Mal, la nueva reina.

Mal extiende la varita del hada madrina y comienza a recitar uno de sus tantos conjuros, lo cual hizo que la varita del hada madrina se haga añicos ante todos.

—Ya no tienen una sola salvación.

—¡Alto!—Gritó una peculiar familia, todos usaban sombreros, detrás de ellos habían llegado los habitantes de Wonderland pero el resto estaba feliz de su libertad, iban a seguir siempre a su reina que había cumplido su promesa.

—Ugh, ¿de nuevo ustedes?—Pregunta Mal lanzando los añicos de la varita—. ¿Acaso quieren que me deshaga de cada uno de ustedes así como lo hice con los otros tres?

—¡Aún podemos ganar!—dice una chica con una sonrisa, los reyes que estaban atrapados miraron a la chica con esperanza

—¿Y como planeas hacer eso según tu?—Pregunta la reina.

—El reloj que le robaste a mi hermano mayor.

—Ah, ¿hablas de esto?—Mal aparece con magia el reloj

—¡Dame eso!—Grita un hombre de aquella familia, en cuanto quiso lanzarse hacia la reina los guardias lo detuvieron apuntándole con sus espadas

—No me importa morir con tal de ser libre de tu tiranía.

—Tu lo pediste—Responde Mal antes de dar la señal, uno de los guardias sin ningún remordimiento corto su cabeza, la cabeza cayó al suelo y el cuerpo a su lado, los gritos horrorizados de la gente no se hicieron esperar.

Mal sonrie, su rostro tenía algunas gotas de sangre de aquella persona que acababa de ser decapitada ante todos, pero no le importó, ante los ojos de la familia Hatter se encargó de destrozar aquel reloj. Ahora si no existía nada que pudiera impedir este momento.

La carcajada de Mal resuena como un estruendo que anuncia la lluvia, pero en lugar de eso estaba anunciando el final para todos aquellos que le negaron una posible mejor vida, observa a los guardias, quienes ante la orden de Mal comenzaron a llevarse a los reyes, príncipes y princesas a punta de espada, escoltandolos al gran palacio Beast donde los encerrarian en los calabozos de alta seguridad.

—No los quiero en las mismas celdas, aseguren a cada familia en una celda propia—dice Mal mientras mira a las familias alejarse, levanta su mano y con una sonrisa falsa les dice adiós.

—Oh, y también quiero a esta familia en una de esas celdas, también morirán en su debido tiempo—declara Mal haciendo sonar su cetro, ya la familia no podía hacer nada al respecto, estaban condenados.

Los guardias comenzaron a meter a las familias al calabozo, a lo lejos se escuchaba la melodía de la reina.

—Mio es el reino, mío es el poder, mía es la gloria, por siempre y más—canta la reina alargando la nota de "poder, gloria y por siempre"

Era un canto de victoria para ella, pero dejaba una sensación de inquietud por su letra, además de su significado, ellos habían perdido ante ella.

Ben seguía perdido en sus pensamientos. Él quería saber más sobre esa chica apesar de la maldad que parecía rodearla, el creía haber conocido a aquella chica con la que había soñado al haber visto a Maddie, pero no era así, al fin había conocido a aquella chica con la que soñó.

¿Una reina tirana? Era capaz de hacer lo que fuera con tal de estar con ella.

Continuará...

The new Queen of Hearts | Descendientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora