Avalon Dixon Fleet, hija de Merle, sobrina de Daryl Dixon y casualmente una niña demasiado molesta, en el buen sentido. Siempre con curiosidad y un orgullo demasiado alto, que en el campamento de Atlanta se le complica hablar con los demás habitante...
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Avalón
Desperté al escuchar como tocaban la tienda de camping, viendo una figura al otro lado de esta, rápidamente me acerqué al cierre y la abrí, encontrándome con Carol.
-Buenos días querida-Saludo con una sonrisa, la cual devolví-Cámbiate, hay que desayunar.
Asentí, esperando que se fuera para volver a cerrar la casa de acampar y cambiarme, Merle había salido temprano con Glenn, T-dog, Andrea, Morales y Jackie, fueron hacia Atlanta por provisiones, Daryl se había ido a cazar desde ayer se supone. . que volvería hoy o mañana por la mañana.
Sali de la tienda de acampar después de cambiarme dirigiéndome a la casa rodante de Dale, normalmente cuando Merle o Daryl no estaban iba con Dale.
-Hola Dale- Salude apenas entre, Dale giro hacia mi con un plato en manos.
-Buenos días Avalon-Sonrió Estirando el plato en mi dirección-¿Tienes hambre?
-Como no tienes idea-Acepte el plato gustoso-Gracias Dale.
Al salir de la casa rodante de Dale me encontré con Carl, que estaba esperando afuera, lo miré con el ceño fruncido y seguí mi camino.
-¡Oye! -Grito detrás de mí y voltee a verlo.
-¿What?
-Hola
Me quedé mirándolo unos segundos, alce las cejas y comí junto a Amy, no hablábamos, pero siempre me daba una sonrisa, supongo que me caía bien.
Pase el resto del día, en la casa rodante de Dale, dibujando, escuchando música en un walkman que Dale me había dado, y uno que otro libro.
-¡Oye Shane! -Escuché gritar a Dale desde el techo de la casa rodante.
-Cuéntame Dale- Shane se acercó.
-No se ve bien-Hablo Dale mientras veía por los binoculares.
Agarre mi pequeño sombrero azul y salí de la casa rodante al escuchar la sirena de un auto, no podía ver nada, pero el sonido se escuchaba muy cerca.
-Son ellos, ¿volvieron? -Pregunto Amy, preocupada por su hermana.
-Es un auto robado-Dijo mientras bajaba del techo de la casa rodante.
El auto empezó a acercarse más al campamento, era un auto rojo, muy bonito, lo único malo era la estúpida sirena que ahora aturdía mis oídos, del carro salió Glenn sonriendo.
-¡Maldición!¡Apaga esa cosa! -Gritarón.
-No sé cómo - Glenn alzo los hombros aun con una sonrisa.
