☆...Pequeño petardo...☆

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Después de un año de consolidar su relación y superar las pequeñas disputas típicas de cualquier pareja, Ace decidió que era el momento adecuado para presentar a Marco a sus padres. Ambos habían tenido algunas discusiones menores, pero nada que no pudiera resolverse con una buena conversación. Estaban emocionados por dar este paso.

El día de la visita llegó, y Ace estaba un poco nervioso mientras caminaban hacia la casa de sus padres. Marco, aunque confiado, también sentía el peso del encuentro.

-¿Estás listo? -preguntó Ace, apretando suavemente la mano de Marco.

-Sí, lo estoy -respondió Marco con una sonrisa-. Solo espero que les caiga bien.

Al llegar a la puerta de la casa, Ace llamó con una mezcla de ansiedad y emoción. La puerta se abrió de golpe y Portgas D. Rouge, la madre de Ace, salió corriendo hacia ellos.

-¡Mi pequeño petardo! -exclamó Rouge, abrazando a Ace con una calidez maternal y llenándole el rostro de besos-. ¡Cuánto te he extrañado!

-¡Mamá! -protestó Ace, sonrojándose mientras intentaba liberarse de los besos-. Esto es... un poco embarazoso.

Rouge, con una sonrisa tierna, se volvió hacia Marco.

-Y tú debes ser Marco. Bienvenido a nuestra casa -dijo, extendiendo su mano-. Estoy encantada de conocerte.

-Muchas gracias, señora Rouge. Es un placer para mí -respondió Marco, estrechando su mano con cortesía.

Mientras tanto, en la sala, Gold D. Roger, el padre de Ace, se estaba preparando para conocer a Marco. Cuando entró en la sala, observó a Marco con los ojos entrecerrados, haciendo que el joven se sintiera nervioso.

-Así que eres Marco... -dijo Roger, con un tono que mezclaba seriedad y diversión.

Marco se puso un poco rígido, pero entonces Roger rompió en una sonrisa amplia.

-¡Qué bueno conocerte finalmente! -dijo Roger, acercándose a Marco y dándole una palmada en la espalda-. No te preocupes, solo estaba probando tu nerviosismo.

Ace observó aliviado y algo avergonzado. Roger se volvió hacia él, y con un gesto juguetón, le agarró las mejillas y empezó a pellizcarle los cachetes.

-¿Aún sigues siendo mi pequeño? -preguntó Roger con una risa-. Aunque ya estás grande, siempre serás mi niño.

Ace se sonrojó profundamente, mirando a Marco con una mezcla de vergüenza y diversión.

-¡Papá! -protestó Ace, intentando liberarse de la broma.

Marco observaba la escena con una sonrisa que no podía ocultar, disfrutando la calidez del momento.

-Lo siento, Marco, mi papá tiene un sentido del humor peculiar -dijo Ace, riendo a medias-. Pero realmente está contento de conocerte.

-No hay problema -respondió Marco, riendo-. Creo que me voy a acostumbrar a esto.

Después de la cálida bienvenida y la primera ronda de abrazos y bromas, Ace se ofreció para ayudar a su madre en la cocina, dejando a Marco con Gold D. Roger y Portgas D. Rouge en la sala.

-Ahora que estamos solos, ¿qué te parece si charlamos un poco? -dijo Roger, con una sonrisa que ocultaba un aire de seriedad.

Marco se acomodó en el sofá, sintiéndose ligeramente nervioso pero decidido a hacer una buena impresión.

-Claro, estoy aquí para conocerlos mejor -respondió Marco, tratando de sonar tranquilo.

Rouge se sentó junto a él, con una expresión de curiosidad en el rostro.

𖥸  ˚✩ ⋆。˚  ✩𝙱𝚊𝚓𝚘 𝚎𝚕 𝚌𝚒𝚎𝚕𝚘 𝚍𝚎 𝚝𝚞𝚜 𝚋𝚎𝚜𝚘𝚜𖥸  ˚✩ ⋆。˚  ✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora