Una decisión difícil

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Lucifer se tensó y chasqueó los dedos, pero no para hacer nada respecto a Lilith, sino para separarse de Alastor y aparecer justo al otro lado de la cama. Los ojos del ángel estaban abiertos como platos y Alastor lo miraba confundido.

Alastor confiaba en que la pasión en Lucifer jugaría con su mente y accedería a matar a Lilith para liberarlo del trato. Sin embargo, subestimó una vez más al rey del infierno. Bueno, debería apuntarse eso en alguna parte: "no subestimar a Lucifer". Antes de que Alastor pudiese decir algo para defenderse, Lucifer levantó una mano y lo hizo callar.

"Estoy seguro de que es una larga historia," intentó recomponerse y suspiró. "Y tendrás tus razones para querer matar a la madre de mi hija," cogió aire. "Pero no quiero conocerlas, al menos no por el momento. Así que será mejor que... me vaya," sentenció.

Se levantó de la cama, se puso su chaqueta y salió de la habitación, cerrando la puerta suavemente tras de sí.

Alastor quedó sentado en el borde de la cama, pasando una mano por su cara mientras suspiraba y se dejaba caer hacia atrás. Parecía que tenía que estar siempre alerta con Lucifer, y sentía una extraña presión en el pecho que no podía describir. Creía haber entendido que Lucifer sentía algo por él, pero... eso no parecía ser suficiente. Además, se había percatado de que, a Lucifer, le gustaba huir de sus problemas.

¿Sería siempre así? Cada vez que Alastor confesase algo mediana o moralmente debatible ¿Lucifer huiría, se escondería o simplemente se negaría a hablar? No es que él fuera experto en comunicar sus sentimientos, pero su madre le enseño lo importante que era la comunicación en una relación. Tampoco es como si hubiera puesto en práctica sus enseñanzas; tras su muerte, se centró en acabar con aquellos que levantaban la mano contra una mujer. Y tomar la justicia por su mano nunca había sido tan satisfactorio.

No se arrepiente de haber acabado en el infierno; según los de arriba, nadie debía decidir si alguien vivía o moría. El problema es que, para Alastor, las "personas" que agredían a una mujer no eran personas; automáticamente se convertían en alimañas a sus ojos, y no podía dejar que las alimañas anduvieran sueltas por el mundo. No estaba seguro de que Lucifer llegara entender esto algún día, y eso le molestaba por alguna razón. No le había dejado tiempo a explicarse y quizás, y solo quizás, una explicación habría cambiado las cosas. O al menos Lucifer no le habría mirado con decepción en sus ojos.

No era que él quisiera dañar a una mujer, pero Lilith era diferente. Lilith había sido cruel, había jugado con sus sentimientos y se había aprovechado de su vulnerabilidad, todo por haber confiado en ella. Estaba seguro de que Lucifer no lo sabía, siempre demasiado cegado por su estúpido amor como para ver realmente a la persona que era.

Lilith le había prometido la posibilidad de ver a su madre, y en su lugar, encontró las puertas del cielo cerradas y su alma atrapada. Quizás si hubiese comenzado por ahí, ahora Lucifer estaría consolándolo en lugar de entrando en pánico Satán sabe dónde.

🦌😈

"Un simple juego, querida, un trato en el que ambos saldremos beneficiados," dijo Alastor con voz desesperada. Tenía a Lilith encerrada en una antigua casa abandonada. Sus contactos le habían informado que ella planeaba escapar al cielo, y Alastor decidió ser egoísta. Decidió tenderle trampas para, al fin, tenerla recluida y poder negociar un trato que le permitiera ver de nuevo a su madre ya que los pecadores no tienen derecho a viajar entre anillos, mucho menos al cielo.

Necesitaba decirle que lo sentía, que lamentaba no haber podido salvarla de aquel maníaco, que se arrepentía de haber estado estudiando en lugar de hacerle compañía esa noche, sabiendo que había habido asesinatos en la zona últimamente. Sentía no haber podido encontrarla en el cielo, cegado por la rabia de matar a todos los hombres que se atrevieran a poner una mano encima de una mujer, la hija de alguien, la madre de alguien, la hermana de alguien. Pero, a pesar de todo, no se arrepentía y lo volvería a hacer una y otra vez.

Self-deception (radioapple)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora