◤✞ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 3 ✞◥

205 21 46
                                    

Iván

Es mi día libre. Había planeado pasarlo con mis hijos, pero debido a los recientes acontecimientos, tendré que entrevistar niñeras todo el día. Yo no comprendo muy bien el problema. Mis hijos están relativamente bien cuidados, Tina es una omega un poco tímida con los extraños, pero generalmente es una dulzura. Missa es un poco más difícil, pero cualquier alfa lo es. Él es muy protector conmigo y con Tina, por lo que no le agrada mucho que cualquier otra persona forme parte de nuestra familia. Las únicas niñeras que aprueba son omegas o betas lo suficientemente mayores como para ser su abuela. 

Decido que ambos pueden ayudarme a escoger su siguiente niñera. Tal vez de esta manera Missa no hará que se vaya tan rápido. Dejarlos con una novia ya no es una opción. No puedo creer que estuviera tan ciego sobre Sara, lo bueno que nunca lo suficiente para marcarla. Debí haber confiado en Tomas cuando dijo que era una perra, pero yo lo atribuí a las hormonas del embarazo de mi cuñado. 

Estoy de pie en la cocina lavando los platos del almuerzo, cuando mi teléfono suena. Sonrío cuando veo el identificador de llamadas. Rodrigo. Esto va a ser interesante.

— ¿Hola? — respondo con suavidad. 

 — ¿Iván? 

No es Rodrigo. 

— ¿Barry? ¿Qué va mal? — parece asustado. 

— Estábamos construyendo la casa del árbol. Él me dijo que no jugara con la pistola, pero no hice caso. Se veía tan genial. Yo no tenía intención de dispararle. Mamá no es tan bueno con la sangre. Él se desmayó. No sé qué hacer. Bajé la pistola de clavos, pero yo

— Cálmate amigo. Estoy en camino. — pobre chico. Para ser honestos, yo también estoy un poco preocupado. La locura de ese omega está empezando a afectarme. — ¡Missa! ¡Tina! ¡Pónganse los zapatos; tenemos que salir! 

 Oyendo la urgencia en mi voz llegan corriendo. 

— ¿Qué pasa, papá? — Missa pregunta. 

— Rodrigo tuvo un pequeño accidente, así que vamos a ayudarlo. — agarro mis llaves. — Vámonos 

Missa le pone el cinturón a Tina cuando salimos del garaje. 

— Papá, ¿Rodri va a estar bien?

— Estoy seguro de que así será 

 Gracias a mis años en la construcción, mi propio padre me enseñó los cuidados para este tipo de lesiones. Afirmó que, con Bri en el equipo, necesitaríamos estar preparados para cualquier cosa. 

Cuando me detengo en casa de Rodrigo, Barry corre hasta el coche a mi encuentro. Tiene lágrimas en los ojos. 

— Él no ha despertado. Tengo miedo. No era mi intención hacerle daño. 

Tomo el kit de primeros auxilios de la camioneta antes de arrodillarme delante de él y ponerle una mano en el hombro.

 — Voy a cuidar de él. Te prometo que estará bien. —

El asiente con la cabeza, pero sigue preocupado. 

— ¿Podrías hacerme un favor y llevar a Missa y a Tina a tu habitación? A Tina tampoco le gusta la sangre 

— D-de acuerdo — asiente con la cabeza. Sonríe tristemente a mis hijos y les indica que lo sigan. Escucho que Missa le dice que está bien, que yo arreglaré todo. 

Lo que es la confianza de un cachorro en su padre. 

Encuentro a Rodrigo tirado en el suelo de la cocina. Por suerte llevaba un casco blanco, así que él no pudo haberse hecho mucho daño al caer. Hago una mueca al ver la sangre en el muslo. Eso debe doler, él ya ha sacado el clavo. Por lo menos no han estado utilizando los clavos grandes. Rápidamente agarro un trapo frío y comienzo a secarle la cara y el cuello. Necesito tenerlo despierto, entonces me fijare en su herida.

Rodrigo Carrera: SecuestradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora