Tu corazón bombeaba con alegría y los nervios escapaban de tus poros, lo sé por lo poco que te movías y lo acelerado que te escuchabas. El cigarrillo casi terminado entre tus dedos solo era una fachada para disimular tu nerviosismo. Cuando acercaba mi rostro más hacia tu mejilla, vos ladeabas tu cabeza para intentar estar incluso más cerca. Amé tu rostro después de que nuestros labios se juntaron de esa torpe manera por primera vez: cerraste tus ojos con fuerza y sonreíste queriendo casi gritar y escondiste tu cara en tu brazo derecho. Simplemente adorable y puro.
Estoy abriendo mi cuerpo para darte un lugar, no me apuñales.