Capítulo 9

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Segunda Prueba (la víspera)

Hermione se levantó de la cama forcejeando con Draco, que parecía empeñado en mantenerla allí toda la mañana. Se encogió de hombros y soltó una risita.

—Draco, vamos... sabes que tengo que ir a hablar con Dumbledore, quiere verme.

Murmuró algo antes de levantar la cabeza de debajo de la almohada, lugar donde la había colocado cuando Theo había abierto de golpe las cortinas de la cama antes de salir de la habitación, y la miró.

—Aún tienes mucho tiempo, ma cheré. Quiero darte los buenos días como es debido.

—Con tus modales estoy segura de que llegaré tarde a mi cita con Dumbledore. Tengo que volver a mi habitación, darme una ducha y vestirme.

—Tienes mucha ropa en mi baúl. A estas alturas, tengo que tener cuidado de no sacar tus cosas cuando me visto, —resopló.

—Eso es porque tienes un baúl más grande y porque te opones rotundamente a dormir en mi habitación. Si no, no dejaría tantas cosas por aquí.

—El olor de Fleur me hace estornudar, —murmuró Draco—. Además, tenerte entre mis sábanas y en mi cama es extraordinariamente excitante. Vamos, ven aquí...

Hermione hizo un pequeño amago de determinación antes de tirar de las sábanas hacia su pecho y deslizarse fuera de la cama, dejándole cubierto únicamente por una fina colcha burdeos. Le dirigió una mirada de mal disimulado aprecio al verle estirarse como un gato entre las sábanas, tensando los músculos de los brazos y levantándose, dejando al descubierto el abdomen desnudo y el elástico del chándal con el que dormía, bajo el vientre. Tuvo que reprimir el impulso de lamerse los labios y darle realmente la oportunidad de tirar de ella entre las sábanas. Habían pasado dos meses desde el Baile de Navidad y él seguía haciéndola temblar con una sola mirada.

Había descubierto que estar con Draco tenía un efecto ligeramente adictivo, como si estuviera bajo los efectos de alguna poción narcótica. Apenas podía concentrarse lo suficiente para seguir el ritmo de sus deberes y ayudar a Fleur a encontrar una forma de respirar bajo el agua (si habían descifrado correctamente la pista del huevo, podría usarla) sin pensar en él o buscarlo para besarlo hasta la extenuación. Además de ser el hombre más estéticamente agradable en el que había puesto los ojos, la forma en que pensaba y hablaba la fascinaba más que cualquier otra cosa en el mundo. En cuanto tenían un momento libre, ya fuera en la cama en la que dormían juntos desde hacía dos meses o en un rincón de la biblioteca, o en el jardín, se tumbaban sobre su manto y empezaban a hablar de sus planes de futuro. Ninguno de los dos había mencionado aún que tendrían que separarse a final de curso y volver cada uno a su casa, pero hablaban de todo lo que querían hacer una vez que se graduaran. Así fue como ella se había enterado de que Draco pretendía, una vez que heredara la fortuna familiar, pagar todas las deudas que su padre había contraído y entregar la colección de Artefactos Oscuros que guardaba en la Mansión al Ministerio para que lo imputaran. Después de eso, lo recluiría en una de sus propiedades, lejos de Londres, y procedería a restaurar lentamente el apellido Malfoy. Era... bastante impresionante, en realidad, que un hombre tan joven sintiera ya el peso de toda una familia sobre sus hombros.

Ella, en cambio, no tenía la menor idea de cuál sería su futura carrera. Todas las opciones que se le presentaban, políticas o académicas, le resultaban igualmente atractivas, ya que su sed de conocimiento estaba dispuesta a ponerse a prueba en cualquier campo. Escuchar las ideas de Draco con tanta claridad la había impulsado a pensar también en sus propias ideas sobre el futuro, y en secreto sobre las opciones para ambos. Si Draco regresaba a Inglaterra, la distancia entre ellos seguiría siendo razonable si ella se quedaba en Francia. ¿Era Draco tan importante para ella como para intentar una relación a distancia?

Triwizard Tournament - Dramione (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora