Una noche de julio

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Ya no me duelen los disparos que dabas a ciegas con tu arma.
Sólo me duele darne cuenta de que antes tenía el poder suficiente como para poder esquivar las balas.

Ya soy libre, no tengo la voz amarrada,
Pero tengo atadas las palabras en mi mente que te llevarían a la tumba si las soltara.

Palabras, que como perros rabiosos ladras.
Si suelto a la jauría quizás no queda paciencia para volver a pararla.

Ya soy yo, después de mucho tiempo,
Porque estaba escondida entre metáfora y metáfora.

¿Qué puedo hacer ahora? ¿Qué hacen las personas felices?
Me toca aprender lo que debería haber vivido.

Todo es una montaña rusa,
La vida, la muerte, el amor y las dudas.

La vida que me faltó al decirte que lo que sentía hacia ti no era amor,
Que la muerte me intentaba llevar y las dudas lo frenaban.

Para que luego digan que fallecer es malo y triste,
Si lo único que hace es librar tu sufrimiento en este infierno llamado vida y nos separan de los diablos apodados humanidad.

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