Capítulo 3: El Enfrentamiento en las Alturas

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La cima de la montaña, envuelta en una bruma púrpura, se erguía como un coloso desafiando los cielos. El viento ululaba con fuerza, arrastrando consigo partículas de nieve que se estrellaban contra los rostros de los jóvenes guerreros. Goku, con su característico cabello negro azabache alborotado por la brisa, se situó al frente, su aura de Ki palpitando con una intensidad cegadora. A su lado, Vegeta, con su armadura Saiyan reluciendo bajo la luz tenue, irradiaba una confianza inquebrantable.

- ¡Prepárense!- ruge Goku, su voz resonando como un trueno en el aire enrarecido- El emperador oscuro nos espera. ¡Mostremos lo que somos capaces!

- No hace falta que me lo digas, Kakaroto- responde Vegeta con una sonrisa arrogante- Estoy más que listo para acabar con este insecto.

Piccolo, con su figura esbelta y su mirada penetrante, se colocó a la izquierda de Goku. Su aura oscura contrastaba con la brillantez de los Saiyan, pero emanaba una fuerza tranquila y poderosa- La victoria es nuestra- afirmó con voz profunda.

Gohan, con su cabello negro azabache al igual que su padre, pero con un aura más serena, se situó junto a Piccolo. Sus ojos reflejaban la sabiduría y la experiencia de un guerrero experimentado- No dejaremos que el mal triunfe- dijo con determinación.

Krillin, el más bajo del grupo, pero no por ello menos valiente, se colocó detrás de ellos, su cabeza apenas asomando por encima de los hombros de Gohan. Su ceja única y su sonrisa amistosa contrastaban con la seriedad de la situación- ¡Yo les cubro las espaldas!- afirmó con entusiasmo.

De repente, un portal se abrió en el cielo, y de él emergió una figura imponente. Era Seiya de Pegaso, su armadura brillaba con la luz de las estrellas.

- ¡Seiya!- exclamó Ikki de Fénix, apareciendo junto a él, su armadura de Fénix ardiendo en llamas- Parece que todos hemos llegado al mismo lugar.

A continuación, surgieron las demás figuras de los Caballeros de Bronce. Shun de Andromeda, con su cadena destellando, se deslizó suavemente hacia el suelo. Hyoga de Cisne, con su aura gélida, aterrizó con elegancia, mientras que Shiryu de Dragón, con su mirada serena, se colocó al lado de Seiya.

Saori Kido, la reencarnación de la diosa Atenea, apareció junto a ellos, su cosmos brillando intensamente.
- ¡Caballeros!- con voz firme- Es hora de cumplir con nuestro deber y proteger a este mundo.

Goku, con una sonrisa, miró a los Caballeros de Bronce- ¡Qué bien que los vea a todos! ¡Esta batalla será épica!

Vegeta, con su orgullo, agregó- Espero que estén preparados para darlo todo. No permitiré que nadie me opaque.

Piccolo, con su mirada penetrante, observó a los Caballeros de Bronce- Sus cosmos son poderosos. Serán un gran refuerzo.

Gohan, con una sonrisa amable, se acercó a Seiya- Soy Gohan. Es un honor luchar junto a ti.

Seiya devolvió la sonrisa- El honor es mío. Juntos, derrotaremos al mal.

De repente, un grito resonó por toda la montaña. Era Ichigo Kurosaki, blandiendo su Zanpaku-tō, Tensa Zangetsu- ¡Al fin alguien digno de mi Zanpaku-tō! ¡Prepárate para una pelea épica!- con un toque de arrogancia y confianza.

A su lado, Rukia Kuchiki, con su arco espiritual en mano, se preparó para la batalla. Su mirada reflejaba una determinación inquebrantable- Ichigo, la vida de muchas personas depende de nosotros- con un tono más serio y madura.

Orihime Inoue, con una sonrisa tranquilizadora, se acercó al grupo. Su aura espiritual brillaba intensamente- ¡No te preocupes, Ichigo! ¡Estaré aquí para curarte si te haces daño!- con ingenuidad y optimismo.

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