Einar Mackenzie se muda a Queens con la esperanza de superar su trágica pérdida. Pronto se da cuenta que volver a iniciar no es tan fácil como pensaba, mucho menos teniendo al famoso "Spider-Man" tras sus talones intentando arrestarlo y por supuesto...
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Einar se paseó por la habitación, mirando cada objeto, memorizando detalles. Era simple, pero mejor que el suyo. Estaba ordenado. Tenía figuritas de acción sobre la repisa, un montón de cajas de legos, posters de los Avengers decorando las paredes, reconocimientos por ser el mejor de la clase, demostrando su inteligencia y un aromatizante de canela que le caló la nariz.
Peter se había dejado caer sobre su cama, donde su computador estaba abierto encima con más hojas de papel y libros. Einar se detuvo en la mesita, había una fotografía de Peter y una mujer, debía ser la nombrada tía May. Era muy bonita y demasiado joven.
— ¿Einar? — llamó el muchacho. Einar hizo un ruido de afirmación mirando fijamente la imagen en el cuadro, donde Peter sonreía tan brillante — Eh... Ned llegará en cualquier momento, podemos empezar a hacer el reporte.
Alzó los hombros, girándose finalmente para sentarse sobre el colchón, separado del cuerpo de Peter por el computador.
— Ned y yo íbamos a utilizar legos para el modelo 3D — confesó el muchacho, sintiéndose avergonzado. Un ligero rubor cubrió sus mejillas y Einar lo observó más de la cuenta, poniéndolo nervioso —, pero puedes sugerir otra cosa si te parece ridículo, digo, tal vez es muy infantil y pienses que somos tontos con la idea, así que esta bien si tienes algo más que decir, te escucharemos, porque nuestras ideas igual son como que...
— Me da igual. — interrumpió.
Te escucharemos.
— ¿Eh?
— Legos o no, lo que sea está bien, solo dime qué hacer.
Peter asintió tímidamente, antes de empezar a teclear en la computadora. Einar no era aplicado, era malo en la escuela y nunca antes había tomado una tarea enserio, pero se esforzó. O lo intentó...
Terminaron boca abajo en el colchón, uno al costado del otro, con el computador enfrente, la mano de cada uno rozando el aparato. Llevaban unos cuantos minutos así, con Peter leyendo de vez en cuando en voz alta párrafos de un libro, Einar asentía y el castaño lo escribía, mientras él subrayaba lo que consideraba importante entre los pdf impresos.
— ¿Puedes hacer la introducción?
Debía decirle que no, que se jodiera. Quizás obligarlo a hacer la tarea y poner su nombre. Vamos, ni siquiera tenía que esforzarse, Peter se veía tan débil de corazón que seguro pondría su nombre sin pedírselo aunque no trabajara, ¿verdad? Pero los ojos asustadizos que lo miraron cuando chasqueó la lengua no le permitió negarse. Le extendió la hoja subrayada, acercándose hasta que sus cabellos se rozaron, Peter se tensó, tragando duramente. Y Einar lo entendió, estaba asustado de su presencia, incómodo, su expresión seria no aligeraba el ambiente.
