Me encontraba en la espesa selva del amazonas, llevo demasiado tiempo en este lugar
como para recordarlo y no creo que pueda sobrevivir por mucho tiempo, soy Rumi
Vilca una semidiosa hija de Pachamama una de las diosas del Tahuantinsuyo, vine con
un grupo a investigar los sucesos que estuvieron ocurriendo aquí en la selva, pero estos
fallecieron por alguna enfermedad transmitida por un insecto Sida creo, aunque no lo
puedo decir con certeza, pero como tal, no se tomaban su trabajo en serio, además
debido al alto riesgo de este lugar hubiera sido mejor si es que venía sola, los secretos
que guarda la selva no son algo que se pueda tomar a la ligera, tenía la habilidad de
controlar la tierra a mi favor como sentir las presencias a través de ella según mi padre
era la bendición de mi madre como también otros semidioses heredan cierta parte de
las habilidades de la divinidad, dejando de lado este tema, el objetivo que tengo que
llevar a cabo se trata de averiguar por qué los espíritus están tan inquietos y recuperar
un objeto sagrado del Tahuantinsuyo el tumi maldito una reliquia con el poder derrotar
a los dioses con solo una plegaria, pero lo que no entendía era por qué se creó y para quien a mi parecer era algo intrigante, por lo que me dirigía a uno de los espíritus más
chismosos de los lares, Yacumama, la madre del agua era la fuente de información más
precisa posible dentro de los conflictos espirituales.
Me encontré en un claro frondoso con un lago bastante bonito y cristalino, pronto del
lago empezó a surgir una serpiente bastante grande alrededor de ella nadaban algunos
peces, la gran serpiente me miró con sus ojos amarillentos, ella empezó a descender
hasta ponerse a mi altura.
- ¿Veo que has llegado querida tardaste bastante pensé que ya estarías en el otro mundo, pero supongo que todavía quieres la información no? –
- No te equivocas, aunque las cosas no son tan simples, ¿me pedirás algo a cambio no es así? –
-Ay querida no te preocupes por ese tipo de cosas más tarde me lo podrás pagar adecuadamente, pese a no ser uno de estos pececitos-
Los mire a ellos, sabía acerca de la "bendición" que te daba Yacumama al ser uno de
sus hijos, pero para mí era más una maldición al verte sellado en esa forma una vez
que firmabas el trato se cumplía hasta la eternidad, la mayoría de ellos eran
probablemente niños huérfanos, ya que no recibieron el amor de una madre,
Yacumama obviamente aprovecharía esto a su favor, cuantos más peces más
prolongaba su vida como espíritu.
-Bueno supongo que lo pensaré, pero necesito la información urgentemente, no tengo tiempo que perder-
-Ya que, bueno hace poco escuché que Tunche se encontraba cerca de una aldea de chamanes, Boutu sigue su tradición de estar en el lago Titicaca, pero he oído algo bastante perturbador al parecer uno de los espíritus tiene bajo custodia el Tumi, tú sabes las consecuencias que puede tener aquel que lo porte no solo para los dioses si no para todo el mundo, si los dioses mueren probablemente desaparecería el equilibrio-
-Por algo me encuentro aquí, gracias por tu apoyo en esto Yacu-
Luego de mis palabras volvió a entrar bajo el agua del lago, me di la vuelta para
dirigirme hacia la aldea de los chamanes, Tunche era el mejor espíritu que podía buscar
en estos momentos, debido a su contrato con Supay el dios de la muerte y el ukhu
Pacha básicamente el infierno en castellano, bueno eso se aplicaría para los limeños
engreídos de la costa, no tenía forma de ubicarme ya que la tecnología acá no
funcionaba, me rebaje a crear un poste de piedra y mirar hacia el horizonte, no estaba
muy lejos del sitio, empezó a oscurecer con la luna dándome su brillo, hice una
pequeña hamaca con las hojas de los árboles, me sentía cansada debido al duro viaje
que realicé pronto me dejé caer bajo la luz de Mamaquilla.
Mis ojos estaban siendo irritados por el sol que me caía a la cara, no tenía con que
lavarme la cara por lo que empecé a sobarme con mis brazos, seguía caminando con
camino hacia la aldea, quería comer algo decente al llegar allá no había comido algo
contundente durante todo el recorrido, pronto empecé a vislumbrar unos portones de
madera así que ahí estaba la dichosa aldea, cuando estuve a punto de entrar unos
guardias con lanzas me cortaron el paso.
-Por favor necesito entrar, tengo que hablar con su jefe, señores jeje-dije con una risa un tanto nerviosa.
Me miraron con unos ojos como si me estuvieran apuñalando, para luego dejarme
entrar de la nada, pensé que me retendrían allí por eones, suspiré para dirigirme algún
lugar para comer, sinceramente quería un caldo de mote o cuy frito, uno de esos no me
vendría mal para mi apetito, pero me conformaría con lo que habría de menú. Entre en
un pequeño local, llamado el 'asado selvático' el mesero me entregó una carta había
en su mayoría carnes asadas y otras cosas típicas de la selva, no era una gran fan pero
que se le iba hacer, pedí un chaufa amazónico era probablemente lo único que me
agradaba de la carta, cuando terminé de comer pagué la cuenta y dejé unas cuantas
monedas al mesero.
-Buenosupongo que es hora de visitar al viejo cascarrabias-
YOU ARE READING
Rumi Vilca y el Tumi Maldito
SpiritualRumi vilca es una joven semidiosa que se embarca en una aventura en las profundidades del Amazonas, descubre los secretos que aguarda este lugar