STUPID BOSS [Pavelpooh]

✧ Capitula 05 ✧

Maratón 2/5

—¿¡Qué diablos acaba de pasar, NARET !? —Pooh pregunta exasperado una vez se encuentran solos en la oficina del alfa.

Pavel lo mira detenidamente, pensando y analizando las palabras que había dicho
él hace unos minutos atrás. ¿Por qué lo había hecho? el alfa sabía que fue un simple impulso que lo orillo a crear aquella mentira delante de Lee y el abogado hemmawich

Tal vez se encontraba algo... Desesperado.

—¿Ahora resulta que estoy comprometido? joder, y no sólo eso ¡También resulta que soy su novio! ¿Me entiende? ¡Su novio! — pooh hizo una mueca de asco.

—¡Oye! — Pavel le miró mal—. ¡Muchos omegas quieren salir conmigo!

—¿Acaso cree que me importa? —el rostro del omega estaba rojo del enojo—. Necesito una explicación, ahora.

—Ven aquí — Pavel le ordenó, señalando que se posara justo al lado de él.

Con él ceño fruncido y maldiciendo por lo bajo, pooh se acercó.

—¿Qué? —dijo el omega—. Yo sólo quería
un trabajo con el cual mantener a mi hijo — dijo ocultando su rostro entre sus manos con clara frustración—. ¿Acaso cree que soy un omega tonto?

—No, yo creo que eres un padre omega sexy —dijo el alfa sin pensar, ganándose una mirada incrédula por parte del omega.

—Lo digo en serio... ¿Qué se fumó? — preguntó, ganándose ahora un bufido por parte del alfa.

—Necesito que me hagas un favor —dijo el alfa, ignorando la anterior pregunta hecha por parte del omega.

Pooh alza una ceja y lo mira acusadoramente.

—¿Qué favor?

—Necesito que finjas ser mi pareja —dijo sin rodeos.

—Señor...— ahora Pooh le miró con falsa preocupación— ¿Qué consumió? ¿Necesita ir al hospital? ¡Porque está quedando loco!

—Estoy hablando en serio — pavel le mira molesto—. Sólo serán por unos meses...

—Esto es una broma... ¿No es así?

—¿Acaso me ves con cara de andar bromeando? —respondió frustrado—. Créeme qué no te pediría esto si no fuera importante. Mi posición en esta empresa está en juego y necesito presentar una pareja a mi familia este próximo martes, si no... Todo mi esfuerzo y trabajo se irá a la mierda.

—¿Y no hay nadie más que pueda ayudarlo? —pregunta el omega mordiendo nervioso sus labios.

—Eres realmente en el único omega que confío... —dijo sincero—. Por favor...

Por favor... Oh cuanto le costó decir aquello. —No lo sé... Señor esto, uhg...

—Si aceptas... Te dejaré llevar a tu hijo a su primer día de clase ¡incluso puedes tomarte el día! sólo cambia la cita con mis padres al martes.

Sólo por unos meses...

Pooh muerde su labio inferior pensativo, no perdía nada fingiendo ser el novio del estúpido de su jefe y, además, podría cumplir con la promesa que le hizo a su hijo.

Todo era por su hijo, su pedacito de cielo, su pequeño.

—¿Qué tengo que hacer? —pregunta el omega derrotado.

Pavel sonríe y aplaude satisfecho.

—Fingiremos ser una pareja, haremos y actuaremos como una frente a mi familia y al ojo público —explica—. Y ya fuera de ello seguirás siendo mi tonto asistente.

—De acuerdo — Pooh rueda los ojos e ignora la parte de “tonto”—. Sólo le diré que tengo un hijo y no lo dejaré siempre al encargo de mi cuñado, es mi responsabilidad. Y no sólo porque usted necesita fingir algo yo ocultaré a mi hijo ante su familia... Usted se metió en esto, usted se atenta a las consecuencias —Dijo el omega con firmeza.

Pavel sin formular palabra, siguió con la vista al omega quien salía de su oficina a pasos firmes, deteniendo su mirada en la lindas piernas del omega, centrando sus ojos en ese magnífico trasero que se cargaba su asistente. ¿Qué le pasaba? no lo sabía, pero de alguna manera el pomposo trasero que veían sus ojos no dejaban de llamar su atención.

Apartó todo pensamiento y negó para después formular unas palabras antes
de que su asistente saliera por completo
de su oficina. Este simplemente le miró
con su característico ceño fruncido y su extrañamente adorable puchero adornando sus carnosos labios.

—Te quiero el martes a primera hora —le dijo el alfa mirándole con un extraño brillo en sus ojos —Conocerás a tus suegros, amor.

Dijo el alfa de manera divertida y sonrió al escuchar un “pudrase, señor Natet” por por parte de su encantador, tonto y único asistente.

Tal vez esto no será tan malo.

Pensó el alfa viendo la gran ciudad desde el enorme ventanal de su oficina.