La gente suele mirarme y ver una chica risueña, amable, certera… También en términos escolares, un tanto perfeccionista y responsable a más no poder. Yo me describiría como alguien romántica, amante de la música que hace resonar tu corazón y los sentimientos fuertes, aunque odiando aquellos que te dejan con incertidumbre.
Estoy fielmente casada con los corazones gentiles y puros, aquellos que no tienen ni la más mínima idea de un primer amor. También de todas esas actitudes especiales que plasman un recuerdo inolvidable en la vida de alguno, en buen sentido.
Soy romántica en espíritu y ser; me gusta decir que soy amorosa, un poco inquieta, pero a su vez tranquila y serena y hasta cierto punto llego a ser misteriosa.
He hecho miles de cosas, tanto buenas como malas, he hecho tantas cosas que no creo en el bien y el mal como una selección definitiva en el alma de las personas. No lo digo como justificación, una persona mala puede ser también buena y una persona buena puede ser también mala, aunque prefiero el término “neutro”.
Soy hija de una familia de clase media, la cual goza de estudios superiores la mayoría en medicina y ciencias naturales. Una familia unida a la crianza cruda y de mano fría que te llena las manos de sangre y la garganta de desgarros si es que haces algo mínimamente mal. Aun así, puedo decir orgullosamente que hasta cierto punto mi familia es la mejor.
Mi nombre es Fram Cruz, tengo 16 años y siento que ya he vivido demasiado.
