Capítulo 2 En las Sombras

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- Aria Rodríguez -

Mis manos se mueven de forma sincronizada con el caminar de la multitud a mi alrededor, entran y salen de las carteras de las personas para volver a mi bolsillo. Cruzo camino con mi compañera para entregarle una parte de lo que he tomado, es un encuentro rápido y sin mucha conexión. Mientras vuelvo a caminar con la multitud fijo mi próximo objetivo, es un hombre, observo el reloj en su mano derecha y la billetera en su bolsillo trasero.

Siento mi pulso aumentar conforme me acerco al señor, algo en el aire me advierte que dé marcha atrás, que con lo que tengo es más que suficiente.

- ¡Mierda! Fíjate por donde vas mocosa. – me insulta por estrellarme contra el – ¿A quién le perteneces? – me pregunta mientras agarra mi mano izquierda.

- Fue un accidente estúpido y metete en tus asuntos. – suelto mi mano izquierda y le choco el hombro para empezar a caminar en sentido contrario en el que va él.

Mientras me alejo busco con la mirada a Carolina, apenas la encuentro hago contacto visual con ella, su mirada me demuestra que presenció mi pequeña discusión con el hombre y sé que me espera un par de sermones camino a casa. Combato su mirada dura con una sonrisa mientras levanto mi mano derecha para que vea el nuevo accesorio que conseguí, mi mano izquierda reposa en mi bolsillo derecho puedo sentir la billetera del señor con mi pulgar lo que ocasiona que mi sonrisa y orgullo crezcan.

-Nada mal Aria, creo que oficialmente nos sacamos la lotería. – expresó Carolina con entusiasmo- Ahora Cuéntame, ¿Cómo era él? – voltee los ojos ante su ridícula pregunta.

- Amo los viernes por que el zoco siempre está full. - comenté con una sonrisa mientras pasaba un brazo por encima de sus hombros – Además de que sirve que sea guapo si lo robé en un abrir y cerrar de ojos. – Hable con burla mientras alagaba mi hazaña.

El Zoco es el único lugar que los hermanos Vonrath no han podido modificar, es el recuerdo constante que estamos divididos por dos visiones tan distintas que causan nuestra misma destrucción, él no es más que un extenso pero antiguo puente que conecta el reino de Aldric con el de Leander. Con el tiempo se convirtió en el bazar más grande de nova y la atracción principal para las personas de ambos reinos, es la entrada principal de ingreso para muchas personas incluyéndonos a nosotras.

El silencio nos acompaña rumbo a la salida, abandonando así la multitud y el alboroto que se produce dentro del bazar. En la salida los guardias escanean nuestras muñecas, marcando nuestra salida del bazar y nuestra entrada al territorio del rey Leander en sus pantallas. Dirijo mi mirada hacia atrás una última vez solo para chequear que nadie nos esté siguiendo, mientras escaneo la multitud mi mirada choca con la de un hombre.

Es el hombre que acabo de robar y solo está ahí viéndome con una sonrisa plasmada en su rostro, no me quedo atrás y le devuelvo la sonrisa mientras levanto mi mano derecha, pero en vez de saludarlo le muestro mi dedo medio. Dirige su mirada a su muñeca y luego a la mía para luego proceder a reírse, Carolina baja mi mano derecha y me jala para retirarnos completamente de la salida.

¿De qué se ríe ese tarado? Le acabo de robar y su primera reacción es reírse, ¡Rarito!

- ¡Carla, ya llegamos! ¿Dónde estás? – pregunté mientras cierro la puerta, esta desgastada y produce un chirrido irritante al tratar de cerrarla. No recibo respuesta por parte de carla así que le indico a Carolina que revise arriba. 

¿la luz de la cocina esta prendida?

No doy más de 5 pasos en dirección a la cocina cuando ya me encuentro corriendo a apagar la estufa, retiro con rapidez la olla de arroz quemado y la pongo en el lavandero para encargarme de esa situación después. Toda la habitación está hecha un desastre, algunos gabinetes están abiertos de par en par, otros simplemente destrozados. Mi pulso vuelve a dispararse por segunda vez cuando escucho el grito de Carolina arriba.

- ¡Aria Ayúdame! – corro hacia las escaleras subiéndolas de dos en dos, impulsándome con el pie derecho en el último escalón para agarra impulso.

El cuarto de Carla esta al final del pasillo y se encuentra igual o en peor estado que la cocina, todo está destrozado, hasta el colchón de la cama está roto desde un extremo a otro. Mis ojos conectan con los de Carolina y puedo sentir como por unos segundos dejó de respirar, mi pulso tiembla levemente cuando mi respiración se vuelve inestable.

- ¡Mierda! ¿¡Qué demonios pasó!?- Avanzo hacia Carolina con la mirada fija en el cuerpo de Carla, se está desangrando en los brazos de Carolina – Mantén presionada la herida, yo buscare en el baño un par de vendas- La mano de carla agarra mi brazo llamando mi atención, acerco mi oído a su boca en busca de escuchar lo que me tiene que decir.

- Ellos van a volver, ¿Aria sabes donde mi maletín? – Asiento con los ojos llorosos y la respiración acelerada -Tómalo y salgan de aquí, el no descansara hasta encontrarlas.

- ¿Quién nos está buscando Carla? –aprieto su mano, mientras la miro a los ojos. Un estruendo en la parte de abajo nos pone a ambas alertas.

- ¡Carolina! Toma el maletín y salgan por la ventana del baño yo veré si puedo darles tiempo – Carolina reacciona inmediatamente ante las palabras de carla, arrastrándome con ella hacia el baño y cerrando la puerta cuando entramos.

- ¡Aria, mírame! Necesito saber dónde está el maletín – Un segundo estruendo me hizo reaccionar. Abrí el gabinete del baño y agarre el par de gazas, le entregue una a Carolina mientras que la otra la utilice para amarar la manija de la puerta con el lavamanos, dándonos así más tiempo para escapar.

Podía escuchar sus pisadas, cada pisada hacia rechinar la madera de los escalones. Volteé una última vez hacia la puerta anhelando regresar y sacar a Carla de ahí, pero sabía que era imposible. Fue la última vez que escuche su voz.

Salté del techo para caer en el pequeño jardín trasero, divisé el pequeño pino y moví un par de piedras. Carolina bajo del techo justo cuando saque el maletín para después salir por la puerta trasera. Nuestra única opción era perdernos entre la gente del bazar hasta que se fueran y eso hicimos.

Siempre terminamos en el bazar y el día que el caiga nosotras caeremos con él.  

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