𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈

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SONG: LITHIUM |EVANESCENCE|

Tyneham, 14 de agosto, 2017

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Tyneham, 14 de agosto, 2017.

En el pequeño y aislado pueblo de Tyneham, un lugar atrapado en el tiempo y envuelto en un aire de misterio y tradición vivía Lando, un joven de dieciocho años que llevaba una carga demasiado pesada para su corazón. Tyneham, con sus casas de piedra envejecida y sus calles serpenteantes, parecía un lugar sacado de otra época, donde las campanas de la iglesia aún marcaban el ritmo de la vida cotidiana y las miradas curiosas de los vecinos vigilaban cada paso.

Para Lando, Tyneham no solo era su hogar, sino también una prisión invisible. La belleza tranquila del pueblo no lograba atenuar la tormenta interna que lo consumía. Desde hacía meses, una verdad ardía en su interior, una verdad que no sabía cómo enfrentar: era gay. Cada día, esa realidad se volvía más insoportable, una sombra que oscurecía incluso los momentos más simples de su vida.

Las noches eran las peores. En la soledad de su habitación, Lando se encontraba luchando contra un torbellino de emociones. El enojo, la tristeza y la ansiedad se mezclaban en su pecho, formando un nudo que parecía imposible de desatar. Se sentía enojado consigo mismo por no ser capaz de vivir su verdad abiertamente, triste por el rechazo que anticipaba y ansioso por la incertidumbre del futuro. Cada intento de imaginarse confesando su secreto a sus padres terminaba en un abismo de miedo y desesperación.

Sus padres, devotos religiosos con pensamientos arraigados en tiempos antiguos, eran la personificación del conservadurismo de Tyneham. La casa familiar estaba llena de crucifijos, imágenes de santos y la constante presencia de sermones y rezos. Cualquier desviación de lo que ellos consideraban "normal" era vista con desprecio y desdén. Lando había escuchado en más de una ocasión sus opiniones condenatorias sobre la comunidad LGBT, opiniones que perforaban su corazón como flechas envenenadas.

Una tarde, después de una larga caminata por los campos que rodeaban Tyneham, Lando se detuvo en la cima de una colina, donde podía ver el pueblo extendiéndose bajo el cielo gris. Las lágrimas brotaron sin control mientras el viento acariciaba su rostro. Se sentía atrapado entre dos mundos: el mundo exterior que lo atraía con promesas de libertad y aceptación, y el mundo familiar que lo mantenía encadenado con expectativas y dogmas rígidos.

—¿Por qué tengo que ser así? — murmuró entre sollozos, su voz perdiéndose en el viento. La pregunta no tenía respuesta, y eso solo aumentaba su angustia. ¿Cómo podía explicarles a sus padres que su amor no era una abominación, sino una parte esencial de quién era? ¿Cómo podía enfrentarse a su juicio y su rechazo?

De regreso a casa, la vista de sus padres en la sala, rezando juntos, le produjo una mezcla de consuelo y terror. El hogar, que siempre había sido un refugio, ahora se sentía como una trampa mortal. La devoción de sus padres, que alguna vez le había parecido admirable, ahora se interponía entre él y su felicidad.

Esa noche, mientras cenaban en silencio, Lando sintió que el peso de su secreto se hacía insoportable. Sus manos temblaban al sujetar el tenedor y apenas podía tragar la comida. El sonido del reloj en la pared marcaba el tiempo, un recordatorio constante de su indecisión.

Finalmente, su madre rompió el silencio. —Lando, te ves tan preocupado últimamente. ¿Hay algo que quieras decirnos?

El corazón de Lando latía con fuerza. Miró a sus padres, sus rostros llenos de preocupación y amor, y sintió que las palabras se atoraban en su garganta. —Yo... hay algo que debo decirles, — comenzó, pero al ver la expresión de anticipación en sus rostros, el miedo lo paralizó. —No, no es nada. Estoy bien.

Sus padres intercambiaron miradas, pero no insistieron. Para Lando, esa noche fue una derrota más en su lucha interna. Sabía que no podría seguir así para siempre, pero en ese momento, la montaña que tenía que escalar para ser libre parecía demasiado empinada y peligrosa.

Con el tiempo, Lando aprendería que la verdadera valentía no consiste en no tener miedo, sino en enfrentarlo a pesar de todo. Pero en Tyneham, el joven solo podía ver la oscuridad que lo rodeaba, esperando el día en que pudiera encontrar la fuerza para enfrentar su verdad y, finalmente, ser libre.

Sin saber que lalibertad vendría de la mano con la crueldad.

Sin saber que lalibertad vendría de la mano con la crueldad

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𝐒𝐚𝐜𝐫𝐢𝐟𝐢𝐜𝐞 |𝐋.𝐍. 𝐒.𝐏|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora